Día internacional del café: cuáles son las preferencias que tenemos los tucumanos

Día internacional del café: cuáles son las preferencias que tenemos los tucumanos

Qué pasa con la bebida en nuestra provincia. Curiosidades, recetas y la apuesta por experiencias inmersivas

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Bebida de los dioses griegos, mortales y trabajadores que a duras penas llegan cuerdos a mitad de semana... el café es uno de los productos más consumidos alrededor del mundo, al punto de estimarse que por día se beben 3.000 millones de tazas.

Hoy, en el Día Internacional del Café, la pregunta apunta a qué ocurre con los amantes de los cafetos a nivel local.

“Lo que sorprende es la cantidad de cafeterías que existen en Tucumán al compararnos con otras provincias. En el rubro empresario es uno de los negocios más rentables, al punto de llegar -en una lista rápida- a más de 80 locales en la capital”, señala el barista Rodrigo Malaspina.

En cuanto a las preferencias tras mirar el menú todo varía según la edad. “Incluso ahora, los adultos mayores tienden a perpetuar ese ritual del pocillo con algún acompañamiento básico mientras se hojea un diario. En cambio, los jóvenes y adultos suelen pedir el café con leche o algún americano cargado. Otra cuestión anecdótica es que, pese a las altas temperaturas, aún se prefieren las opciones calientes antes que los cold brew o ice latte”, agrega.

Entre los cambios recientes dentro del sector, el sommelier Nicolás Viola destaca la presencia de nuevas alternativas aptas para veganos. “La evolución y las modificaciones en nuestra manera de alimentarnos llevó a que las bebidas habituales (como el té, mate, café o aguas saborizadas) se repiensen desde la conciencia con el medioambiente o la perspectiva nutricional. Eso condujo a que en algunas cafeterías encontremos leches vegetales o con menos contenido graso y productos envasados con sellos orgánicos o menos industrializados”, explica.

El encuentro

Para Malaspina el motivo por el cual bebemos tantas tazas de café (y en versión extendida le damos mucha importancia a la hora del desayuno y la merienda) responde a una valoración emocional y social. “Nosotros no concebimos las invitaciones a una cafetería como un momento de encuentro con la bebida sino con un otro, al cual queremos, extrañamos o necesitamos. Por eso, la valoración que se hace del café es a partir de esa imagen ilustrativa del encuentro entre pares, de la conversación libre e intimidad afectiva antes que por su calidad o en miras a una experiencia de cata perfecta”, reflexiona.

El reverso de esta moneda es que -al no importarnos tanto el producto- la mayoría desaprobaríamos un examen de conocimientos básicos.

“Aunque existan tantas alternativas para sentarse a degustar el café, la calidad de la materia prima que se utiliza en los comercios y la higiene de las máquinas es bastante baja. En las cafeterías más tradicionales las tazas se sirven hasta con la leche y los granos quemados por la alta temperatura del agua. De esto nos podemos dar cuenta porque el resultado es sentir acidez, pesadez o malestar estomacal”, agrega Viola.

La segunda crítica es la carencia de letreros o indicativos que detallen los blends que se utilizan y permitan al común de la gente descubrir que existen y seleccionar entre granos con notas frutales, cítricas o especiadas.

“El reclamo central para mejorar la relación ‘romántica’ que mantenemos con la bebida es conseguir que finalmente se prohiba el café torrado. Este ya ha sido eliminado en la mayoría de lugares de Europa y Estados Unidos porque resulta cancerígeno y su proceso tiene efectos nocivos para el organismo debido a las altas temperaturas y la quema de azúcares a las cuales se somete a los granos”, alertan los especialistas.

En relación al café de especialidad (aquel que muestra todo el proceso productivo detrás del café), Malaespina afirma que a futuro seguirá pegando fuerte. “Un cambio esencial es que ya muchas personas han optado por llevar a sus hogares café de calidad (con etiquetas que especifican sus orígenes) y hay un boom en la compra y uso de métodos como la prensa francesa, la cafetera italiana y el café de filtro”, comenta.

Preguntas comunes

- ¿Cuánto tarda en hacer efecto la cafeína?

- Según la edad y metabolismo de la persona, la cafeína arranca a hacer efecto a los 15 minutos de su ingesta y alcanza sus niveles máximos (el punto donde volvemos a la vida) a la media hora o 45 minutos.

- ¿Cuál es el mejor café?

- No existe la respuesta universal; todo depende de las preferencias personales. Sí se recomienda, para preservar los aromas, colores y gusto natural, comprar el café en granos y proceder a molerlo a la hora del desayuno o la merienda. Además, es preferible comprar marcas que especifiquen en dónde yacen las plantaciones.

- ¿Cómo debemos preservarlo?

- El café molido dura de dos a tres meses en buenas condiciones. Para evitar la humedad y la pérdida de sus propiedades, el producto debe almacenarse en un espacio oscuro, a temperatura ambiente y sin contacto directo con fuentes de calor. Nunca hay que meterlo en la heladera y es preferible que el recipiente de guardado sea hermético para evitar que ingrese el oxígeno y nuestro café se oxide.

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¿El café en verdad nos despierta?

A corto plazo, el café actúa en nuestro organismo como un estimulante del sistema nervioso central y nos ayuda a mantener la concentración, permanecer alertas al activar la adrenalina y quitarnos de encima el sueño. Esto se debe a que la cafeína presente en los granos bloquea a los receptores de la adenosina (compuesto químico responsable de la sensación de somnolencia y que se relaciona con nuestros ciclos vitales de energía diarios).

Sin embargo, al pasar de tres a ocho horas aproximadamente dicho efecto vigorizante desaparece y el cansancio que manteníamos acumulado vuelve. Lo mismo ocurre al beber té, bebidas energéticas o mate.

Café “alternativo”

Desde hace años, las alternativas para tomar café continúan diversificándose, al punto que en Tucumán se ofrecen varios sustitutos a los clásicos granos de las plantas de cafetos. “Por ejemplo, entre las opciones sin cafeína tenemos el café de mistol (el fruto de esta planta oriunda de América del Sur resulta un excelente expectorante, regulador intestinal y energizante) y el de algarroba (con notas similares al chocolate). Ambos suman a la bebida minerales, proteínas y aminoácidos”, detalla Araceli Acuña, dueña de una tienda naturista.

También en las dietarias hay bolsitas de café de cereal (un mix de malta, centeno y cebada) y de higo. Este último tiene un retrogusto bastante dulce.

“En Europa, desde 2020, son tendencia los lattes veganos multicolor. Estos son elaborados con café, leche y superalimentos (como la espirulina y la matcha), cúrcuma o remolacha para obtener un efecto azul, verde, amarillo o rosa”, acota. Para quienes deseen experimentar al máximo en internet circulan además recetas de café fusionado con carbón activado.

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