Sexualmente hablando: Algo más que un meme

En una entrevista en 1979, cuando Jodie Foster tenía 17 años, una periodista la preguntó si tenía novio. La actriz -que ya había interpretado importantes papeles, como el de la niña prostituta de “Taxi driver”, que le valió una nominación al Oscar- respondió: “no, no… no tengo tiempo y supongo que no pienso demasiado en eso”. Y se quedó callada con una expresión en el rostro que, más de 30 años después, se convertiría en un meme de alcance mundial. “Gay silence” (“silencio gay”) es la frase que acompaña la foto de la joven y hermosa Foster con cara de circunstancia (recién en 2013 declararía públicamente ser lesbiana en una gala de entrega de los Globos de Oro).

La anécdota es el reflejo de un prejuicio muy arraigado y por lo mismo frecuente: la presunción de heterosexualidad. ¿Qué significa esto? Dar por descontado que todas las personas con las que interactuamos son o deben ser heterosexuales. Ni más ni menos que la idea de que todos son hétero hasta que se demuestre lo contrario. Presunción que está presente en los distintos ámbitos de la vida: sociales, laborales, familiares y culturales.

La periodista podría haber dicho: ¿estás saliendo con alguien? ¿Estás de novia? ¿Estás enamorada? Pero no: directamente asumió que a Jodie le gustaban los chicos y desde allí formuló su pregunta. Todos hacían lo mismo entonces, era un acto reflejo, una inercia.

Es cierto que eso ocurrió hace décadas y que en estos tiempos la sociedad toda va tomando cada vez más conciencia de la diversidad sexual (gracias a la lucha de los movimientos LGTBI y a la sanción de leyes como la de identidad de género o la de matrimonio igualitario). Existe además una movida firme que promueve la incorporación del lenguaje inclusivo y la perspectiva de género en los diferentes espacios (que, previsiblemente, tiene sus fervientes detractores). Pero así y todo, para tranquilidad de los reaccionarios, la presunción heterosexista está muy lejos de haberse erradicado.

El problema es que contribuye a reforzar la concepción de que el “hecho natural” es la heterosexualidad. Esta falta de inclusión y diversidad hacen sentir que lo diferente es raro, malo o patológico, ya que los estereotipos refuerzan las normas y excluyen a quienes no se encuentran identificadas/os con los mismos.

En el ámbito de la salud, por ejemplo, esta presunción puede exponer a las personas a vivir situaciones discriminatorias y hasta violentas, lo cual se convierte en barreras para acceder a una atención integral y respetuosa (sería el caso de un ginecólogo o ginecóloga que de entrada le pregunta a su paciente qué método anticonceptivo está utilizando, sin pensar que tal vez esa persona no necesita método alguno).

Justamente hace unos días, el 17 de mayo, se conmemoró el Día Internacional contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género. Una invitación a reflexionar acerca de estas pequeñas acciones que tenemos naturalizadas y a cuestionar ciertas ideas preconcebidas que no hacen otra cosa que negar que existen muchas formas de amar y desear.

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