¿Qué cobraste, referí?

“Elegir un equipo es una forma de elegir cómo pasar los domingos”, escribe el inspirado Juan Villoro en su memorable libro de crónica “Dios es redondo”. Una verdadera elegía al futbol y a la literatura por parte de un narrador que se hizo hincha del Barcelona por influencias de su padre (nació en esa ciudad de España); y del Necaxa, por imperio de los vecinos de su cuadra en México.

Esta semana, como pocas veces antes, quedó claro que en la Argentina escoger un espacio político es, también, una escoger una forma de vivir la institucionalidad. Por cierto, elegir el kirchnerismo es decidir vivir la república con la pasión del fútbol. Y la calidad institucional, con un apego por la ley propia de una cultura de barrabrava…

¿Esa no la viste?

El Pelotón de Fusilamiento Mediático-Judicial de Comodoro Py (mal llamado Tribunal Oral Federal 2 por el gorilaje) le negó a la Vicepresidenta de la Nación el pedido de ampliar su declaración indagatoria cuando a ella se le ocurra. El tupé de estos oligarcas es inagotable: no se dan cuenta de que la ley es lo que se le antoje a la jefa. Y si ella ya tuvo declaración indagatoria, y la usó para decirles a los fiscales que son ellos los que deben responder preguntas, y para anticiparles a los jueces que la historia va a absorberla, igual puede seguir ampliando lo que tiene para decir cuando le parezca.

Como se negaron, acudió a las redes sociales para gritar durante 90 minutos (lo que dura un partido de fútbol) sus verdades. Pueden resumirse, por cierto, en una figura: la del futbolista que se enoja con el juez del partido cuando le muestra una tarjeta porque cometió una infracción grave, y le grita: “¿no viste cómo pegaron antes los del otro equipo?

• La prueba ofrecida por los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, reunia, pesa 3.000 kilos de pruebas. Respuesta de la presidenta del Senado: ¿No vieron que Javier Iguacel firmó, como primera resolución cuando asumió como titular de Vialidad durante el macrismo, la realización de una auditoría sobre obras en rutas sólo para Santa Cruz?

• El Ministerio Público Fiscal subrayó que Lázaro Báez era un empleado bancario que decide, semanas antes de que Néstor Kirchner asuma como Presidente, fundar una empresa constructora. Respuesta de la ex Presidenta: ¿No vieron que Iguacel iba en un patrullero de la Policía Federal a entrevistar a los funcionarios provinciales de Santa Cruz?

• A esa novel firma, Austral Construcciones, la Nación le adjudicó el 78,5% de las obras viales para Santa Cruz entre 2003 y 2015, es decir, durante las presidencias de Néstor y de Cristina. Respuesta de la jefa. ¿No vieron los WhatsApp de José López con Nicolás Caputo, empresario de la construcción y “amigo de la vida” Mauricio Macri? ¿No se fijaron que se saludaban para Pascuas, el Día del Amigo y Navidad? ¿Y que salían a cenar incusive junto con sus esposas?

De las 51 obras, sólo en una se mantuvo el precio. En las 50 restantes hubo redeterminación de precios. Respuesta de la líder y conductora: ¿No vieron la mesa judicial del macrismo, liderada por Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, prófugo de la Justicia desde 2020, y la “Gestapo” que proponían para perseguir sindicalistas?

En 37 de esas obras se otorgaron 700 meses de prórroga. Es decir, 63 años de demoras autorizadas. Respuesta de la abanderada de la redistribución de la riqueza: ¿No vieron los afiches de campaña de “Pepín” junto con Elisa Carrió, que motorizó la denuncia de la causa “Vialidad”, y con Mariana Zuvic, la diputada que presentó la segunda denuncia?

• Pese a todas estas facilidades, 24 de las 51 obras fueron abandonadas por el Grupo Báez. Respuesta de la mujer que en su persona encarna a la totalidad del peronismo argentino (a pesar de que lo enfrentó en las urnas en 2017 mediante un partido propio: Unidad Ciudadana): ¿No vieron que la obra por el soterramiento del tren Sarmiento recibió 45.000 millones de pesos del Estado y la realizaba Angelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri?

En otras palabras, aquí el asunto no es si durante el kirchnerismo -al decir de los fiscales- “instalaron una de las matrices de corrupción más extraordinaria de corrupción de la historia” a partir de lo que se observa tan sólo en las obras viales apenas de una provincia. Aquí la cuestión es otra. Más simple y más profunda: “¿qué cobraste, referí?”

Relatar a lo grande

“Y es que el fútbol es, en sí mismo, asunto de la palabra. Pocas actividades dependen tanto de lo que ya se sabe como el arte de reiterar las hazañas de la cancha. Las leyendas que cuentan los aficionados prolongan las gestas en una pasión non-stop que suplanta al fútbol, ese Dios con prestaciones que nunca ocurre en lunes”, sintetiza el apasionado Villoro, que ha cubierto como enviado especial de diarios de Latinoamérica y de Europa los Mundiales de Italia 1990, Francia 1998, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.

De esa narrativa que en el fútbol convierte partidos sin gloria en acontecimientos comparables con la caída de Cartago, de este relato que en la política torna mediocridades en cuestiones extraordinarias, está hecha la coyuntura “K”.

“Cuando me fui, los trabajadores se llevaban en 51,8% del PBI y el resto era para los empresarios”, grita Cristina, como quien relata un desborde por la derecha y un centro cruzada al área. Y remata: “Ahora, ni hablar de cómo estamos”. Pero “ahora” es el gobierno de Alberto Fernández y de ella. La pelota se pierde por el fondo (monetario).

“Yo dejé el dólar a $ 9,70”, se entusiasma, como quien cuenta como se va armando una “pared” de pases. Y patea: “No como ahora”. Pero resulta que ahora, con el dólar a $ 300, es el cuarto kirchnerismo. El juez de línea cobra posición fuera de juego. Porque si resulta que un dólar con mejor cotización respecto del peso es una buena señal, resulta que no hubo mejor gobierno que el de Carlos Saúl Menem. Y el problema es que el modelo escogido en los 90 fue nada menos que el del neoliberalismo…

“Este no es un juicio a Cristina, es un juicio al peronismo, es un juicio a los gobiernos nacionales y populares , es un juicio a los que peleamos por la verdad, la memoria, la justicia, el salario, las jubilaciones, la obra pública”, detalla, como quien va dando cuenta de cómo va a formar el equipo. Se arma con un ajuste que consiste en $ 70.000 millones menos para el Ministerio de Educación, $ 50.000 millones menos para el Plan Procrear, $ 70.000 millones menos para Producción, $ 10.000 millones menos para Salud, una inflación proyectada en tres dígitos, 33% de aumento en mayor para la tarifa de distribución de energía como producto de esa inflación, 26% de aumento para la tarifa de abastecimiento de energía en junio, quita de los subsidios a un sector de la población para el servicio de agua, otro tanto para el servicio de gas, otro tanto para el servicio de electricidad… Mejor marquemos a los nuestros…

Te la devoraste…

“El fútbol está lleno de cosas que francamente no se entienden. De repente, un genio curtido en mil batallas roza con el calcetín la pelota que incluso el cronista hubiera empujado a las redes; un portero que había demostrado nervios de cableado de cobre sale a jugar con guantes de mantequilla; el equipo forjado a fuego lento pierde la química o la actitud”, desgrana Villoro. Y este cuarto Gobierno “K” no será un elogio de la transparencia, pero trasunta fútbol en cada suerte de su historia.

“¿Saben quién iba a Olivos también? Héctor Magnetto, el dueño (sic) de Clarín. ¿Y sabén qué? Cuando Néstor estaba por terminar la gestión le firmó la fusión de Cablevisión. El negocio más importante. Mucho más que cualquier obra pública. No sé si algún fiscal va a tomar nota para investigar si hubo algún acuerdo entre los dos”, dice Cristina. Y la tribuna se agarra la cabeza. ¿Y ahora qué hacemos con las avenidas, las rutas, las autopistas, las escuelas y los hospitales que llevaban el nombre de “Él”, devenido sospechoso según su propia viuda?

Entonces llega la hora del empeine más prodigioso. Entra Alberto Fernández a la cancha del programa “A dos voces”. Está sólo frente al arco. Recibe el pase, le queda para la pierna izquierda, pero él no es zurdo. No la puede colocar. “Yo no robé”, dice. Y la popular no lo puede creer. Se pierde la oportunidad de anotar y casi termina todo en gol en contra.

Él no se resigna y contraataca. “Alberto Nisman se suicidó y no encuentro ningún motivo para que eso ocurra con Diego Luciani”, dispara. La pelota se va a cualquier parte… Pero al menos es una jugada desequilibrante, que habilita numerosas lecturas.

En primer lugar, queda claro que para el Gobierno actual los fiscales, en la Argentina, no están para investigar. Están, por ejemplo, para ser insultados por el Gobierno venezolano, como en el caso de la fiscala Cecilia Incardona, que avaló el pedido de EEUU para que se incaute el avión venezolano-iraní, y fue tratada de “ladrona” por el titular de la Asamblea Nacional chavista, Jorge Rodríguez, sin que el Gobierno argentino dijera una palabra.

Los fiscales también están para ser denigrados, como Luciani y Mola, a quienes Cristina acusa de promover “ficciones”. En un punto, ella tiene razón: todo lo que ellos dicen está escrito en un libro. Es el Código Penal, claro está, pero no deja de ser un libro. En la patria del plan social, cualquiera que se dedique a hacer su trabajo es un sospechoso...

Finalmente, da a entender el Presidente que los fiscales argentinos están para suicidarse y por eso, él, solidario como es, le dice a Luciani que no tiene razones para ello. Por suerte, esto no es política sino fútbol y alguien se anticipó a la jugada. Fue de pizarrón: hay un fiscal más al mismo tiempo que hay un avión -de procedencia dudosa y tripulación sospechosa- menos…

Pero también hay jugadas que salen bien. Después de sufrir abucheos de la platea por lo que dijo sobre Nisman y Luciani, Alberto tuvo tiempo para un “lujo”. Una “pisada de pelota” que quedará para la historia. “Mientras yo sea presidente nunca vamos a hacer operaciones con la Justicia y ningún juez ni fiscal debe temer por su integridad”, destacó. Todos están discutiendo ahora sobre independencia judicial y seguridad de los fiscales, sin darse cuenta que el “amague” está en “Mientras yo sea presidente…”. Un crak. Fue, realmente, un golazo.

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