VAR: horrores, desaguisados y árbitros suspendidos

VAR: horrores, desaguisados y árbitros suspendidos

Es molesto. Entraña muchos peligros. Pone nerviosos a los hinchas, a los jugadores, a todos. Causa perjuicios deportivos y económicos. Crea suspicacias. Alienta a la manipulación. Le quita la esencia al fútbol, lo desnaturaliza (y con ello, también a quienes deben impartir justicia).

Se quejan de un lado, se quejan del otro. Todos se quejan. El motivo está identificado: el Video Assistant Referee (VAR). Pero, ¿es el culpable? ¿Acaso las críticas taparán lo bueno que supone el sistema? Se está viendo. Al menos en esta parte del mundo. Pero el problema, decididamente, no es del VAR, sino quienes lo ejecutan.

El fútbol es un deporte de contactos, de jugadas que se deciden por centímetros, de líneas visibles a la vista y otras provistas por una computadora, de acciones a cámara lenta e imágenes paradas. Desde que el VAR apareció, han cambiado cosas en el fútbol, para bien y para mal. Han variado reglas de juego. Y hay más polémica, claro.

Este preámbulo es para darle marco al último gran desaguisado que se “cocinó” con el VAR por estas tierras. El mundo Boca está que trina. Y con total razón. Hay una sensación de despojo por el fallo que lo privó de un gol en el partido contra Atlético Mineiro, por la ida de octavos de la Copa Libertadores. Y las cosas hallaron más justificación cuando se publicaron los audios del video arbitraje a cargo del paraguayo Derlis López.

Desde allí salió el llamado al árbitro principal Andrés Rojas, que consideró válido el gol de Diego González. Al existir un aviso de una supuesta falta de Norberto Briasco sobre Nathan Lopez en el instante previo al cabezazo del “Pulpito”, todo fue a revisión. Y surgió el horror arbitral.

En el video se ve cómo en primera instancia revisan y descartan posibles situaciones de fuera de juego. A continuación se centran en el primer salto de Gónzalez. “Viene limpio”, afirman. Y van hacia Briasco, al que llaman “el rubio”. López dice entonces que es “un contacto muy pequeño”. Pero uno de sus asistentes tira la frase: “puede desestabilizar”. Lo que siguió fue un llamado a Rojas. Después, más horror: jugadores de Mineiro que presionaron de forma descomedida, tarjeta amarilla para uno de Boca y gol lícito que quedó en la nada.

Rojas y López fueron suspendidos ayer por la Conmebol por incurrir en “errores graves en el ejercicio de sus funciones”. ¿Fin de la historia? Qué va. Si el perjuicio a Boca será absoluto, o si quedará como otra triste anécdota, se sabrá cuando termine la revancha de la semana próxima. Mientras, a todos los que seguimos al fútbol, nos quedan todas las impresiones con la que comienza este análisis.

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