Otro modo de daño ambiental: basura digital y cambio cimático

Otro modo de daño ambiental: basura digital y cambio cimático

Desde los correos electrónicos hasta las películas de los servicios de streaming: todo lo que está “en la nube” genera dióxido de carbono. Esfuerzo colectivo.

Otro modo de daño ambiental: basura digital y cambio cimático

Hay contaminación que podemos ver, como las montañas de plástico en los basurales o los cielos grises de tanto humo, sin ir más lejos... Pero posiblemente no imaginaste que también existe la contaminación digital; y tampoco que la “basura” que la causa está en tu computadora.

Sucede que los miles y miles de archivos que tenemos guardados, muchísimos de ellos sin necesidad, consumen energía eléctrica. “Y el sector energético genera el 25% del dióxido de carbono (CO2), uno de los más importantes responsables del cambio climático y del calentamiento global”, explica a LA GACETA el ingeniero eléctrico Gustavo Bellagamba, también magíster en Gestión Ambiental y experto en energía solar. Y agrega, contundente: “un simple correo electrónico tiene un costo ecológico; cada uno de los que guardamos durante un año genera 10 g de CO2”.

Puede parecerte poco, a menos que sepas que -según datos de aerobase.org-, más de la mitad de la población mundial usa el correo electrónico; en 2019 se enviaron 3,9 mil millones, y se estima que para 2023 se llegará a los 4,3 mil millones. Ahora sí, multiplicá por 10 gramos. (Ver “Para que lo imagines mejor”).

La causa del problema

Lo que pasa es lo siguiente: eso que llamamos “la nube” y que nos permite tener todo “a mano” está guardado en algún lado.

“Perder datos es intolerable para empresas e individuos. Entonces, los proveedores de servicios de Internet tienen los de sus usuarios en centros de datos (computadoras cuyos discos duros tienen el único propósito de guardar datos) en distintos lugares de una ciudad, de un país y hasta en distintos continentes -advierte Gustavo Jiménez, proveedor de servicios tecnológicos a los sectores público y privado-. Los recursos energéticos, satelitales y de comunicación que se necesitan para mantener esas tremendas estructuras funcionando son inmensos”.

“La separación de los datos entre continentes puede parecer exagerada, pero es la única forma de sortear estragos climáticos. Así funcionan Google, Amazon, Microsoft y todas esas empresas que proveen de servicios de custodia de datos”, agrega.

¿La razón? “Esos data centers nunca pueden apagarse y, por lo tanto, deben ser enfriados...

“Un gran esfuerzo energético, si se piensa que el 60% de los correos sin eliminar son spam o newsletters que nunca abrimos”, explica Bellagamba, y resalta: “lo más grave de los emails son los adjuntos: uno promedio genera por año 5 toneladas de CO2”.

Comparación gráfica

“La polución digital hoy en día es más importante que la que provoca la aviación civil”, asegura por su parte la periodista francesa Anna Argemi, en su blog alterconsumismo, publicado por elpais.com, y ejemplifica: “una empresa compuesta por 100 personas genera cada año por culpa del correo electrónico 13,6 toneladas de CO2, lo que representa la polución provocada por 14 vuelos ida y vuelta París-Nueva York”. Ahora pegan más fuerte las cifras... ¿no?

Manos a la obra

No esperes más. Si nunca limpiaste tus bandejas de correo la tarea puede parecer titánica. Pero hay una aplicación que ayuda un poco, y así, también nos ayuda a todos: Cleanfox, elimina newsletters, esas a las que nos suscribimos y ni nos acordamos por qué. “Es parte de Foxintelligence, una start-up francesa lanzada a fines de 2016”, cuenta Argemi. Algo es algo...

Pero lo real es que los correos no son, ni de lejos, lo más grave.

Redes sociales

“Las fotos que se toman con el celular y se copian en ‘la nube’ ocupan mucho más espacio que los correos. Como ejemplo: una foto en buena resolución equivale a 1.000 emails”, resalta Jiménez. Y la pregunta es, entonces, ¿cuánto tiempo realmente “necesitamos” conservar documentos, fotos, vídeos y gifs animados que hemos enviado o recibido?

“Una película del Señor de los Anillos ocupa más que los 15.000 emails que tengo en mi cuenta de Gmail. ¿Para qué guardarla en la nube, si se puede usar un dispositivo de almacenamiento extraíble, como un pendrive? ¿Por qué es tan necesario tener miles de copias de una película en servidores de distintos países para que el usuario las empiece a ver apenas presiona play?, se pregunta Jiménez, y resalta -como hacía una antigua publicidad sobre acción cooperativa- la importancia de “un esfuerzo, sumado a otro esfuerzo, y a muchos esfuerzos más”, para cambiar un poco el rumbo de las cosas.

También es cierto que cada vez serán más los datos no superfluos que necesitemos, como humanidad, mantener guardados. “La solución de fondo -que algunas empresas de data center ya aplican- es el uso de energías limpias, como la solar, la eólica...”, advierte Bellagamba. Pero esto ya es tema para otra nota.

La app: cómo funciona Cleanfox

Cleanfox ofrece eliminar gratuitamente newsletters que están ocupando espacio en tu buzón de correo y, si le das el OK, puede cancelar la suscripción. Por otro lado dedica parte de sus ingresos a plantar árboles en Zambia, a través de la organización internacional WeForest. Existen versiones para Iphone y Android. Hasta la fecha Cleanfox ha sido utilizado por más de 2,7 millones de personas, que suprimen una media de 1.100 mails. Esto supone un ahorro de 11 kg de CO2 por persona y la plantación, hasta la fecha, de 15.000 árboles.

Para que lo imagines mejor

Creamos 2,5 trillones de bytes de datos al día en 2020.

Cada día, se envían 306,4 mil millones de correos electrónicos y se realizan 500 millones de Tweets.

Para 2025, más de 200 zettabytes de datos estarán almacenados en la nube en todo el mundo (Aclaración: un zettabyte es igual a 10 elevado a la 21, es decir, un 1 seguido de 21 ceros).

Un video de 480p (la calidad estándar) en YouTube usa 8,3 MB por minuto y 500 MB por hora; configuraciones de mayor calidad como 1080p inevitablemente usarán más datos.

Un mensaje de texto en WhatsApp usa pocos datos; pero compartir un video usa entre 500 MB y 2 GB.

Dada toda esta demanda, se estima que los centros de almacenamiento de datos y sus necesidades energéticas aumentarán entre el 12% y el 14% en los próximos años.

Una hora de videoconferencia con cámara y compartiendo documentos en alta calidad emite hasta un kilo de CO2.

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