19 Mayo 2022
“Existe cierta creencia acerca de que obras de poca extensión como esta ópera, que dura un poco más de una hora, son partituras fáciles de ejecutar, de actuar y de recrear época. Por el contrario, esta joya de Pietro Mascagni presenta un pentagrama muy complejo de interpretar, no sólo desde el punto de vista vocal sino que orquestalmente también se deben sortear desafíos permanentes, sobre todo cuando de cuerdas se trata -apunta Jorge Bulacia Soler, director de la Orquesta Estable-. Mascagni compuso una música llena de sutilezas y detalles, pero al mismo tiempo de una grandiosidad digna de las más importantes operas italianas. La orquesta la aborda con una gran versatilidad, llevando cada nota a su punto justo, para generar los diferentes momentos y climas que nos propone el autor”.
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