Barroco y folclore que se vuelven danzables

Barroco y folclore que se vuelven danzables

Orquesta, Coro y Ballet Estable presentan “De Argentina a Italia, cuatro siglos de música”, con obras de Antonio Vivaldi y de Eduardo Falú.

MÚSICA Y DANZA. El Ballet Estable se suma al repertorio que interpretan la Orquesta y el Coro Estable.   MÚSICA Y DANZA. El Ballet Estable se suma al repertorio que interpretan la Orquesta y el Coro Estable.

Como en los mejores tiempos, aunque no lo sean tanto, y con el necesario acatamiento al protocolo sanitario hoy, a las 20, los cuerpos estables se presentarán conjuntamente en el teatro San Martín (avenida Sarmiento 601). Los reúnen Antonio Vivaldi y Eduardo Falú.

“De Argentina a Italia, cuatro siglos de música” es el concierto en el que actuarán la Orquesta Estable de la Provincia, con la batuta de Jorge Bulacia Soler, el Ballet Estable, conducido por Mercedes de Chazal, y el Coro Estable, bajo la dirección de Ricardo Sbrocco.

Se podrá acceder con entrada gratuita hasta agotar el aforo de la sala, bajo protocolo del COE.

Siglo XVIII

El Magnificat RV 610 que el gran compositor barroco compuso a principios del siglo XVIII para coro, solistas y orquesta, será interpretado esta vez en una versión con ballet con coreografía de Claudio Aprile. Las sopranos Marta Romero, Marcela Ledezma y la mezzosoprano Claudia Manrique pondrán sus voces solistas junto a 22 integrantes del Coro Estable.

En la segunda parte llegará la obra del eximio guitarrista y compositor salteño, la Suite Argentina, donde muestra su conocimiento de música académica volcada a los ritmos folclóricos.

Intervienen orquesta de cuerdas, corno, clave y guitarra solista a cargo de Martín Páez de la Torre. Esta vez el ballet tomará carácter telúrico, con coreografía de Ricardo Contreras.

De a poco

“En tiempo de pandemia trabajamos de forma virtual y poco a poco fuimos reintegrándonos y trabajando en burbujas. Pudimos hacer una función el 10 de octubre, para el homenaje a los bailarines desaparecidos. Ahora se dio la posibilidad de coreografiar estas dos obras”, comenta De Chazal. La maestra aceptó ese desafío al contar con la experiencia coreográfica de Aprile y  de Contreras, quien además de integrar el ballet es profesor de danzas folclóricas y conduce su propia academia.

“Los ensayos generales han mostrado un resultado gratificante. Se dio casi sin querer, en este tiempo de pandemia que nos tenía bailando de a dos. Ahora se armó un grupo, por supuesto, con todas las medidas, empezando por el barbijo. Es bueno terminar así el año: pasar de no hacer casi nada a volver a trabajar en grupo era para todos muy esperado. En especial para los bailarines, y trabajar con orquesta y coro es grandioso. En cada obra intervienen 12 bailarines, porque no podíamos hacer más grandes los grupos. Tratamos de que haya presencia, y que participen casi todos los integrantes”, señala.

En cuanto al vestuario, como el de folclore es muy específico y el teatro no dispone, Contreras aporta en préstamo trajes de su academia de danzas. En cambio para la obra de Vivaldi se usan túnicas de vestuario propio del teatro que se adaptaban bien para esta obra. “No son tiempos de armar nuevos vestuarios y el resultado está a la vista -asegura-. Estoy contenta por el teatro, por verlos trabajar y poner lo mejor de cada uno. Esperemos que la actividad continúe con cuidados,    porque el público siempre está presente, y está ávido de participar”.

Acierto compartido

“La Suite Argentina es un acierto compartido. Por un lado y primordialmente, por la belleza entre lo complejo y lo sencillo que caracteriza siempre las composiciones de don Eduardo. Por  otro, por la perfecta orquestación de Oscar Cardozo Ocampo, que sabe tomar esa materia prima y convertirla en una pieza de concierto, echando mano y acentuando el conocido gusto de Falú por el barroco. Y esto sin jamás lesionar el protagonismo de la guitarra; cosa difícil”, opina Páez de la Torre.

Acerca del desafío del guitarrista solista en la Suite, señala:  “más allá de lo técnico, radica en comprender y en saber ser expresivo en cada estilo: carnavalito, misa chico, bailecito, zamba, estilo pampeano y malambo. Requiere una experiencia y un manejo difíciles de adquirir en poco tiempo”.

Páez de la Torre promete tocar  guitarra “y quizás algún charango, composiciones mías, intentando unir o servir de puente entre esos dos mundos, en una atmósfera más pequeña e íntima”.

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