54 segundos

Si algo le faltaba a Juntos por el Cambio en Tucumán era una irrupción de Elisa Carrió. “Lilita” estuvo unas cuantas horas en la provincia, las suficientes para desnudar la fragilidad del acuerdo opositor y, lo que es más inquietante, exhibir que esa alianza pasa por uno de sus peores momentos, si no el peor.

La reunión del lunes en Yerba Buena expuso una por una las miserias que podrían fulminar cualquier intento opositor por hacerse con el Gobierno provincial el año que viene. La derrota por apenas dos puntos porcentuales ante el Frente de Todos en los comicios de 2021 acrecentó las expectativas entre los referentes de este espacio, pero a la vez exacerbó los egoísmos y, con ello, los riesgos. Hoy, el “puzzle” de JxC en Tucumán tiene todas sus piezas desparramadas.

El video de ese mitin que divulgó LA GACETA a principios de semana resume la realidad de este sector. Son exactamente 54 segundos de griterío, voces que se pisan unas a otras y múltiples diálogos paralelos en los que nadie se escucha. Carrió, de pie y cigarrillo en mano, observa, acota, reta e ironiza. Lo exhibido tiene un condimento especial, porque a nivel nacional Juntos por el Cambio puede llegar a ser gobierno en diciembre de 2023, según la mayoría de los sondeos y según admiten en el propio oficialismo. ¿Cómo hará para sostener esas expectativas si en provincias como Tucumán lo que muestra es, para adentro y para afuera, un descalabro?

“Que no lideren esos tipos”

Varios asuntos por resolver tienen los dirigentes locales de JxC, pero hay algunos que son troncales y que marcarán el éxito o el fracaso en 2023. Uno, la inclusión o no de Ricardo Bussi. El nombre del legislador motivó más de un roce en esa reunión, porque mientras algunos creen que hay que sumarlo, sectores del radicalismo lo descartan. “Bussi no puede cambiar Tucumán, pero tiene que estar adentro. El tema es que no lideren esos tipos”, aportó el ex legislador del PRO Alberto Colombres Garmendia. “José dijo que no”, le respondió José Manuel Avellaneda, de CREO, en alusión al radical Cano, en un tramo del debate.

Por las dudas, el titular de Fuerza Republicana también está en la órbita del intendente capitalino, Germán Alfaro. Como ya se dijo aquí, una de las ideas que tiene en mente el entorno del jefe municipal -y que no desagrada a FR- es usar la candidatura a la Intendencia como prenda de negociación con Bussi para obtener su apoyo en la disputa por la Gobernación. Así, presiona y quita margen de maniobra a los radicales.

Pero el “caso Bussi”, además de las resistencias locales, tiene otra cuestión no menor por dilucidar: su alianza con Javier Milei. El libertario genera adhesiones y férreos rechazos entre los dirigentes nacionales de Juntos por el Cambio, por lo que es un factor que influirá en la decisión de entrecasa. De hecho, una de sus mayores detractoras es la propia Carrió, quien lo dejó bien clarito en la mesa yerbabuenense.

“Es de la Rural, nene”

La presencia de CREO es otro tema de discordia. Los referentes del novel partido no quieren ir por detrás de Alfaro. Ya se lo hicieron saber durante la campaña del año pasado, cuando Paula Omodeo esquivó hasta las fotografías en conjunto y, una vez electa diputada, se mantuvo al margen del bloque de JxC.

El episodio del lunes suma mayor incertidumbre, porque el ruralista Avellaneda alzó la voz y discutió con los radicales presentes. ¿Lo hizo en representación de CREO? En este partido aseguran que no, y que si bien el ex titular de la Sociedad Rural de Tucumán integra ese partido, fue allí por una invitación personal que le habían realizado y que, entendían, era para una reunión privada. El video viralizado expone buena parte de los choques mantenidos con José Cano, pero hubo otros con los intendentes Mariano Campero (Yerba Buena) y Sebastián Salazar (Bella Vista). El bellavistense apeló a la docencia para explicarle por qué cualquier intento opositor debe contar con una pata peronista -léase Alfaro- y el yerbabuenense le enrostró que, para construir, primero hay que ser más respetuoso y menos impertinente. A la luz de lo difundido, en CREO consideran que Avellaneda debería haberse levantado y haberse ido apenas se percató de que no era una reunión a solas con Carrió sino un mitin mucho más amplio que, claramente, no podía terminar bien.

Curiosamente, en algo coinciden los ruralistas tucumanos con Carrió: el rechazo al intendente Alfaro. “No me como más amagues”, suele repetir el referente de CREO, Sebastián Murga, cuando se le consulta acerca de la chance de construir un espacio opositor que incluya a todos. Incluso, hay quienes aseguran que le escucharon advertir que, si es necesario, está dispuesto a ir en soledad a los comicios.

El inflador

“¿Cómo hacemos para que Roberto…?” La pregunta que Carrió no pudo terminar expone cuál es la batalla final que librará Juntos por el Cambio en Tucumán. La líder de la Coalición Cívica dedicó varios minutos de su estadía en la provincia para hablar mal del intendente Alfaro, y apunta a fortalecer la figura del diputado Sánchez, quien ya dijo que quiere gobernar la provincia. El asunto es cómo hacerlo.

Viejos radicales consideran que el ex intendente de Concepción y Campero deben ser quienes traccionen al resto y quienes se instalen ante la sociedad como una posible fórmula gubernamental. En particular, para “bajarle el precio” a Alfaro. La relación entre el peronista y la nueva camada de la UCR se fue horadando a partir de declaraciones cruzadas y de actitudes que uno y otro sector se reprochan. En particular, desde enero, cuando Campero dijo que la candidatura de su correligionario era innegociable. Luego, se sucedieron las críticas y el voltaje dialéctico fue en ascenso. Al punto que Alfaro trató de postulante mudo a Sánchez y se refirió con ironía al encuentro del lunes: dijo que para “inflar” la figura del ex piloto el radicalismo necesitaría de un compresor muy grande.

La pregunta que surge es obvia: ¿le sirve al peronista ese nivel de conflictividad y la constante denostación? ¿O le resultaría más provechoso abrazar a sus aliados-rivales, invitarlos a las recorridas e inauguraciones y mostrarse como el líder del espacio? Alfaro utilizó muy bien la coyuntura política para posicionarse en público como el contendiente del oficialista Osvaldo Jaldo. En el inconsciente de la sociedad queda la sensación de que ya hay un mano a mano entra ambos y en eso le sacó ventaja a Sánchez, a quien en su partido le reclaman mayor volumen político. Pero hacia dentro, en la relación con sus socios y con la interna irresuelta, esta postura del titular del Partido por la Justicia Social genera recelos y acrecienta la desconfianza y el distanciamiento. El primer objetivo de Alfaro es sostener la intendencia de San Miguel de Tucumán para su esposa, la senadora Beatriz Ávila. El asunto es que los radicales repiten, cada vez con mayor frecuencia y en voz alta, que no están dispuestos a ser usados y maltratados. Así, por más que haya alianza y postulaciones acordadas en las cúpulas, en los cuartos oscuros puede pasar otra cosa. Ya hubo indicios en las legislativas del año pasado.

Una visita, una reunión y 54 segundos de filmación dinamitaron los inestables puentes tendidos dentro de Juntos por el Cambio en Tucumán. El peligro es que las pasarelas se van destruyendo a medida que se acercan las elecciones. O corren más rápido y de la mano, o corren serio riesgo de caerse.

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