Cuerpos y experiencias contra las normas

Cuerpos y experiencias contra las normas

“Herejía. Manual para una obra de (no)teatro” desafía a las convenciones sociales y artísticas.

“Herejía. Manual para una obra de (no)teatro” debió superar varios desafíos hasta llegar al estreno de esta noche, a las 21 en La Sodería (Juan Posse 1.141). Y esa referencia no se limita a contagios en tiempos de pandemia, sino a la voluntad de los integrantes de esta propuesta de romper con estereotipos y concretar un proyecto interdisciplinario que hable de la diversidad existente en la sociedad.

Esa variedad estará representada en escena por Andrea Campero, Camila Valdez, Rita Di Vece, Belinda Quinteros, Lautaro Cecil Corres y Sol Rodriguez Díaz. En la dirección y coordinación general está Tatiana Luján Valdez, y Samantha Plaza Monrroy en la asistencia.

“Somos siete artistas que formamos parte de la comunidad lgbtttiqnb+, y que damos cuenta de ello en escena. Traemos nuestras reflexiones sobre cómo estamos atravesados por las formaciones artísticas y la manera en que decidimos y/o podemos llevar a cabo nuestra profesión dentro de una sociedad heterosexual y cis-sexista. Lo hacemos con procedimientos del teatro performático y de la autoficción, creando poéticamente desde nuestras experiencias como artistas visuales, musicxs, bailarinxs y teatristas”, sostiene la directora.

La idea de herejía implica “libre de elegir”, como afirmación o posición contraria a los principios y las reglas establecidos y aceptados en cualquier cuestión.

“Este proyecto surgió como una apuesta a seguir haciendo eco de nuestras voces disidentes dentro del campo de las artes escénicas. Estamos convencidxs de lo importante que es que identidades y corporalidades que se salen de la heteronorma y la hegemonía ocupen espacios en la escena artística local. La intención es poder acercar al público relatos personales que pongan en evidencia y den cuenta de nuestras existencias a partir de ciertas preguntas: ¿cómo atravesamos el camino del arte quienes nos salimos de la heteronorma? ¿Con qué adversidades nos encontramos socialmente primero, y artísticamente luego? ¿Cómo repercute eso en nuestrxs cuerpxs, en nuestras subjetividades? ¿Cómo inventamos las ficciones que nos ayudan a escapar de la violencia a la que nos somete este sistema?”, asevera.

El agregado de “no teatro” en el título surge a partir de que, según detectaron en el grupo, “en nombre del ‘teatro’ siguen existiendo prácticas que están fundadas en lógicas, discursos y maneras de hacer profundamente machistas y violentas, con las cuales no nos identificamos ni conciliamos; nos interesa hacer otra cosa, que vamos creando, practicando y haciendo en la marcha”.

“El título es un juego de palabras -aclara la directora-, que usamos irónicamente. Si aquel teatro del que hablé anteriormente tiene ciertas formas de hacer, ciertas reglas que se repiten como manua,l habrá que inventar otras formas, con otras lógicas, y a esa búsqueda nos largamos. Quizás tengan que venir a ver la obra para poder ver eso. Sólo puedo adelantar que propiciamos el encuentro con lxs espectadores, que tanta falta nos hace”, concluye.

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