River-Boca, un superclásico para apretar los dientes

River-Boca, un superclásico para apretar los dientes

River y Boca llegan casi en igualdad de condiciones, y ninguno puede aflojar esta tarde si pretende seguir prendido en la parte alta de la tabla.

COLOMBIANO. Jorge Carrascal será uno de los titulares de River esta tarde. twitter@riverplate COLOMBIANO. Jorge Carrascal será uno de los titulares de River esta tarde. twitter@riverplate

BUENOS AIRES.- Propenso a cierta exageración, el mundillo del periodismo deportivo argentino pregona que el planeta futbolero prácticamente se paraliza en los cinco continentes cuando se juega un River-Boca o un Boca-River.

Ni tan tan, ni muy muy. Es decir, ni los finlandeses se irán a dormir a la medianoche del domingo por mirar el partido, ni el resultado en el Monumental pasará desapercibido para los grandes medios deportivos en el mundo.

Ni hablar en Argentina, donde no sólo los hinchas “millonarios” y “xeneizes”, sino los neutrales suelen resaltar en el fixture cuándo se da el encuentro entre los dos más grandes del país, sea por interés, por disfrute o por morbo.

Así las cosas, el Superclásico de hoy es el último plato fuerte entre ambos en un 2021 en el que el fútbol local se dio una panzada de ellos: un total de cinco choques, tras un año previo de ayuno total, “gentileza” de la pandemia.

Esta vez, pase lo que pase en la cancha, quedará en la historia por formar parte de la fecha en que el público argentino regresó a las gradas tras un año y medio de nostalgia.

Treinta y seis mil hinchas de River (si no más), al menos con una dosis de vacuna, seguramente tendrán la emoción a flor de piel al pisar nuevamente “su templo”, y justo ante el eterno rival. Hubo cuatro antecedentes previos en 2021, ninguno en Núñez. El Monumental con nuevo césped híbrido será también una novedad para el Superclásico.

En realidad, el pasado inmediato permite otra constatación: siempre empataron, pero el Boca de Juan Román Riquelme ha salido mejor parado, por un motivo u otro. Y, además, en dos de los enfrentamientos de este año festejó por penales.

Por torneos locales y como anfitrión, la racha negativa de River está cerca de convertirse en la peor nunca jamás: van ocho partidos que el “Xeneize” no cae en territorio “enemigo”.

Más cerca de lo conceptual que de lo estadístico, los tiros desde los 12 pasos, tanto en la Copa de la Liga Profesional como en Copa Argentina en La Plata, pusieron punto final a las cinco eliminaciones al hilo sufridas durante la era de Marcelo Gallardo.

Precisamente, el de hoy podría ser el último Superclásico del “Muñeco”, al menos en este largo y exitoso ciclo que transita su octava temporada. Lo contrario sucede en la vereda de enfrente: será el primero para un Sebastián Battaglia que brinda esperanzas al “Mundo Boca” en el mediano plazo.

Claro, el resultado de hoy puede traer consecuencias. River necesita los tres puntos para alcanzar la punta al menos hasta mañana y bajar definitivamente de la pelea a un Boca que todavía no se resigna a despedirse del certamen y que lucha por meterse en la Libertadores de una manera u otra.

“Estamos más o menos igualados”, afirmó Gallardo en conferencia de prensa. Quizá por primera vez en mucho tiempo, este River escolta, más pródigo en resultados que en rendimientos confiables, no llega como claro favorito al Superclásico.

Boca ahora apuesta a un mayor protagonismo, destacó el “Muñeco”. Resta por ver si el local, con la baja de David Martínez, y con Matías Suárez entre algodones, lo sabrá aprovechar. Battaglia, en tanto, deshoja la margarita por su volante derecho (Diego González o Cristian Medina).

Esta tarde nuestro mundo se detendrá por dos horas, a partir del pitido de Fernando Rappalini para que la muevan Julián Álvarez o Nicolás Orsini. Y LG Deportiva volverá a estar allí.

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