Inseguridad en barrio San Felipe: “El choro tiró y alguien le devolvió el fuego”

Inseguridad en barrio San Felipe: “El choro tiró y alguien le devolvió el fuego”

Un policía frustró un asalto. Tras un tiroteo, el sospechoso corrió pero fue alcanzado por vecinos que lo golpearon y le cortaron dos dedos

LA SEGUNDA ESCENA. La esquina de Ayacucho y General Manuel Savio, donde fue atrapado Ledesma. LA SEGUNDA ESCENA. La esquina de Ayacucho y General Manuel Savio, donde fue atrapado Ledesma. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO

“El choro disparó y hubo alguien que comenzó a devolverle el fuego. No sé si era un policía o un vecino, pero se desató un enfrentamiento”, explicó Enrique M., testigo presencial del primer hecho: un asalto en barrio San Felipe, en el sur de la capital. El segundo acto fue aún más violento: una multitud enfurecida capturó a uno de los asaltantes, lo golpeó y le quebró dos dedos que finalmente terminaron amputados.

El martes a las 22.30, según se informó, Jonathan Oscar Aguano, de 26 años, y Aidana Mabel Aguano, de 23, viajaban a bordo de una moto Honda CG por calle Jujuy al 4.000, cuando advirtieron que dos jóvenes en moto los perseguían en una Honda Tornado. Los hermanos doblaron hacia el este por calle Carlos María Torre y antes de llegar a la esquina con Ayacucho fueron derribados de su moto.

Cuando uno de los ladrones intentaba subirse a la CG, bajó de un vehículo Daniel Suárez, el segundo jefe de la Brigada Este, quien estaba de civil. Al grito de “¡Alto, Policía!” levantó su arma y les exigió a los ladrones que depusieran las suyas, pero la situación decantó en un tiroteo que afortunadamente no terminó con heridos. El delincuente que conducía la Tornado dio media vuelta y escapó por Carlos Torres hacia avenida Jujuy. Su cómplice, que luego sería identificado por la Policía como Emiliano Isaías Ledesma, de 18 años, quedó a la deriva y corrió por Ayacucho, siendo perseguido por una gran cantidad de vecinos que lo alcanzaron antes de que llegara a la esquina de General Manuel Savio.

Suárez redujo a Ledesma y secuestró una pistola 9 milímetros y un cartucho con tres municiones. También intentó proteger la integridad física del aprehendido, pero (según puede verse en fotos que circulan en redes sociales) quedó ampliamente superado en número por los “vengadores” del barrio.

Ledesma fue trasladado en grave estado al hospital Padilla donde determinaron que sufría un traumatismo encéfalo craneano y detectaron que le habían amputado los dedos anular y mayor de la mano izquierda. Fuentes del hospital reconocieron que en el último tiempo vienen tratando varios casos de esta índole.

La fiscalía de Flagrancia V convalidó la aprehensión y el secuestro del arma.

Barrio a la deriva

“Acá todos los días pasan estas cosas. No vemos muchos policías por aquí, pero para mí ese no es el problema. Los efectivos siguen el rastro y luego atrapan a los ladrones; el problema es que después quedan libres por decisión judicial e influencias”, expresó Enrique, quien vive hace 40 años en San Felipe y dice que el barrio quedó a la deriva cuando las autoridades permitieron que crecieran los asentamientos alrededor de la vía. “Ayer (por el martes) todavía estaba atendiendo mi local cuando escuché un ruido. Habían tirado de la moto a dos hermanos. Cuando terminó el tiroteo me quedé a auxiliar a la chica, que había sufrido un ataque de nervios por la situación”, recordó.

“Acá todos somos gente de trabajo, muchos tenemos nuestros comercios y es muy triste que no podamos tener delivery en la zona, porque es muy peligroso. No voy a poner a mi hijo a hacer envíos ni tampoco contrataría a alguien para que lo maten por una moto”, consideró el vecino, de la zona de Carlos Torres.

En la otra esquina, en la de General Savio, donde terminó la corta fuga de Ledesma, se vivió una escena traumática, o al menos así lo define María Rodríguez. “Vi desde la ventana que lo derribaron en mi vereda, pero no pude ver más porque me puse mal. Fue muy fuerte”, describió la comerciante.

La vecina aseguró que a diario sufren la inseguridad y recordó que hace dos años sufrió el peor robo desde que abrió su local. “Ya nos habían robado antes, pero esta vez nos aparecieron cinco tipos vestidos de policías que irrumpieron y tomaron de rehenes a mis hijos. Se llevaron todo: ahorros y herramientas que teníamos exhibidas”. Los vecinos dicen que tienen grupos de WhatsApp para tomar recaudos a la salida de la escuela, cuando vuelven los chicos; al regreso del trabajo y a primera hora del día. “A pesar de eso, los asaltos pasan a toda hora”, se lamentó Rodríguez. Hace unos meses, cuando aún Claudio Maley era ministro de Seguridad, se diagramaron tareas conjuntas entre la seccional 9ª y los vecinos de algunos barrios, pero el San Felipe -dicen sus habitantes- quedó fuera.

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