Guardianes de una memoria
1971. Así funcionaba el Archivo. Aparecen Hermes Mancinelli y Juan Martínez Castro, hermano de Tomás Eloy Martínez.  1971. Así funcionaba el Archivo. Aparecen Hermes Mancinelli y Juan Martínez Castro, hermano de Tomás Eloy Martínez.

El Archivo de LA GACETA es el repositorio más consultado de Tucumán en lo que respecta al siglo XX. En nuestras estancias conservamos material de diversa índole: un banco de imágenes con más de un millón de fotos, dibujos y gráficos; una gigante enciclopedia de datos organizada por Ramón Leoni Pinto, historiador y pieza fundamental del Archivo; la recientemente donada Colección del Dr. Carlos Páez de la Torre (h), con una biblioteca exquisita y documentos originales, donde no faltan reliquias locales y trabajos del gran historiador y periodista (que esperamos abrir pronto para su consulta). Aun con toda esta riqueza, la Hemeroteca es el corazón del Archivo, pues son los diarios el producto más preciado de nuestra historia institucional y lo que nos da mayor prestigio. De los 40.000 números publicados, se conservan dos colecciones encuadernadas en grandes biblioratos. Una permanece en el propio archivo y otra en galpones externos, especializados en guarda documental. Los tenemos guardados en papel y en formato digital. Ya que con el tiempo el papel se vuelve quebradizo y la tinta pierde su contraste, cada página impresa cuenta también con una copia digital para su rápida y segura consulta en una pantalla. Por otra parte, en el Archivo se guarda una gran parte de las coberturas fotográficas de las noticias locales de todos estos años, lo que hace de nuestra Colección de Negativos y Banco digital de imágenes una fuente de enorme valor para buscadores de imágenes antiguas.

Entendemos el valor de nuestras reservas documentales para la construcción social, tanto como espacio de debate público como fuente documental para la investigación histórica y la construcción de la memoria comunitaria. Aunque no somos un organismo estatal, abrimos nuestros fondos a las pesquisas de particulares desde finales de los 60, de manera tal que lo que en un principio estuvo orientado al uso de los periodistas ahora sirve al público. A la consulta de estos documentos hoy acceden regularmente investigadores, historiadores y sociólogos. Y no sólo la erudita academia lo hace, sino el Poder Judicial, el comercio y la más llana y singular solicitud personal accede a nuestro archivo para cumplir con el deseo de obtener un pedacito de historia.

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