Artes visuales: en tiempos de redes sociales, no hay plagio que valga en el arte contemporáneo

Artes visuales: en tiempos de redes sociales, no hay plagio que valga en el arte contemporáneo

Una denuncia por internet reabrió el debate sobre algunas estrategias como la aproNiación o la cita. Normas de otros tiempos.

UNA Y OTRA. Pinturas de la líder política expuestas en el Museo Evita, fueron denunciadas en las redes sociales como un plagio del animé japonés.  UNA Y OTRA. Pinturas de la líder política expuestas en el Museo Evita, fueron denunciadas en las redes sociales como un plagio del animé japonés.

Hablar de obra única, de un arte original, de un estilo puro es un despropósito, cuando desde los 60 la noción de autor ha sido cuestionada, borrada y vuelta a escribir.

Precisamente en los 60, gran parte del desborde postestructuralista apostó a la teoría del texto e intertexto, cita, plagio, copia. Décadas antes el ruso Mijail Bajtin abrió la investigación sobre las voces ajenas que escuchaba en escritos con otras firmas.

El “aura” (el valor cultual que se le adjudica a una obra única) desapareció cuando Walter Benjamin reveló cómo con su reproducción la fotografía y el grabado ajustan cuentas con esa idea (ya en 1936).

En términos históricos, casi no ha pasado el tiempo desde estas formulaciones. Y con otras palabras se construyen discursos similares en este milenio.

Hace unos días la comunidad artística se movilizó porque la artista Fátima Pecci Carou, quien exhibe desde marzo pasado en el Museo Evita una exposición de pinturas que retratan a Eva Duarte como un personaje de animé, fue acusada de plagio. En las redes sociales se habló de la “gran similitud” que guardan sus obras con las de otros artistas. Y hasta un par de autores japoneses llamó a no comprar sus acrílicos.

La organización Nosotras Proponemos (que nuclea a artistas mujeres) salió inmediatamente a defender a Pecci Carou planteando la lectura contemporánea de sus obras. La curadora Eva Grinstein señaló que “se ataca la identificación explícita de la artista como feminista y peronista”.

La cuenta Tipito Enojado decía en Twitter que “al menos 11 de sus obras originales son calcos de otros artistas en internet. Varios de esos robos los tiene a la venta como obras propias y muchas ya las vendió”, denunciaba el usuario.

Jeff Koons, uno de los artistas vivos más importantes del mundo, ha sido acusado numerosas veces de plagio, y en algunas, condenado. En diciembre pasado la artista Mariana Esquivel se había quedado con el primer premio el Museo Franklin Rawson de San Juan, pero tras la denuncia en redes sociales de la fotógrafa Nora Lezano, el galardón fue re adjudicado por infringir “derechos de autor y propiedad intelectual”.

Ready-made

En la segunda década del siglo pasado Marcel Duchamp creó los ready-made (ya hecho) otorgándoles valor artístico a objetos que hasta el momento no lo tenían. La rueda de la bicicleta, el botellero o el urinario, por ejemplo, pasaron a integrar el lote de obras.

No por nada, de Duchamp en adelante, el arte se ha mirado de otra manera y ha provocado infinitos debates: el arte conceptual de los 60 surgió como una reflexión de esas lecturas (pero en la última década se ha mencionado que el urinario lo había concebido una baronesa).

PREMIO ANULADO. Ocurrió en el Museo Franklin (San Juan) en 2020. PREMIO ANULADO. Ocurrió en el Museo Franklin (San Juan) en 2020.

En este milenio, el teórico Nicolas Bourriaud aseguró que el artista producía en modo dj: sobre algo que ya estaba hecho, lo grabado, cargado en los samplers. El arte se construye en la postproducción. Su mirada sobre este tema ha tenido gran influencia en el mundo.

La apropiación es otro concepto que atraviesa la producción artística desde hace décadas: tomar lo ajeno como propio es asumir una transformación en curso; porque hay una decisión en esa dirección.

¿Acaso una coma o un punto no pueden modificar el sentido de una frase, de una oración?

Leyes anacrónicas

Un sector importante de especialistas en propiedad intelectual sostiene que se deben citar las obras de artistas porque están protegidas por la ley 11.723, que en su artículo 5º establece que la propiedad intelectual corresponde a los autores durante su vida y a los herederos o derechohabientes hasta 70 años contados a partir del 1° de enero del año siguiente al de la muerte del autor.

En esa ley se comprenden: obras científicas, literarias y artísticas... las obras dramáticas, composiciones musicales, dramático-musicales; las cinematográficas, coreográficas y pantomímicas; las obras de dibujo, pintura, escultura, arquitectura; modelos y obras de arte o ciencia aplicadas al comercio o a la industria; los impresos, planos y mapas; los plásticos, fotografías, grabados y fonogramas, en fin, toda producción científica, literaria, artística o didáctica sea cual fuere el procedimiento de reproducción. En el artículo 2 se lee el derecho del autor de “disponer de ella... exponerla en público, de enajenarla, de traducirla, de adaptarla o de autorizar su traducción y de reproducirla en cualquier forma”.

Son normas actualizadas en 1998.

Cualquier lector no avisado debe saber que Facebook se creó en 2004. Y desde entonces las redes sociales han crecido por decenas de millones. Todo el tráfico (información y comunicación) ocurre en internet.

Los grandes medios de comunicación masiva como cualquier “amigo” difunde sus fotos, acciones, noticias, selfies. Importantes y triviales texto. Todo o casi.

Y se reconoce que lo que está en la red de redes no tiene privacidad. Está al acceso de todos: cuando se publicas. ¿Quiénes son los propietarios en Facebook? ¿Los que tienen cuentas, los usuarios? Algunos pueden utilizar la marca de agua en sus publicaciones, pero incluso ella puede ser una idea de copia.

Una copia o cita que se convierte en otra obra, tal vez por el añadido de una pincelada.

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