La hidroponía va en crecimiento

La hidroponía es un sistema de producción agrícola que se viene realizando desde hace mucho tiempo en el mundo. Consiste en el cultivo de especies vegetales en soluciones minerales nutritivas, en reemplazo del suelo agrícola. En Tucumán comenzó a utilizarse esta metodología un par de décadas atrás, mediante la producción de plantines de tabaco con almácigos flotantes; y desde hace poco más de cuatro, de hortalizas.

Este sistema se fue perfeccionando; y algunos productores -en general, hortícolas- producen plantas de alta sanidad y calidad, que los tucumanos ya consumen como un producto fresco. Entre estas, se destacan diferente tipos de lechuga, acelga, achicoria, rúcula, espinacas, apios, pimiento y demás hortalizas.

Entre sus ventajas, se destacan que no requiere de riego y que tampoco necesita tierra fértil. Pero es importante el tipo de agua que se utiliza, de modo que resulta fundamental evitar el aporte de este insumo cuando es de mala calidad; por ejemplo, cuando tiene alto contenido de cloro.

La hidroponía o agricultura hidropónica es un método utilizado para cultivar plantas usando disoluciones minerales en vez de suelo agrícola. La palabra hidroponía proviene del griego hýdor = agua, y ponos = labor o trabajo. Las raíces reciben una solución nutritiva y equilibrada disuelta en agua con algunos de los elementos químicos esenciales para el desarrollo de las plantas, que pueden crecer en una solución mineral únicamente, o bien en un medio inerte, como arena lavada, grava o perlita, entre muchas otras.

Las plantas absorben los minerales esenciales por medio de iones inorgánicos disueltos en el agua. En condiciones naturales, el suelo actúa como reserva de nutrientes minerales, pero el suelo en sí no es esencial para que la planta crezca.

Cuando los nutrientes minerales de la tierra se disuelven en agua, las raíces de la planta son capaces de absorberlos. Cuando los nutrientes minerales son introducidos dentro del suministro de agua de la planta ya no se requiere el suelo para que la planta prospere. Casi cualquier planta terrestre puede crecer mediante hidroponía, aunque algunas pueden hacerlo mejor que otras. La hidroponía es también una técnica estándar en la investigación biológica y en la educación, y un popular pasatiempo.

Los avances que se realizan en esta técnica se van perfeccionando y se logra producir más y mejor, y en menos tiempo que con el método tradicional.

En Tucumán pocos están incursionando en este sistema de producción; y muchas veces trabajan a pulmón. Además, día a día van aprendiendo cómo producir: si bien algunos pudieron capacitarse, el aprendizaje se hace como el camino al andar.

Esta metodología requiere inversiones en invernáculos y en elementos como cañerías y bombas para el sistema hidropónico. Pero, por sobre todo, de escala, ya que la mano de obra es un pilar fundamental, y debe ser capacitada.

Lo bueno es que la demanda de los productos hidropónicos en la Argentina -y en Tucumán- va creciendo de a poco, situación que en el mundo va algunos pasos adelante.

Esta forma de producir seguramente seguirá creciendo de manera lenta, pero segura, ya que los productos que se consiguen mediante estas técnicas están alineados a lo que los consumidores hoy están solicitando. En especial, en lo que respecta a la inocuidad y al consumo sano de productos netamente frescos, al no uso de productos químicos y, sobre todo, al cuidado integral del ambiente.

Es importante destacar que la hidroponía también requiere de avances tecnológicos que la ayuden a mejorar. Esto se dio a conocer el jueves en la edición de LA GACETA. Se trata de una nota realizada a jóvenes profesionales que trabajan en un sistema que permite mejorar el rendimiento de los cultivos hidropónicos, por medio del uso de pulsos eléctricos y electromagnéticos, que intervienen en el metabolismo de las plantas para que crezcan más rápido y en mejores condiciones.

Por medio de este sistema, denominado Sylvarum, los jóvenes profesionales quieren mejorar el rendimiento de los sistemas hidropónicos para que sean realmente competitivos en productividad y puedan imponerse en los ámbitos local, regional y mundial.

No caben dudas de que la tecnología usada de manera correcta y eficiente permitirá que se produzca alimentos sanos e inocuos que el consumidor necesita. Esto debe tenerse en cuenta.

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