El tradicional puesto de la Aconquija se quedó sin Polito

El tradicional puesto de la Aconquija se quedó sin Polito

En las últimas semanas Tucumán perdió a dos de sus vendedores tradicionales de LA GACETA. Familiares, vecinos y amigos lamentaron sus fallecimientos y los recordaron con mucha admiración.

LA FAMILIA. Marta Estela, Luis, Marina, Marta y Miriam. LA FAMILIA. Marta Estela, Luis, Marina, Marta y Miriam.
09 Enero 2022

“Polito tuvo una vida difícil”. A causa del abandono de sus padres fue criado por sus abuelos maternos y tuvo que rebuscárselas desde muy chico. Sin embargo, nada de eso le impidió salir adelante, formar su familia y transmitirle su legado.

Francisco Alfredo Polito o “Polo”, como le decían sus amigos, comenzó recolectando basura en un carro, luego cortó el pasto en casas de familia en los primeros barrios de Yerba Buena y finalmente fue casero del lugar. Hasta que a los 18 años, con ayuda de su abuelo, se inició en la venta de diarios. Sus hijas cuentan con orgullo que llegó a tener más de 1.500 clientes.

Junto a su esposa, Marta Estela, Polito formó su familia: Miriam, Marta, Marina y Luis. Quienes les dieron nueve nietos maravillosos a los que disfrutó malcriar, y que aún en su ausencia siguen trabajando y ayudando en el característico kiosco de diarios y revistas de la Avenida Aconquija 2003 que funciona hace más de 40 años.

Escucharlas hablar de su padre emociona a cualquiera. “Lo que lo caracterizó fue ser buscavidas, él no se quedaba quieto, siempre en pos de salir adelante, hacía de pintor, de albañil, lo que le toque”, contó Miriam, su hija más grande. Al tiempo que agregó: “fue un papá muy presente. Siempre nos ha apoyado, yo me recibí el año pasado de manera virtual y él estaba sentado al lado mío”.

Polito aprendió a leer y a escribir a los 40 años cuando sus hijas, cursando el colegio secundario, pudieron enseñarle. “Con mis hermanas le enseñamos. El hacía garabatos. Lo más peculiar es que él entendía las noticias del diario a través de las imágenes, entendía todo aún sin saber leer. Era reinteligente”, recuerda Marina con cierto asombro. “Uno piensa esto por cada padre pero yo te puedo asegurar que mi papá, sin leer ni escribir, le ganaba a cualquier persona con título o doctorado porque era un sabio”, agregó Miriam.

LUGAR TRADICIONAL. Polito, en el puesto de diarios y revistas de avenida Aconquija, en Yerba Buena. LUGAR TRADICIONAL. Polito, en el puesto de diarios y revistas de avenida Aconquija, en Yerba Buena.

Su familia lo recuerda con mucho amor y resaltan, sobre todo, la calidad de persona que era. “Con mi mamá, que es una guerrera, nos inculcaron los mejores valores: la moral siempre alta, ser correcto, el esfuerzo del trabajo y pelear por las cosas que uno quiere”, dice Marta. Y Miriam aporta: “era una persona que ayudaba a muchísima gente. Muy solidario. Él está presente en la gente, en nosotros, en nuestros hijos. Nos ha dado todo. Él me ha enseñado a ser perseverante, a seguir adelante”.

Polito fue un luchador por naturaleza, trabajador y perseverante. “Mi abuelo se levantaba para ir al reparto a las 4 de la mañana, estaba activo todo el tiempo, hasta los últimos días de su vida ha trabajado”, recuerda Lautaro, su nieto.

Disfrutaba de contarles historias a sus nietos, pero sobre todo, disfrutaba del fútbol. Era fanático de Boca Juniors y de San Martín de Tucumán. Sus hijas cuentan que viajó a todos lados para verlo jugar al “Santo”. Además, amaba las motos y llegó a tener más de doce. “Parecía serio y tosco, pero era un pan dulce”, aclara Marina.

Lamentablemente, a causa de complicaciones por la covid, agravadas por la diabetes y la hipertensión, Polito falleció el 18 de diciembre del 2021. Sin embargo, su legado sigue vigente porque fue él quien inició a los canillitas de Yerba buena revendiéndoles el diario. “Sentó un legado increíble. Nosotros nos seguimos reuniendo en la casa para recordarlo, nos sentamos en su sillón favorito y él está, él vive en cada uno de nosotros”, dice Marta.

En el kiosco de la Aconquija todo sigue funcionando exactamente como si él estuviera. Su nieto Lautaro sigue sus pasos haciendo el reparto como lo hizo Polito durante 45 años, su hija trabaja en el kiosco “que lo lleva con mucha hidalguía”, cuenta Marina.

La familia continúa unida tal como él lo hubiera deseado, recordándolo como si nunca se hubiera ido. Los clientes, que tanto lo querían, van a extrañar pasar por la parada del kiosco y no verlo más.

El 18 de enero se realizará una misa por cumplirse un mes de su fallecimiento, en la iglesia Nuestra Señora del Valle de Yerba Buena, justo en el mismo lugar donde celebró su matrimonio con Marta Estela.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios