Copa América: “Lio” en el laboratorio

Copa América: “Lio” en el laboratorio

El DT Scaloni hizo de los cambios de formación una marca registrada; por ahora, le va bien.

CON ESTILO PROPIO. Lionel Scaloni está convirtiendo en sistemático aquello de no presentar iguales formaciones en dos partidos seguidos; los cambios que practica son varios, y hasta aquí le dan resultado. CON ESTILO PROPIO. Lionel Scaloni está convirtiendo en sistemático aquello de no presentar iguales formaciones en dos partidos seguidos; los cambios que practica son varios, y hasta aquí le dan resultado.

A esta altura de la historia uno empieza a preguntarse si lo que está haciendo Lionel Scaloni en la Selección ya es en sí mismo el inicio de un nuevo sistema para el fútbol mundial regido por la pandemia. Eso de cambiar formaciones de un partido a otro, no obligado por circunstancias forzosas como lesiones o sanciones, pensando ya no sólo en el tipo de rival que tendrá enfrente sino también en la propia necesidad, echando mano a todo el arco de las posibilidades que le da el reglamento por los ampliados planteles, es un sello indeleble de esta gestión. No es que antes nunca nadie en la historia lo haya hecho. Pero de manera sistemática, a gran escala y con la frecuencia que se está dando, no resulta tan sencillo hallar casos así.

Se dice que equipo que gana no se toca; que es bueno tener uno cuya formación salga de memoria y de corrido; que el secreto de toda campaña radica en que los jugadoras se conozcan y encuentren confianza en la continuidad; que hay que pensar en una base, al menos de media alineación, para sustentarse en el éxito. Pero aquí Scaloni está revolucionando los métodos, las frases hechas, los lugares comunes. ¡Y los resultados le están dando la razón!

La estadística de 16 partidos invicto que lleva el equipo con este DT no es menor. Aunque estemos hablando de juegos de todos los colores, que en la cifra aparezcan varios de Eliminatorias y de Copa América le otorga un cierto cuerpo. Más allá que el del lunes ante Bolivia (para cerrar la fase clasificatoria del Grupo A) tiene el aspecto de ser uno muy factible para engrosar la lista, las pruebas de cuartos de final, una eventual semifinal y una final le ponen un toque de complejidad al asunto. Es decir, después del enfrentamiento con los bolivianos, vienen los que pueden forjar a fuego el proceso y que también pueden abrir ventanas emocionales en lo que resta de las Eliminatorias.

Sabido es que el DT se debate por estas horas en las dudas de cómo formar el equipo ante Bolivia. La carga de tarjetas amarillas de varios referentes importa; no quiere perderlos para lo que vendrá. Ya debió echar mano a su ideal de cambios permanentes ante Uruguay, aunque en ese caso debido al cansancio. Y cabe preguntarse si en su camino a una eventual final mantendrá la tesitura, o si comulgará más con lo previsible. Las toneladas de especulaciones previas a cada juego se harán un lugar. Y también las propias circunstancias que deriven del desarrollo de cada partido. Se sabe, el fútbol no es lineal, y aporta siempre elementos que lo convierten en aquello de la “dinámica de lo impensado” con que lo definió alguna vez Dante Panzeri.

En el laboratorio de Scaloni ya hay un componente de gran valor: Brasil no aparecerá en su mesa de trabajo sino hasta la final. Hay otro: Lionel Messi está en estado de gracia, yendo detrás de su primera alegría con la Selección mayor. Él aporta el suyo: salvo algún puesto puntual, en su cabeza siempre tiene a mano practicar cambios. Con resultados que acompañen y rivales que se superen, no parece haber de momento argumentos para invalidarlo.

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