LA GACETA en el Mundial Qatar 2022: Las figuras, las tácticas, las virtudes y los defectos: así juegan los cuatro semifinalistas

LA GACETA en el Mundial Qatar 2022: Las figuras, las tácticas, las virtudes y los defectos: así juegan los cuatro semifinalistas

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El Mundial tiene su póker de candidatos y en cuestión de horas saldrán a la cancha en procura del anhelado pasaje a la gran final. Francia y Croacia están ante la oportunidad de reeditar la definición que protagonizaron hace cuatro años en Rusia, mientras que la Argentina de Messi alimenta el sueño del “tri” y Marruecos conmueve al planeta fútbol con su sorprendente actuación. ¿Qué tiene cada uno para aspirar a la conquista de la Copa? ¿Qué es lo mejor que han mostrado hasta el momento? ¿Cuáles pueden ser sus puntos flacos? En el desarrollo, punto por punto, van aflorando esos detalles.

Argentina

La campaña: cuatro ganados (uno por penales, a Países Bajos, el resto a México, Polonia y Australia) y uno perdido (el debut ante Arabia Saudita). Fue primero del Grupo C.

El mejor momento: la convincente actuación contra los polacos, con amplio dominio de punta a punta; y el tiempo suplementario frente a Países Bajos, cuando el equipo se repuso del agónico empate rival y se lo llevó por delante creando cinco situaciones de gol.

El peor: la muy mala tarde contra los árabes, pagada con una impensada derrota; y el desconcierto en el que cayó durante los últimos 19 minutos del tiempo reglamentario ante los “naranjas”, lapso en el que le igualaron un partido que parecía definido.

La figura: Lionel Messi, no sólo del equipo, también del Mundial. Hasta aquí viene dando lo que se esperaba de él, sin lucir la mejor condición física. Está muy cerca del momento que siempre soñó, con la Copa entre sus manos.

La táctica: ha sido elástica y por lo general dependiendo de la presencia de Ángel Di María. Cuando él juega, es un 4-4-2 o 4-3-3, de acuerdo con los movimientos de Messi. Sin Di María se transforma en un 5-3-2, el esquema favorito del cuerpo técnico.

El conductor: Lionel Scaloni, debutante en la dirección técnica nada menos que en la Selección nacional. Ha sabido llevar adelante una profunda renovación del plantel y logró el primer título para el fútbol argentino después de casi 30 años, la Copa América. Es un DT joven (44 años), cercano a los jugadores y respaldado en un grupo de trabajo de congeneracionales (Aimar, Samuel, Ayala).

El arquero: “Dibu” Martínez volvió a hacer historia en una definición por penales y también fue decisivo con una atajada póstuma y brillante en octavos de final, ante Australia. Contra Arabia y Países Bajos se dio una situación idéntica: le llegaron dos veces y le hicieron dos goles, un tema que no lo deja tranquilo.

La defensa: Molina y Acuña cubren los laterales, pero Montiel y Tagliafico son permanentes reemplazos. “Cuti” Romero y Otamendi se entienden a la perfección, y cuando se arma la línea de cinco se suma Lisandro Martínez. Los nombres y los sistemas están claros.

El medio campo: Alexis Mac Allister y Enzo Fernández llegaron como suplentes y hoy son titulares inamovibles. La lesión de Rodrigo De Paul, el corazón del equipo, puede mover las piezas y habilitar el reingreso de Leandro Paredes. A Scaloni las dudas se le disiparon con el correr de los partidos; encontró a los protagonistas sobre la marcha.

La delantera: Julián Álvarez, que juega, se sacrifica y hace goles, le quitó el puesto a un Lautaro Martínez que no se encuentra. Di María iba de menor a mayor hasta que se lesionó; se lo espera con ansias para lo que viene. Claro que aquí la clave y la llave del éxito se llama Messi.

El fundamento: alrededor de Messi se armó un equipo que por momentos juega bien, pero también cae en pasajes confusos que lo han puesto en riesgo. Del equilibrio que encuentre dependerán sus posibilidades. Ansias de protagonismo y ambición le sobran.

Croacia

La campaña: tres ganados (dos por penales, a Japón y a Brasil, y el restante a Canadá) y dos empatados (con Marruecos y con Bélgica). Fue segundo en el Grupo F.

El mejor momento: la actuación contra los brasileños en cuartos de final, un partidazo que planteó de igual a igual, para recuperarse de una desventaja en el segundo suplementario e imponerse después por penales.

El peor: contra Marruecos y Japón estuvo cerca de perder; tampoco fue para destacar el 0 a 0 con Bélgica.

La figura: Luka Modric, capitán, dueño del equipo y líder futbolístico. El crack que a los 37 años corre como si tuviera 25. Un jugador completo que además tiene la motivación de ir por el único título que le falta.

La táctica: se siente muy cómodo con el 4-5-1, manteniendo una referencia de área y soltando a los volantes para atacar. El dibujo le brinda a la vez mucha solidez en el fondo.

El conductor: Zlatko Dalić había tomado a la selección muy poco antes de Rusia 2018 y en forma sorprendente la dirigió hacia la final. Ahora, con un conocimiento mucho más extenso y profundo de sus hombres, apeló a la “vieja guardia” y todo le está saliendo redondo. Su premisa es el orden, para proyectar desde allí un juego veloz y preciso, de movimientos en bloque. Cuenta con los jugadores para lograrlo.

El arquero: sería un error considerar a Dominik Livakovic un mero atajapenales. Es cierto que fue el héroe de la clasificación contra japoneses y brasileños, pero hay que ver el Mundial en su conjunto para entender por qué es gran figura de la Copa. Está listo para dar el salto del Dínamo de Zagreb a un grande europeo.

La defensa: junto al experimentado Dejan Lovren en el centro de la defensa brilla una de las revelaciones del torneo: Joško Gvardiol, el enmascarado zaguero de 20 años que pretenden ya mismo de la Premier League. En los laterales están firmes Juranovic y Sosa.

El medio campo: es la mayor fortaleza de Croacia, un batallón experimentado que corre, quita, piensa y juega. Alrededor de Modric se mueven Brozovic, Kovacic, Pasalic y Perisic. Un quinteto listo para atacar y para defender, que a Brasil logró inmovilizarlo y preocuparlo.

La delantera: Andrej Kramaric es punta y referencia, bien metido entre los defensores rivales. Buen cabeceador, sin ser un goleador de elite es de temer.

El fundamento: “Brasil es el favorito, no tenemos nada que perder”. “¿Argentina? No le tememos a nadie”. Las frases del DT Dalic hablan a las claras de cómo afronta Croacia los partidos. No suele ser el favorito y al final termina celebrando. Esa fortaleza como equipo lo torna peligroso. Le está faltando más picante a su ofensiva, hasta aquí apeló a los penales para pasar.

Francia

La campaña: cuatro ganados (a Australia, Dinamarca, Polonia e Inglaterra) y uno perdido (con Túnez). Fue primero en el Grupo D.

El mejor momento: a excepción del encuentro con Túnez, en todos los demás exhibió pasajes de gran fútbol. Además va de menor a mayor y frente a los ingleses protagonizó el mejor partido del Mundial.

El peor: justamente, ya clasificado, alineó suplentes contra Túnez y lo pagó con una derrota que no estaba en los planes. Varios de quienes actuaron ese día mostraron que están lejos del nivel de los titulares.

La figura: Kylian Mbappé. Va por su segundo título mundial y esa motivación está traduciéndose en notables actuaciones. Los ingleses lo marcaron muy bien y no lo dejaron brillar, pero mantiene su condición de principal arma ofensiva del defensor de la corona.

La táctica: un 4-3-3 netamente definido, que no se altera más allá del resultado. Para que funcione es clave el retroceso y la aplicación para marcar de los de arriba, en especial de Dembelé y de Mbappé.

El conductor: Didier Deschamps. Junto al brasileño Mario Zagallo y al alemán Franz Beckenbauer comparten la condición de doble campeón: como jugador y como DT. Pero ahora va por más, ya que en la historia de los Mundiales sólo el italiano Vittorio Pozzo fue un entrenador bicampeón (1934 y 1938). Deschamps quiere romper todos los récords. Cuenta con excelente materia prima y le da el mejor uso; sus equipos son ofensivos y siempre apuestan por dar espectáculo. 

El arquero: Hugo Lloris, es además el capitán del equipo. Lo suyo pasa por la sobriedad y la seguridad; es un líder que transmite confianza y un arquero muy completo.

La defensa: Koundé-Varane-Upamecano-Theo Hernández. Sale de memoria. Hernández sube más que Koundé; mientras que en el centro el que marca los tiempos es Varane. Upamecano, de buen manejo, aporta salida limpia.

El medio campo: hasta aquí no hay motivos para extrañar a los lesionados Kante y Pogba. Sus reemplazantes, Rabiot y Tchouameni, son grandes figuras en el ida y vuelta. Es clave en esta zona el aporte de Griezmann, que está en toda la cancha, recuperando pelotas y de repente armando la ofensiva. Hay mucho sacrificio y mucho fútbol aquí, esto explica gran parte del éxito.

La delantera: Dembelé y Mbappé perforan a los rivales por los costados y Giroud está haciendo los goles que parecían reservados a Benzema, otro lesionado. Este trío es el más peligroso del Mundial.

El fundamento: de los cuatro clasificados a semifinales Francia es el que mejor juega y, por ende, el gran candidato. Al equipo campeón de 2018 le agregó juventud y mayor capacidad para manejar los partidos. Pero cuando lo atacan deja flancos, está lejos de ser invulnerable. Inglaterra estuvo a un penal (errado) de llevarlo al suplementario.

Marruecos

La campaña: cuatro ganados (uno por penales, a España, el resto a Bélgica, Canadá y Portugal) y uno empatado (con Croacia). Fue primero en el Grupo F.

El mejor momento: fueron varios, desde la victoria sobre Bélgica en la fase de grupos al fútbol que desplegó para dejar fuera de la Copa a españoles y portugueses, a priori los favoritos.

El peor: fueron más bien pasajes en distintos partidos, cuando se descuida al intentar cambiar por golpe, que una actuación global negativa. España estuvo a punto de vencerlo en el suplementario, con un agónico remate que rozó un palo.

La figura: Achraf Hakimi, tiene que ver sobre todo con su jerarquía a nivel de Champions y su presente en Paris Saint Germain. Un lateral completísimo, encargado de desnivelar varios partidos con sus subidas, y también clave por el ascendiente sobre sus compañeros.

La táctica: un 4-4-2 de lo más elástico, que pasa a 4-5-1 de acuerdo con la marcha del partido. No suele marcar con cinco en el fondo.

El conductor: Walid Regragui. Nunca dirigió fuera de su país, salvo un brevísimo paso por el fútbol qatarí. Conduce a la selección desde hace un puñado de meses, tras la destitución del bosnio Vahid Halilhodzic, y contra todos los pronósticos dotó al equipo de una identidad batalladora, sumada a la calidad técnica de sus hombres. Regragui puso énfasis en consolidar el orden que le estaba faltando a Marruecos. Así, por primera vez, un conjunto africano llegó a la semifinal de un Mundial.

El arquero: Bono venía respondiendo de manera excepcional en la fase de grupos y dio el golpe definitivo en la tanda de penales contra España. Luego, el arquero de Sevilla volvió a lucirse contra los portugueses. Es clave.

La defensa: una línea de cuatro tradicional, muy aplicada y dispuesta al permanente roce físico. En el centro se ubican El Yamiq y Saiss, y por los laterales se mueven Hakimi (gran carta ofensiva) y Attiyat Allah, el único que actúa en la liga marroquí.

El medio campo: Amrabat no sólo aporta quite y equilibrio; se ha destacado como el espíritu de Marruecos. Un pulpo todoterreno, eje de la línea que integra junto a Ounahi, Amallah y Boufal. Van y vienen, con mucha capacidad de marca, pero también destacados por el buen pie. Al moverse en bloque con los cuatro del fondo hacen del marroquí un equipo muy compacto.

La delantera: el salto de En-Nesyri para superar la mala salida del arquero portugués terminó con la pelota en la red y el pueblo marroquí celebrando en las calles. Al punta lo acompaña el talentoso Hakim Ziyech, hombre de Chelsea que gambetea y rompe por afuera. La dupla viene complementándose a la perfección.

El fundamento: de los cuatro semifinalistas es el de menos historia mundialista; y a la vez es que está escribiendo una página nueva e impactante. La motivación de Marruecos es descomunal, al igual que el aliento con el que lo empuja su masiva hinchada. Es un equipo generoso y eso suele costarle dolores de cabeza, pero está en su naturaleza ser ofensivo. Así llegó donde nadie lo imaginaba; ¿por qué cambiar?

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