El viaje de Germán Alfaro, la última bolilla de la noche

El viaje de Germán Alfaro, la última bolilla de la noche

Es sábado a la tarde, y el ringtone le avisa al intendente de San Miguel de Tucumán que acaba de recibir un WhatsApp. “Soy Eduardo Macchiavelli”, lee Germán Alfaro en la pantalla del celular. El nombre es casi desconocido en esta provincia. Pero el líder del PJS sabe bien de quién se trata. Ha tenido la oportunidad de hablar con el armador político -y funcionario- del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, durante alguna visita a estas tierras. Ahora, vía mensaje de texto, es el dirigente del PRO quien invita al peronista de Villa Amalia a viajar a Ciudad de Buenos Aires. Alfaro no necesita pensarlo dos veces. Ni bien se asegura de que hay lugar disponible en los vuelos de línea del lunes, acepta la propuesta. Y así se gesta un viaje que puede cambiar todos los esquemas en la oposición de Tucumán.

Hasta ahora, el intendente de la Capital tenía un pie y medio afuera de Juntos por el Cambio (JxC). Todos los indicios apuntaban a que el PJS iba a presentar una lista propia en las elecciones nacionales de este año, y esta es una posibilidad que aún se mantiene latente. De hecho, Alfaro ha optado por no formar parte de la mesa política que congrega a todos los miembros de esa alianza partidaria en Tucumán. Pero el encuentro con Rodríguez Larreta –a quien el propio Mauricio Macri consideró “muy bien posicionado para 2023”- abre un nuevo panorama político ante los ojos del esposo de la diputada nacional Beatriz Ávila.

¿Qué le propondrán en la sede del Gobierno porteño al hombre que desde 2015 maneja los hilos en 9 de Julio y Lavalle? Hoy se sabrá. Pero, por lo pronto, a Alfaro ya le anticiparon que la intención es “trabajar juntos”. Y está claro que este año, quien dice 2021 está diciendo 2023.

Al margen de lo que suceda en la reunión, hay varios puntos a considerar.

En primer lugar, si bien Rodríguez Larreta es uno de los opositores que mejor se “acomodó” con miras a las próximas presidenciales, su poder de acción todavía es acotado. Es decir: Macri, siendo presidente, podía definir el armado de las listas de candidatos de Juntos por el Cambio en el interior del país. El jefe de Gobierno porteño, si bien es una figura influyente en el PRO, aún está lejos de alcanzar ese nivel de preponderancia.

En segundo término, hay que ver qué significa aquella intención de “trabajar juntos”. ¿Será pensando en los comicios de este año? ¿En un proyecto político a largo plazo? ¿Sobre qué puntos en común se puede apoyar un eventual acuerdo político? No se trata solamente de buena voluntad. Para que exista un acuerdo, la posibilidad debe ser interesante para ambas partes. Por otro lado, si la propuesta incluye las intermedias, Alfaro ya avisó que su espacio no está dispuesto a resignar la primera candidatura al Senado de la Nación. ¿Puede garantizarle eso Rodríguez Larreta dentro de JxC? No es un detalle menor que los radicales José Cano y Silvia Elías de Pérez posean línea directa con los armadores de Macri. En simultáneo, los intendentes Mariano Campero y Roberto Sánchez también trabajaron para cultivar relaciones con los máximos referentes del ex Frente Cambiemos. Ni hablar de Ramiro Beti y Alberto Colombres Garmendia, dos dirigentes del PRO tucumano que días atrás mantuvieron un encuentro cara a cara con la ex ministra Patricia Bullrich.

Con todo esto, ¿qué acerca a Alfaro a JxC? En el entorno del intendente avisan que, si su intención hubiese sido “salir solo” este año, no habría esperado hasta estas instancias de discusión. Otro punto a favor de un posible acuerdo es el hecho de que el líder de FR, Ricardo Bussi, ya esté lanzado en campaña, y sea poco probable que integre Juntos por el Cambio. En ese sentido, tampoco es demasiado esperanzador el escenario para los opositores si, en lugar de las PASO, deciden medir fuerzas directamente en las generales. Sólo el día de la elección, los partidos que quieran tener fiscales en las cerca de 5.000 mesas -además de fiscales generales en todas las escuelas- deberán desembolsar unos $ 24 millones. Si el Frente de Todos -al margen de los candidatos que defina el gobernador Juan Manzur- obtiene entre el 40% y el 45% de los votos, el resto de los partidos debería conformarse en noviembre con el reparto de fracciones relativamente ínfimas del electorado. Así, aunque mantenga los dos diputados y los dos senadores que pone en juego, el peronismo vería como una victoria que la oposición quede tan atrás. “Si vamos a quedar segundos, que sea soplándole la nuca”, es el pensamiento en el alfarismo.

¿Qué aleja al PJS de un posible acuerdo con Juntos por el Cambio? El viernes pasado, ante una consulta de LG Play, el propio intendente expresó que la gente está “cansada de Manzur y de Jaldo”, pero también de “muchos de la oposición”. El “palito” estaba dirigido sobre todo al radicalismo. Está claro que la sociedad política entre Alfaro y Cano, hoy, es parte del pasado. Y si bien el diputado es una figura de peso dentro de la alianza opositora, el jefe municipal considera que ya pasó el turno de la UCR de liderar el espacio. Por otro lado, en el PJS sostienen que en su armado cuentan con más capital político que los “correligionarios”. No sólo por cantidad de legisladores y por gobernar el principal distrito electoral de Tucumán, sino también por disponer de una estructura propia para hacerle frente a la campaña.

A pesar de todo, el alfarismo sigue en conversaciones con distintos espacios. Cuenta con algunos aliados en la UCR, como el intendente de Bella Vista, Sebastián Salazar, el legislador Raúl Albarracín y el concejal Agustín Romano Norri. Pero, más allá de estos nombres, buena parte de las conversaciones no han dado demasiados frutos. Ayer, el intendente desayunó con su antecesor, el diputado Domingo Amaya, aunque al final no hubo propuestas ni mucho menos principios de acuerdo. Tampoco la semana pasada, cuando Alfaro -después de haberle marcado que carece del “chip tucumano”- se reunió con el ex ministro de Hacienda de la Nación, Alfonso Prat-Gay. Hoy será el turno de Rodríguez Larreta. Si fuese una ruleta, sería la última jugada de la noche. ¿El intendente se meterá dentro de JxC? ¿O se lanzará con lista propia a las generales? Sólo resta ver dónde cae la bolilla.

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