Los impuestos representan la mitad del precio de un mueble de madera

La mitad del precio de los muebles que se adquieren corresponde a la carga impositiva, de acuerdo con un reporte elaborado por el sector Industrial de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME). El diagnóstico privado, al que accedió LAGACETA.com, toma como referencia una mesa de madera maciza y cuatro sillas.

Tras analizar los costos, impuestos y ganancias netas de cada eslabón, el reporte concluye que de los $ 29.826,70 en los que se vendió una mesa de madera maciza (pino o similar) en Capital Federal –precio promedio de junio pasado en los centros de producción y de referencia comercial-, el productor primario explica el 0,8% ($ 251,40); el aserradero el 6,6% ($ 1.970,60); el secado, enderezado y clasificación 3,5% ($ 1.034,20); el industrial que fabrica la mesa y las cuatro sillas 19% ($ 5.675,10) y la mueblería representó el 19,9% ($ 5.925,10). Por su parte, la presión tributaria del Estado, en sus tres niveles, asciende a 50,2% ($ 14.970,30).

"Una vez más, el peso del Estado queda expuesto: el 88,8% son impuestos de origen nacional, mientras que el 11,2% son provinciales o tasas municipales", puntualiza el diagnóstico de la CAME.

Además, al analizar los tributos específicos de la cadena de valor desde la recolección de la madera en la provincia de Salta hasta su venta en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (aproximadamente 1.490 kilómetros), el 17,7% corresponde al IVA, el 9,9% a Ganancias, el 13% a otros impuestos provinciales o tasas municipales, el 5,6% a Ingresos Brutos y el 4% a contribuciones patronales de la mano de obra. Del precio que abonó el consumidor en la mueblería ($ 29.826,70), además del 50,2% correspondiente a impuestos ($ 14.970,30), el 31,5% ($ 9.393,10) corresponde a costos y el 18,3% ($ 5.463,30) a ganancias netas.

El mes pasado, la Mesa de Diálogo de Tucumán, un grupo interdisciplinario convocado por el Arzobispado de Tucumán, junto con el Equipo de Pastoral Social, dio a conocer un informe acerca de lo que representa la carga fiscal para la actividad económica.

"El sistema impositivo debe procurar minimizar las interferencias con el funcionamiento del mercado. Todos los tributos introducen algún tipo de distorsión y de este modo alteran la asignación de recursos generando ineficiencias que se traducen  en un menor potencial de consumo y bienestar para la población o incluso reducen el potencial de crecimiento de la economía. Sin embargo, los tributos deben permitir hacer frente a las erogaciones del Estado de modo de cumplir con sus objetivos de política, incluso una distribución más equitativa del ingreso y la riqueza. Y los impuestos deben ser simples para facilitar la tarea recaudatoria", remarcaron los profesionales que elaboraron el documento, titulado "En busca de competitividad fiscal para una mayor producción, inversión y empleo".

La presión impositiva en Argentina es excesiva y ahoga a la actividad y la iniciativa privada, únicos generadores genuinos de riqueza. El crecimiento económico depende de la creación y desarrollo de un ambiente propicio de negocios que facilite e incentive el surgimiento de nuevos emprendimientos y el crecimiento de los existentes. Desde los pequeños negocios a los grandes emprendimientos, todos sufren de una presión fiscal que paraliza la iniciativa, puntualizaron los representantes de distintas actividades profesionales, académicas y pastorales. "En Tucumán, la presión impositiva es mayor aún que en el resto de las provincias, pero no solo por las altas alícuotas sino por los sistemas de percepción y retenciones que incrementan las tasas efectivas y generan un sin fin de complicaciones que desincentivan a cualquiera que pretenda realizar negocios en la provincia", finalizaron en el informe que elevaron al Poder Ejecutivo y a la Legislatura, y que contiene una serie de propuestas para que la provincia mejore su competitividad respecto de otros distritos del país.