

Los muebles de madera de antes parece que fueron hechos para toda la vida, en su mayoría. A veces tienen más de 100 años y siguen ahí; erguidos; eternos; testigos del pasado. Un par de sillas thonet; una mesa; un escritorio; un ropero quizás. En vez de desprenderse de ellos porque se ven oscuros y anticuados, cada vez más personas optan por restaurarlos. Basta con lavarlos e incluso pintarlos. Y esto no genera solo un ahorro económico, sino sensaciones de plenitud y de alegría.
"Desde hace tiempo, se mantiene la tendencia de los espacios ordenados, simples y minimalistas", introduce Georgina Ortiz, diseñadora de interiores, restauradora y artista. Con respecto a los colores, explica que priman los neutros y claros. Todo esto conduce a unos ambientes que transmiten tranquilidad. Además, se usan texturas, objetos y materiales naturales, como fibras; maderas; hormigón visto y ladrillos vistos. En cuanto a los muebles, reafirma que los reciclados son los protagonistas.
- ¿Cuáles son las preferencias actuales?
- Hoy se reúsa; se vuelve a los orígenes. Los muebles vintage están en casi todas las casas. Y no siempre cumplen sus funciones originales. Un escritorio viejo suele transformarse en un vanitory, por ejemplo.
- ¿Cómo se aúna la tendencia de espacios minimalistas con el mobiliario de las abuelas o bisabuelas?
- El mueble reciclado le da mucha calidez a las habitaciones. Por lo general, se trata de maderas nobles que han sido trabajadas con detalles, molduras, apliques y ornamentos. Cuando uno combina un mueble de estas características con los actuales, que son de líneas sencillas, el lugar se jerarquiza.
La madera lavada, la pátina natural y la incorporación de fibras o géneros suelen ser los pedidos más frecuentes en el taller de Ortiz. "Las pátinas sobrias, que dan amplitud y multiplican la luz, son las más elegidas. Quedan excelente en todos los ambientes", añade la especialista.
- ¿Por qué deberíamos decidirnos a reciclar?
- Se trata de transformar. Pienso que algunas veces la gente se queda con las ganas de renovar algún mueble que heredó porque no sabe cómo hacerlo. Y es tan simple. Basta con quitarle el lustre viejo para transformarlo en el punto de atracción. Además, las maderas de antes son tan nobles -repite-. Ahora no se hacen muebles así; es un placer trabajar en ellos; darles nueva vida y que luzcan como merecen.
Definitivamente, todo puede cambiar. Mientras décadas atrás había preferencia por las mesas, sillas y armarios oscuros, hoy gusta la madera clara, con sus vetas a la vista. Los ambientes son a puro vidrio, luz y aire. "¡Quien no tiene algún mueble heredado. A veces, ni siquiera sabe dónde ponerlo. ¡Reciclemos! ¡Con muy poco podemos lograr un gran cambio!", exclama Ortiz. Pero la conversación se interrumpe cuando una clienta suya entra al taller en busca de su vajillero. "¿Esto es magia o decoración?", le pregunta, con embelesamiento, al toparse con su otrora modular marrón, ahora de otro color. "Esto es mucha paciencia; dedicación y tratar de que todas las piezas encajen", le responde la restauradora, con una sonrisa.