“Sólo nos han enseñado a negar las emociones; no a gestionarlas”

“Sólo nos han enseñado a negar las emociones; no a gestionarlas”

Hugo López, presidente de la Asociación Argentina de Coaching Ontológico, habló con LA GACETA. Cambios en el mundo y necesidades.

PARAR PARA REFLEXIONAR. Hugo López resalta el impacto que tuvo la pandemia en un mundo vertiginoso. PARAR PARA REFLEXIONAR. Hugo López resalta el impacto que tuvo la pandemia en un mundo vertiginoso.

El mundo cambia constantemente y nos obliga a replantearnos, día a día, nuestras responsabilidades, decisiones y metas. En este camino de autodescubrimiento, son los coaches ontológicos los que con -cada vez- más asiduidad prestan asistencia y guían a personas y a empresas. “Lo que se busca es expandir el potencial ontológico; todo aquello que tenés para dar pero no desarrollás”, resume Hugo López, coach y presidente de la Asociación Argentina de Coaching Ontológico Profesional (Aacop). De visita por Tucumán, charló con LA GACETA sobre la importancia de las emociones, las decisiones en la vida diaria y el nuevo rol de liderazgo en las empresas.

- Vivimos momentos convulsionados. ¿Cuál es el aporte que hace el coaching a esta realidad?

- Venimos preparados para un mundo binario, de blanco y negro. Ese mundo, de alguna manera, nos daba ciertas certezas, y no había tantas incertidumbres, o si habían eran más predecibles. Pero la pandemia marcó un hito, e hizo que ese cambio que empezamos a experimentar sea más vertiginoso; y ya no hay vuelta. Si (el cambio) no nos encuentra preparados para hacernos cargo y para dar respuesta a ese nuevo mundo, probablemente nos termine devorando. Ahí es dónde aparece la necesidad de las personas de encontrar las respuestas que no han encontrado por canales tradicionales. En un mundo cada vez más vertiginoso, y aunque es paradójico, muchas personas han encontrado la necesidad de parar para reflexionar.

- ¿Por qué ha crecido el interés en estudiar para ser coach?

- Lo vemos y la sentimos como la profesión del futuro, o del presente, porque ya es muy requerida en el mundo organizacional y en el personal. Es una profesión que te desafía a vos mismo y a los paradigmas que te están haciendo pensar. El coaching genera el bien saber, entendido como un saber funcional a los compromisos que la persona tiene, y a su bienestar.

- Lo que buscan en las sesiones es alcanzar una meta o cambiar una realidad. ¿Cómo tomamos decisiones en un mundo así?

- La pregunta sería cómo no tomar decisiones en un mundo como este. Si el mundo cambia constantemente, vas a necesitar más decisiones; cuando el mundo era uno, blanco y negro, la decisión que tomabas te duraba años. Hoy, en cambio, la decisión es para un mundo que cambia mañana...

- ¿También ha cambiado la concepción sobre las emociones?

- En ese mundo binario, nosotros habíamos aprendido que éramos seres racionales, que cada tanto se emocionaban. Ahora las neurociencias han demostrado que no sólo estamos 24 horas y siete días a la semana emocionados, sino que somos seres emocionales que razonamos. Y eso cambia muchísimo la ecuación, porque la emoción pasa a ser predominante en la toma de decisiones. La ciencia ha demostrado, de hecho, que la gente toma decisiones desde la emoción y para una emoción. Debemos empezar a incluirlas en los programas educacionales. Sólo nos han enseñado a negar las emociones; no a moverlas o a gestionarlas. Nadie nos ha enseñado a definirlas como emociones que abren o cierran posibilidades para la acción.

- ¿Qué importancia tienen las declaraciones?

- La declaración genera una nueva realidad. También hay afirmaciones y juicios, que en cambio sólo describen la realidad en la que estoy. Lo que cambia el mundo es el acto lingüístico de la declaración; es lo que hace que aparezca en el mundo algo que de otra manera no hubiese aparecido.

- El coaching hace énfasis en el liderazgo positivo y trabaja con las empresas. ¿También ellas revén su rol hoy?

-Algunas lo vieron muy temprano y se adelantaron un tiempo; otros se tuvieron que rendir a lo que estaba sucediendo y lo que da resultado, y hay otros que se siguen resistiendo. Creo que la pandemia también cambió el rol del líder: el gerente clásico, el que pasaba por tu espalda a hacerte sentir tu presencia, se esfumó con el home office. Y tuvieron que migrar a un modelo de liderazgo diferente, porque la necesidad era latente: un liderazgo en el que el líder trabaja con la gente y no al revés. Además, no gestiona por emergente, sino que tiene una visión clara de lo que quiere que suceda. Las empresas lo empezaron a ver, y hay muchas que ya implementaron procesos de transformación organizacional, entendiendo que todo lo que se haga por las personas impacta en los resultados.

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