Carlos Alsina: “Mi compromiso y mi corazón laten en Tucumán, a pesar de todo”

Carlos Alsina: “Mi compromiso y mi corazón laten en Tucumán, a pesar de todo”

El dramaturgo y director retornó desde Italia tras una ausencia de tres años para festejar los 20 años de su sala El Pulmón. El sentido íntimo de su producción teatral y la reposición de “El discreto encanto de la compraventa”.

RETORNO. Desde el inicio de la pandemia Carlos Alsina no pudo regresar al país; ahora volvió por pocos días. RETORNO. Desde el inicio de la pandemia Carlos Alsina no pudo regresar al país; ahora volvió por pocos días.

La pandemia forzó su ausencia prolongada por más tiempo que nunca antes. Cuando la covid 19 comenzó a circular por el mundo, Carlos Alsina estaba en Italia (donde se radica varios meses al año desde hace décadas) y entre confinamiento, restricciones, complicaciones, limitaciones económicas y demás sucesos que se fueron dando, pasaron tres años para su retorno a Tucumán.

La visita es fugaz pero altamente significativa. En tres semanas, la agenda le marca que debe presentar dos libros (la reedición de su trascendente “Limpieza”, que ya tuvo lugar; y el lanzamiento de una compilación de 20 textos que tendrá lugar el lunes) y el reestreno de su obra “El discreto encanto de la compraventa”, que se pondrá en escena hoy y mañana. Y todo en su reabierta sala El Pulmón (Córdoba 86), que tiene un significado especial: cumple 20 años.

Carlos Alsina: “Mi compromiso y mi corazón laten en Tucumán, a pesar de todo”

“Estas dos décadas me llevan a una reflexión sobre lo que significaron tantos años de una intensa actividad de construcción teatral con un espíritu de autogestión e independencia, interrumpidos, lamentablemente, por la pandemia. Desde la inauguración de la sala en 2002, hemos producido más de 30 puestas en escena con un perfil crítico que, creo, fue absolutamente coherente. Ello se expresó en diversos géneros teatrales y temáticas diferentes: comedias, dramas, grotescos, etcétera. No solo se estrenaron textos míos sino también de otros autores como Dario Fo, José Sanchis Sinisterra, Tito Cossa, Mario Moretti... Todas estas puestas fueron construidas con el sistema cooperativo en dónde todos los integrantes, incluyéndome, ganamos igual. Tanto el o la colega que dice una réplica hasta el director, los protagonistas principales o el operador de luces”, resalta a modo de balance.

- Ese sentido cooperativo es fundacional del teatro independiente nacional.

- Es que así mantuvimos los principios originales del Teatro del Pueblo, creado en 1930 por su fundador Leónidas Barletta, en Buenos Aires. Tuve la suerte de aprender y sentir en Nuestro Teatro, con Rosita Ávila y Oscar Quiroga. Estoy convencido que El Pulmón, por su espíritu y su concepción del teatro independiente, es un puente histórico que se conecta con Nuestro Teatro. Esa fue mi intención al fundarlo y creo que hemos cumplido.

- En definitiva, tener una sala fue un anclaje a la actividad que ya venías desarrollando desde muchos años antes...

- Claro, mi trabajo teatral es bastante previo. Por eso me resulta muy significativa una nueva edición de “Limpieza”, una obra muy importante para mí, que toma como punto de partida el caso de los mendigos tucumanos que la gobernación de Antonio Bussi durante la dictadura, en 1977, hizo arrojar en las frías montañas de Catamarca. Fue la primera referencia artística al tema, elaborada en 1984 y reeditada ahora por Libros Tucumán. Y ese arco se vincula con la reposición de “El discreto encanto de la compraventa” (foto superior), un texto mío que juzgo de una gran actualidad y que además dirijo, interpretado por tres excelentes actrices: Sandra Virgolini, Ana Sala y Anahí Rodríguez, con sólo dos funciones, hoy y mañana a las 22. En esta puesta he tratado de poner en práctica recursos que propongo pertenecientes al realismo dialéctico de Bertolt Brecht y que no se limitan a la puesta de un director sino al trabajo, en este caso, de las actrices.

Carlos Alsina: “Mi compromiso y mi corazón laten en Tucumán, a pesar de todo”

- Y tu breve retorno se cierra con el lanzamiento de otro libro.

- Esta obra es uno de los 20 textos editados por el Instituto Nacional de Teatro en el libro “Teatro para hacer con dos centavos” que será presentado por Valeria Mozzoni, investigadora teatral y docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT el feriado del lunes a las 19. De alguna manera, continúan el libro “Hacia un teatro esencial”, volumen también editado por el INT en 2006. Ambos libros comprenden 40 textos, prácticamente dos tercios de mi dramaturgia, que posee 64 títulos hasta el momento.

- ¿Cómo sigue tu producción?

- Con la pandemia, en la rígida cuarentena italiana , escribí otras siete obras aún no editadas y un ensayo de técnica teatral “Acciones y géneros teatrales”, que se publicó en Roma en 2021. Si hay un común denominador en mi dramaturgia es el temor a la aterradora tragedia de las repeticiones, pues si no comprendemos las causas de nuestros naufragios (individuales y sociales) corremos el peligro de repetirlos bajo otras circunstancias y personas, seguramente, pero que, en substancia, implican una inmovilidad, un no crecimiento, un cada vez mayor degrado.

- El coronavirus te ató a Italia, país con el que tenés una relación vieja y no circunstancial.

- La imposibilidad de vivir de mi trabajo en Tucumán me llevó, en 1990 (año de una terrible hiperinflación) a trabajar en Italia. Al comienzo lo hice con Dario Fo, el premio Nobel de Literatura de 1997, y, al poco tiempo, logré hacerlo por mi cuenta. Pero todos los años, hasta el fatídico 2020, volví al menos un vez al año (y a veces más) a Tucumán a dirigir una obra y dar clases y seminarios. Recuerdo que en 1990, cuando despegó el avión de Aerolíneas Argentinas, que me llevaba a Italia (con un pasaje comprado en cuotas) pensé que ese viaje tenía el objetivo de volver, es decir, me propuse trabajar sin descanso para adquirir una propiedad y hacer en ella mi casa y un teatro. El nombre El Pulmón tiene que ver con ese esfuerzo de décadas. A diferencia de otros argentinos que “fugan” el dinero del país, yo invertí en él lo que lograba ahorrar trabajando afuera.

- ¿Vivir del teatro en Europa es más fácil que en la Argentina?

- A veces siento que alguien podría tener el infundado espejismo que “hacerse un lugar” en los países más ricos, en base a trabajo, es algo fácil. Se viviría en una suerte de “paraíso”. Nada más alejado de la realidad. Es necesario, al menos en mi caso, mucho esfuerzo y paciencia. Y la brumosa compañía de la nostalgia por la propia raíz. La pandemia fue un golpe muy duro en todo sentido. No sólo destruyó el circuito de trabajo que había logrado construir durante tres décadas en Italia, que me permitía volver a Tucumán, sino también me produjo una gran angustia e incertidumbre, no sólo por mi futuro individual sino también por el de todo el planeta. Y ahora se suma la guerra que, en Europa, se vive “de más cerca” con mucho temor, por el peligro de una nube nuclear provocada intencionalmente o no.

- ¿Cómo es tu visión del futuro?

- Pienso que no terminamos de darnos cuenta de la senilidad de este sistema de producción que privilegia la ganancia ecónomica, a la vida. Desde ese punto de vista, sería bueno no perder nunca la capacidad crítica, se viva donde se viva, porque hoy, más que nunca, el mundo es un eco que se escucha en todas partes. Entonces ejecutar la crítica a lo que no está en función de la igualdad y de la justicia entre los seres humanos, inevitablemente nos coloca en una situación “incómoda”, incompleta, estemos en nuestra tierra de origen o en cualquier otro lugar. “Perder la capacidad crítica significa, silenciosamente, perder la ética”, decía justamente el dramaturgo argentino Tato Pavlovsky, porque entonces se impondría el vale todo.

- En pocos días volvés a Milán, ni tiempo de desarmar valijas tuvieron...

- Lamento, en este costoso regreso (en todo sentido) no poder permanecer más tiempo en Tucumán que el que desearía pero la pandemia alteró todo, desde el embudo de argentinos en los vuelos quienes, como yo, no pudimos volver en mucho tiempo, a compromisos laborales ya contraídos allá que se postergaron y comenzarán a implementarse, si todo va bien, a comienzos de setiembre. Retomo los ensayos en Milán de una obra mía, “Una noche casi horizontal”, y la reposición de “El desafío de las tres hermanas” , además del comienzo del ciclo lectivo teatral. Espero volver a reconstruir el ciclo de trabajo que me permitía retornar a Tucumán todos los años y así estrenar una nueva obra en 2023. Siempre mi compromiso y mi corazón laten en Tucumán y en la Argentina, a pesar de todo.

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