La Corte va a una elección decisiva con final abierto

La Corte va a una elección decisiva con final abierto

Esta semana se renuevan las autoridades del alto tribunal. Quien presida el cuerpo será también quien lidere la Junta Electoral Provincial en 2023.

CÓNCLAVE SUPREMO. Leiva, Estofán, Sbdar, Posse y Rodríguez Campos fueron convocados para elegir la nueva mesa el miércoles, a partir de las 9. CÓNCLAVE SUPREMO. Leiva, Estofán, Sbdar, Posse y Rodríguez Campos fueron convocados para elegir la nueva mesa el miércoles, a partir de las 9.

El miércoles, a las 9, los cinco vocales de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia encararán un cónclave trascendente. Formalmente, fueron convocados a renovar las autoridades del superior tribunal. Pero, verdaderamente, definirán el equilibrio de poder dentro de la cúpula de los tribunales. Y como si eso no fuera ya demasiado, al definir quién presidirá el cuerpo estarán, en los hechos, determinando quién presidirá la Junta Electoral Provincial. Ese órgano controlará los comicios de 2023, en los que los tucumanos renovarán gobernador y vice, 19 intendentes, 49 legisladores, 182 concejales y 93 delegados comunales.

Esta circunstancia torna la Presidencia de la Corte en un sitial irresistible, a la vez que pavoroso. Aquellas serán las elecciones que enfrenten a un oficialismo signado por las divisiones con una oposición que quedó a dos puntos de ganar el domingo pasado, pero donde también hay una fractura interna profunda.

Quien quede a la cabeza del máximo estrado, entonces, será protagonista central de la institucionalidad provincial. Y por ello mismo pondrá su suerte en juego en el desempeño del cargo. “El poder, una bestia magnífica”, se titula una compilación de ensayos de Michel Foucault. Nada más cierto.

La Corte se encamina hacia esa renovación trascendental, sin embargo, con un final abierto. Antonio Estofán, Daniel Leiva, Daniel Posse, Eleonora Rodríguez Campos y Claudia Sbdar (para presentarlos por orden alfabético) tiene un voto cada uno, pueden votar por ellos mismos y tienen proyectos para llevar adelante en los tribunales provinciales. De igual manera, cada cual tiene razones personales o familiares (y por tanto, no periodísticas) para esquivar el cargo.

Si debiera haber un “favorito”, ella sería Sbdar, por su condición de actual titular del cuerpo, sumado al hecho de que esta es su primera experiencia a cargo de la Corte, lo cual tornaría “natural” una búsqueda de la reelección. “Los Tribunales colegiados elegirán de su seno sus respectivos presidentes, que durarán dos años en sus funciones y serán reelegibles”, manda el artículo 111 de la Constitución provincial. Pero la presidenta se cuidó de dejar en claro durante la entrevista del miércoles pasado con Federico van Mameren, en “Panorama Tucumano”, que ella es partidaria de la alternancia. Y recordó que propuso hace unos años, junto con Posse, un mecanismo rotatorio de la presidencia del alto tribunal. Es decir, nadie muestra las cartas antes de la partida.

Precisamente, aunque las negociaciones “sotto voce” se dan desde hace bastante tiempo, mayormente como “tanteos”, el momento de la votación es, verdaderamente, un instante en el que los naipes se ponen sobre la mesa. Son, a lo sumo, 10 minutos. Pero toda la tensión de los últimos dos años se juega en esos instantes. El mecanismo establece que se vota según el orden de antigüedad en el cuerpo colegiado. De modo que el primero, este miércoles, será Estofán, quien precisamente se desempeña como vocal decano porque es quien más años lleva en la Corte. A él le corresponderá hacer la primera moción: propondrá a uno de sus pares para la Presidencia, o puede él mismo autopostularse. Cuando les llegue el turno, cada uno de sus pares podrá hacer lo propio: votar la iniciativa de Estofán, formular una propuesta distinta o aupostularse.

El orden para sufragar sigue con Sbdar. Luego, con Posse. Después, con Leiva y el último voto (nada menos) es para la más joven, etariamente y en el tribunal: Rodríguez Campos.

Otras inquisiciones

Dos cuestiones más deben tenerse en cuenta en torno de la elección de autoridades de la Corte. La primera, de índole formal, es la asignación de los organismos y oficinas en los cuales los vocales también desempeñan funciones, además de las de índole jurisdiccional propias de las vocalías. Se trata (para mencionar los más gravitantes) del Consejo Asesor de la Magistratura, el Jurado de Enjuiciamiento, la Oficina de la Mujer y la Oficina de Violencia Doméstica, la Junta Federal de Cortes (Jufejus) y la Oficina de Planificación Estrátegica. La asignación de esos espacios es toda una prenda de negociación alrededor a la hora de la renovación de la mesa de conducción.

La segunda cuestión se refiere a cuál será el “relato oficial” del resultado de la votación. Era uso y costumbre que el alto tribunal informara que sus elecciones de autoridades siempre se daban por unanimidad. Era una ficción protocolar: adentro habían estado arrancándose los ojos con las tapas duras de las obras completas de Juan Bautista Alberdi, pero cuando las puertas se abrían el mensaje hacia la sociedad y hacia la “familia judicial” era que adentro reinaba la mar de los entendimientos. Con el inicio del nuevo siglo, esa regla de etiqueta fue dejada de lado y los propios vocales hacían constar en las rencillas irreconciliables que imperaban en la cima del Poder Judicial. Esa cultura de oficializar las “cumbres borrascosas” fue puesta en suspenso en 2019: los jueces supremos retomaron la tradición del siglo XX y quedó formalmente establecido que la consagración de Sbdar se había dado por unanimidad.

Pero en los 24 meses que transcurrieron desde entonces, las tensiones internas alcanzaron picos inéditos. El caso “Pedicone” los expuso. Como se recordará, el ahora ex juez Enrique Pedicone denunció al vocal Leiva por supuestas presiones en la causa en que se denunció al titular de FR, Ricardo Bussi, por presunto abuso sexual, y que el opositor rechaza por considerarlo un “expediente armado” para extorsionarlo políticamente. Leiva refutó las acusaciones de Pedicone y contraatacó acusándolo de tratar de desviar la atención del hecho de haber actuado supuestamente sin competencia en una causa penal. La defensa de Pedicone pidió tramitar su causa con el nuevo Código Procesal Penal, vigente en toda la provincia desde el 1 de septiembre pasado. Cuando se rechazó su planteo porque los hechos que él denunciaba eran anteriores a esa fecha, planteó un per saltum ante la Corte. Leiva, Estofán y Rodríguez Campos se excusaron, pero Sbdar y Posse no. Entonces, Leiva los recusó. Se conformó una “Corte ad hoc” con jueces de instancias inferiores. Y ellos le dieron la razón a Leiva. ¿Sólo fueron diferencias jurisprudenciales y, por tanto, no quedaron rispideces entre los vocales?

El acta del miércoles donde se vuelque el resultado de la votación, entonces, dirá mucho más de lo que asiente por escrito.

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