Consejos imperdibles: es tiempo de citrus

Consejos imperdibles: es tiempo de citrus

Aprovechá estas “bombas de salud” en recetas saladas y dulces. Las virtudes de las frutas de estación.

 Pollo asado con mandarinas y licor de anís. Pollo asado con mandarinas y licor de anís.

En nuestro inconsciente colectivo, Tucumán es sinónimo de caña. Y lo fue durante mucho tiempo, pero hubo un visionario que a principios del siglo XX conocía los riesgos del monocultivo y que -a pesar de ser dueño de ingenio- vio y defendió las buenas posibilidades de los citrus para la economía de la provincia: Alfredo Guzmán fue el introductor del pomelo y de la mandarina, y aclimató todas las variedades en su Quinta Guillermina.

Fue el inicio de un proceso que llevó a Tucumán a ser primer exportador mundial de limones. Y nos hizo privilegiados: podemos gozar de la gloria de las mandarinas (y de las otras frutas también, claro) al sol de la siesta en invierno y sostenernos gracias a uno de los pilares de la alimentación saludable, como es el consumo de frutas y vegetales de estación.

Ventajas de la localía

Toda dieta saludable incluye alimentos que se cultivan en granjas, en huertas o en árboles, pues están repletos de nutrientes y de fibra.

Pero que estén recogidos en temporada y en cercanía del consumidor implica que se los pone en el mercado en el momento correcto de maduración, por lo que conservan mejor sus propiedades nutricionales, su sabor y sus aromas. Y que estén próximos ahorra costos de logística, requiere menos combustible de transporte y menos electricidad para mantener el frío que necesitan los que no son de temporada, así que se cuida el ambiente.

Por eso, esta nota es una invitación a, literalmente, “sacarles el jugo” y aprovecharlos no sólo frescos, sino para preparar todo tipo de platos.

Pollo asado con mandarinas y licor de anís

Desde Oriente a tu mesa

Colocar en un bol grande 100 ml de licor de anís (puede ser anís Shami); cuatro cucharadas de aceite de oliva; tres de jugo de naranja y tres de limón recién exprimidos; dos de mostaza en grano y tres de azúcar morena clara. Mezclar bien, añadir dos y ½ cucharaditas de sal y una y ½ de pimienta negra. Volver a mezclar y reservar. Recortar las hojas de dos bulbos de hinojo (500 gr en total), cortar cada bulbo longitudinalmente por la mitad, y cada mitad en cuatro gajos. Añadir al bol. Aparte, despresar un pollo grande (1,5 kg), o utilizar ocho unidades de las presas favoritas. Colocar en el bol y añadir cuatro mandarinas (lavadas y sin pelar) cortadas horizontalmente en rodajas de ½ cm, una cucharada de hojas de tomillo, sal y pimienta. Revolver bien con las manos y dejar marinar. Lo ideal sería que, tapado todo con film, pasara la noche en la heladera; si no se puede, al menos unas horas. Precalentar el horno a 200° y transferir el pollo y su adobo a una fuente donde cada pieza tenga su lugar (no encimar); la piel debe quedar hacia arriba. Cuando el horno esté listo, asar todo entre 35 y 45 minutos; el pollo debe de lograr color y estar bien cocido. Sacarlo con el hinojo y las mandarinas y mantener todo caliente. Poner el líquido en una cacerola, llevar a ebullición y bajar luego el calor hasta que la salsa se reduzca a un tercio (unos 80 ml). Colocar el pollo, los hinojos y las mandarinas en los platos, bañar con la salsa y decorar con perejil picado. Se puede acompañar con arroz o con trigo burgol cocido.

 Lomo al limón. Lomo al limón.

Lomo al limón

Con queso rallado y huevos

En una cacerola “cabedora”, dorar en un poco de aceite de oliva el trozo de carne entero ya salpimentado (en todas sus caras), junto con dos cebollas medianas cortadas gruesas y una hoja de laurel. Cuando esté, agregar una taza grande de jugo de limón recién exprimido y ½ taza de caldo (el líquido debería cubrir la carne; de ser necesario, agregar un poco más de cada uno). Cuando el lomo esté cocido, sacar de la cacerola (sacar también la hoja de laurel) y agregar a lo que será la salsa un taza de queso rallado, cáscara de limón rallada y dos huevos. Mezclar bien mientras se sigue cocinando a fuego bajo, hasta que cuaje. Para emplatar, cortar la carne en rodajas, bañar con la salsa, y acompañar con arroz blanco o puré. Decorar con perejil fresco picado.

 Torta de naranja. Torta de naranja.

Torta de naranja

Con canela y zanahorias

Enmantecar y enharinar un molde que tenga unos 30 cm de diámetro y precalentar el horno a 180°. Pelar dos zanahorias medianas y rallarlas en tiras finitas. En un bol, tamizar 220 gr de harina; hacer un hueco en el medio y añadir una cucharada de polvo de hornear, mezclar con cuidado para que el polvo de hornear no “se vuele”. Aparte, poner en el vaso de la licuadora 160 gr de manteca, 110 gr de azúcar y las zanahorias; cuando sea una mezcla homogénea, añadir dos huevos y tres vasos de jugo de naranja, y volver a batir. Verter la mezcla en un bol grande e ir añadiendo poco a poco la mezcla de harina y polvo de hornear sin parar de mezclar. Cuando se haya agregado la mitad de la harina, sumar ½ cucharada de canela en polvo; seguir mezclando, sumar la harina restante y añadir 15 gr de pasas rubias sin semillas y 50 de nueces picadas no demasiado finitas (la idea es que se noten). Integrar bien y, con la ayuda de una espátula, repartir la mezcla en el molde y llevar al horno unos 45 minutos (controlar si está lista con la técnica del palillo). Dejar reposar al menos 15 minutos y espolvorear con azúcar impalpable.

Cascaritas confitadas

De naranja o mandarina, para aprovechar hasta lo que tirarías

No es complicado y necesita pocos ingredientes, entre ellos, un poco de paciencia... Lavar las frutas, pelarlas y cortar las cáscaras en cuatro gajos (si usás naranjas, cortar las dos “tapitas”, hacer cuatro cortes a lo largo y sacar la cáscara). Hervirlas cubiertas con agua unos cinco minutos. Colar, cambiar el agua y hervir de nuevo; repetir tres veces. Luego cortar las cáscaras en tiras finitas y pesar la misma cantidad de cascaritas, agua y azúcar (por ejemplo, 500 gr de cada una). Con las dos últimas preparar almíbar, y cuando comience a hervir, echar las cascaritas. Dejar cocer cinco minutos, apagar el fuego y esperar que se enfríen; repetir el proceso otras cuatro veces. Las cáscaras comenzarán a volverse translúcidas; entonces, bajar el fuego y dejar que se confiten muy lentamente. Cuando estén, deben secarse, sobre un rejilla, 24 horas. Se pueden comer así o bañadas con chocolate.

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