Editorial LA GACETA: Responsabilidades compartidas para no ser sucios

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En la capital tucumana se calcula que todos los días los pobladores producen unas 600 toneladas de basura. Hoy es cuando más generamos. El lunes es el peor día quizás porque se acumula lo que quedó del domingo. Por eso los lunes el promedio pasa de 600 a 750 toneladas promedio. Cada habitante de la provincia, usted lector, hoy va a producir aproximadamente un kilo de basura. Lo impactante es que el 65% del total descripto es recolectado y recibe, a posteriori, el tratamiento de relleno sanitario correspondiente. De esta simple afirmación que le pertenece al Observatorio Nacional para la Gestión de Residuos Sólidos Urbanos, se desprende que hay un 35% de basura que no tiene destino. Eso significa que termina engrosando los basurales a cielo abierto. Es muy difícil que un habitante de la provincia que se mueve con asiduidad no encuentre en el camino algún basural. Recientemente, un vehículo de LA GACETA que viajaba al Sur pasó por el camino de salida a Lules que desemboca en la autopista con dirección Sur y se encontró en medio de esas pequeñas curvas con un basural.

En un informe elaborado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) –publicado oportunamente en LA GACETA- la especialista Carolina Monmany Garzia hizo una advertencia que necesita ser escuchada. La investigadora calcula que existen por lo menos 40 basurales a cielo abierto y cada uno de ellos cubre aproximadamente una hectárea o más.

Los basurales son una foto de la ciudad o de la provincia.

Encontrarse con ellos en el lugar al que uno viaja es una carta de presentación desagradable. Pero aún es peor la sensación que le queda al visitante o al propio ciudadano de la provincia.

Una vivencia que suele repetirse es la llegada de algún visitante conocido o de algún tucumano que hace mucho que no viene y que terminan hablando muy mal de Tucumán por los basurales que se les aparecen.

Estos sucesos dan vergüenza y dejan al descubierto a las autoridades. Sin embargo, lo más preocupantees que esos basurales se ven engrosados por residuos plásticos que son contaminantes silenciosos y acumulativos. Ellos producen enfermedades respiratorias y en la piel y, por lo tanto terminan dando a los pobladores una baja calidad de vida.

Los expertos recomiendan usar botellas o vasos reutilizables. Utilizar bolsas de compras que también sean reusables. Se fomenta también el compostaje. Esto implica un pequeño esfuerzo y la utilización de una zona del jardín o macetas, pero los aportes son muy importantes. Hay muchos más. Casi para cada producto que se desecha se puede encontrar alguna forma de disminuir la basura o de reciclarla.

Lo importante es descubrir que en cada basural hay una responsabilidad compartida entre el ciudadano y la autoridad que tiene que hacer cumplir el control.

Del respeto mutuo se puede tener una sociedad que ayude a tener una mejor calidad de vida para todos.

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