Refuerzos que no llegan, hinchas nerviosos y una economía que no ayuda

Refuerzos que no llegan, hinchas nerviosos y una economía que no ayuda

Cualquier hincha de fútbol quisiera tener el mejor equipo para enfrentar el torneo que juegue. Cualquier fanático querría que los refuerzos que se consigan antes de una temporada sean los mejores, para que ayuden a ganar partidos, protagonizar campeonatos o dar una mano para ayudar al club a salir de alguna situación incómoda. Se trata de un sentimiento genuino, lógico, incluso básico. Pero en esta Argentina que estamos viviendo, la de la economía en una montaña rusa (con signo monetario que no puede competir con los dólares del exterior), cualquier sueño al respecto se torna una empresa muy difícil. Y mucho más lo es cuando el club en cuestión es del interior profundo, alejado de las autopistas de las ciudades más pudientes. En ese laberinto de querer y pocas veces poder (y en el que los dirigente deben velar por los intereses del club, no hipotecando el futuro) se encuentran Atlético y San Martín, a semanas de reanudar sus participaciones en la Liga Profesional y en la Primera Nacional, respectivamente.

Los simpatizantes abren las páginas de LG Deportiva o actualizan la web de LAGACETA.com, día a día o a cada rato. Y lo que ven son escasas novedades sobre incorporaciones. En los foros de lectores la preocupación aumenta. El almanaque corre sin pausa, la dirigencia acelera trámites. Pero...

Hay una sensación que empieza a ganar espacio: lo que se consiga no será ni numeroso ni lo que se pretendía al principios. Cuando no, habrá que cuidar que lo que se tiene no se vaya, por ofertas que nunca faltan y que, por una cuestión razonable de apuntar a mejores ganancias, alejan a los jugadores.

Ojalá la realidad diga otra cosa en los próximos días. Ojalá esta espera que ya desespera quede sólo en una anécdota. Ojalá.

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