Tucumán, ese laboratorio político y electoral

Tucumán, ese laboratorio político y electoral

La competencia interna arrancó. Hay una intensa lucha por la continuidad y por el liderazgo. En menos de un año, el oficialismo deberá mostrar referentes contundentes que puedan, en cierta medida, mostrar la actividad que el Frente de Todos ha tenido en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), y no la pasividad o el relajamiento que ha mostrado en las elecciones de medio turno de noviembre, en el que estuvo a dos puntos de Juntos por el Cambio.

Seis meses han sido suficientes para que Osvaldo Jaldo diga basta al tiempo de gracia para que el gabinete heredado de Juan Manzur muestre gestión. Entre el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo y el gobernador en uso de licencia y jefe de Gabinete de la Nación hay un pacto de caballeros peronistas para mantenerse cada uno en lo suyo. Pero ambos necesitan mostrar que mueven la estructura del Partido Justicialista.

El choque de peronistas no se dará en el corto plazo. Manzur está abocado a participar, con rol protagónico, en el acuerdo de la Argentina con el FMI. No pierde de vista las derivaciones de la puja entre albertistas y kirchneristas duros. Está en el medio. Habla más seguido con el presidente Alberto Fernández y también con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Hace equilibrio de tal manera de propiciar el reencuentro cuando la tormenta del Fondo pase.

Manzur vendrá este viernes a Tucumán (ya es una costumbre en él) para que, junto con el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, participen del acto de entrega de un centenar de móviles a la Policía provincial. No se descarta que el jefe de Gabinete invite al presidente de la Nación para que realice un viaje fugaz por el territorio que lo eligió como gobernador. En gran medida, dependerá de lo que suceda en el Senado con el acuerdo entre el país y el FMI.

Mientras tanto, Jaldo no pierde tiempo para consolidar su imagen como gobernador. Ayer, las autoridades de la Dirección Provincial de Vialidad sintieron el ritmo del tranqueño, que les pidió explicaciones acerca de las quejas de los vecinos de Alto El Puesto, que quedaron aisladas desde hace tres semanas a raíz de los destrozos que causó la creciente en los caminos, debido a las intensas lluvias. “Había que poner semáforos para frenar las máquinas en el lugar”, ironizó un alto funcionario gubernamental, para describir la reacción del organismo ante el reclamo gubernamental. No ha sido el único. La semana pasada, tras los cambios en la cúpula policial, el mandatario interino le pidió más acción al ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa, para que la policía salga más a las calles y detenga a los delincuentes. Los tiempos políticos son muy diferentes a los judiciales. Y Agüero Gamboa lo sabe. La “fiebre” jaldista también afectó a Desarrollo Social. El ministerio que conducía Gabriel Yedlin será conducido ahora por dos mujeres: Lorena Málaga y Gladys Medina, uno y dos en esa cartera. El laboratorio político oficialista ha tomado, como receta principal, tolerancia cero para la pausa. Si hay demanda social, debe haber respuesta oficial, es lo que ha pedido Jaldo al Gabinete que, además, implica que ministros y secretarios salgan a dar la cara ante cualquier inconveniente.

Por ahora, el experimento “Ministerio de Infraestructura y Obras Públicas” ha quedado en stand by. La visita a Manzur del rector de la Universidad Tecnológica Nacional, Regional Tucumán, Fabián Soria, ha causado suspicacias en el Palacio de Gobierno. Soria es uno de los postulantes para dirigir un área que está en permanente análisis. Jaldo no está del todo contento con el ritmo actual del plan de obras. Intendentes y comisionados rurales pasean diariamente por los despachos de la Casa de Gobierno pidiendo que se les aprueben proyectos. El vicegobernador, en tanto, prende velas para que el acuerdo con el FMI no haga naufragar parte del financiamiento gestionado para encarar trabajos públicos.

El laboratorio también analiza cuestiones electorales. Hay quienes observan con preocupación el rumbo del país y advierten que al oficialismo le convendría adelantar las elecciones para abril o para mayo, en vez de junio, si la economía no endereza el rumbo. Temen el efecto arrastre de una mala gestión federal. Sin embargo, Jaldo descarta esa posibilidad. Cree que la convocatoria será en los tiempos constitucionales.

Los intendentes temen al llano. La pelea en el interior será fratricida en el oficialismo. Por eso también habrá referentes que impulsarán que las candidaturas a legislador se diriman por departamentos y no por secciones electorales. La pregunta del millón: si ese es el escenario, ¿cómo se dirimirían en la capital?

Hay dirigentes que sostienen, frente a un grupo de intendentes actuales, que la iniciativa puede prosperar con una modificación legal. Otros, en tanto, señalan que habría que modificar la Constitución Provincial.

En Tucumán hay mucho en juego. La competencia electoral del año que viene, que ya está analizándose en todos los ámbitos políticos, promete tener ribetes interesantes. Jaldo promete cumplir los acuerdos asumidos con Manzur. El jefe de Gabinete, a su vez, sigue aspirando a correr el rally electoral nacional. La oposición, a su vez, no logra consolidarse como alternativa de gobierno. Todo está como era entonces, donde los personalismos son más fuertes que los proyectos colectivos.

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