Copa América: una conquista que, esta vez, nos salió bien

Copa América: una conquista que, esta vez, nos salió bien

La Copa América es patrimonio argentino desde hace pocas horas. Y, hasta aquí, no hay, en lo absoluto, algo que opaque la fiesta. La aclaración puede sonar un poco extraña, pero la historia argentina obliga.

En el ambiente, anda rondando una sensación al estilo de “esta vez, parece, que nos salió bien”. El condicionante para que la algarabía continúe en todo el pueblo argentino tiene base en algo que sucedió entre noviembre y diciembre de 2020. Triunfazo en el rugby, equivalente a una Copa América, sin temor a exagerar: Los Pumas derrotaron a los All Blacks. A las pocas semanas, por dichos racistas y clasistas, tres jugadores del equipo quedaron envueltos en la polémica. Suspendidos, primero, luego la situación se reconsideró. Chau parte de la algarabía.

En 2008, el tenis argentino tenía al alcance de la mano todo para lograr una conquista del mismo calibre de la del Maracaná: ganar la Copa Davis en casa. Una serie de desencuentros dirigenciales y de jugadores sabotearon la inmejorable oportunidad. Ocho años después, con mucho en contra (visitantes, jugando en una superficie por demás incómoda y con un equipo comparativamente inferior) Argentina vencía en la final a Croacia. Dos años antes, Gastón Gaudio, decía que si la Copa Davis no se había ganado, era por los egos altos de dos jugadores. Uno de ellos ya no jugaba cuando se produjo la conquista.

Esos antecedentes, en especial para aquellos adeptos que gozan de las conquistas gloriosas que los deportes brindan, hacen mucho más grato el título de la Copa América. La identificación con los valores sanos que trascienden lo deportivo está en los campeones de América. Y eso, más en épocas como las que se viven, identifica a la gente y, principalmente, manda un mensaje de esperanza en el sentido de que un buen plan, a la larga, trae buenos resultados. En la era que Lionel Scaloni empezó casi sin querer, no hubo rencillas, al menos públicas, entre los jugadores. El diálogo, según los mismos protagonistas, siempre estuvo y fue directo. Cuerpo técnico-jugadores y jugadores-jugadores. El famoso “se formó un buen grupo”, efectivamente, se consumó. Con un líder claro fuera, Scaloni; y otro más claro todavía adentro, Messi (en la foto, ambos abrazados). Porque esa carrera rabiosa que todos los jugadores emprendieron hacia él cuando el pitazo final declaraba que Argentina era campeón, fue la muestra de un ciento por ciento de respeto hacia el capitán que pocos jugadores portadores de la cinta pudieron generar en la historia de la Selección.

Así que sí, no es que sólo parece, esta vez, gracias a los campeones de América, “nos salió bien”. Que sea una lección para seguir disfrutando en los deportes y en la vida misma.

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