Murió Horacio González, fundador del espacio intelectual kirchnerista "Carta Abierta"

Murió Horacio González, fundador del espacio intelectual kirchnerista "Carta Abierta"

Falleció a los 77 años, debido a la covid-19. Fue sociólogo, docente, ensayista y director de la Biblioteca Nacional.

FALLECIMIENTO. Murió Horacio González, fundador del espacio intelectual kirchnerista Carta Abierta. FALLECIMIENTO. Murió Horacio González, fundador del espacio intelectual kirchnerista "Carta Abierta".
22 Junio 2021

A los 77 años falleció el ex director de la Biblioteca Nacional Horacio González. Llevaba poco más de un mes internado, debido a un cuadro complicado de covid-19, y tras un largo proceso que incluyó mejorías y recaídas.

Sociólogo, docente y ensayista argentino; había nacido en 1944. Fue uno de los referentes intelectuales más importantes de la Argentina. Su análisis de la literatura y de la política contribuye significativamente a cultivar una lectura crítica y comprometida de la realidad, al filo de la disidencia.

Había sido uno de los fundadores de "Carta Abierta", el espacio de intelectuales kirchneristas puesto en pie para defender con argumentos de la historia y de la filosofía, entre otros, la ideología K.

Hombre de lealtades blindadas, sin escaparle al disenso vivió en estado de interrogación y diálogo. Apostó al lenguaje para desafiar sentidos clausurados y generó una de las etapas más luminosas de la Biblioteca Nacional a partir de una gestión que alojó debates inflamados, validó en sentido integral la producción de músicos como Luis Alberto Spinetta o Carlos "Indio" Solari y salió al rescate de textos olvidados por las dinámicas expulsivas de la industria editorial.

Había toreado la muerte en varias ocasiones. A fines de 2013 se había desplomado en el aeropuerto de Panamá como consecuencia de un ACV que sufrió mientras regresaba de un Congreso de la Lengua celebrado en esa ciudad. En 2015 también, cuando había sido intervenido por una hemorragia renal que un año y medio después lo llevó a recibir un trasplante de riñón. Pero esta vez no pudo.

Poseedor de una prosa expansiva y laberíntica que custodiaba sus ocurrencias y argumentos. Fuera del territorio solitario de la escritura, no esquivó los riesgos que acechan a los hombres que frecuentan la arena pública: presentó libros, regaló destellos de conferencista sagaz y lideró cruzadas como las reuniones de Carta Abierta, o la embestida para licuar el protagonismo del escritor peruano Mario Vargas Llosa durante su visita al Feria del Libro en 2015.

A González lo caracterizó siempre la vocación para sostener lealtades a sus ideas, a sus amigos, a las figuras que admiraba como la del ex presidente Néstor Kirchner o el desaparecido librero Elvio Vitali.

Polemista irremediable y protagonista de arrebatos que le valieron contrapuntos con otros intelectuales como Beatriz Sarlo, Horacio Tarcus y varios de sus compañeros de Carta Abierta,. González solía esquivar la corrección política reservada a quienes ejercen la función pública.

La formación intelectual del sociólogo y ensayista se consolidó con su ingreso a la facultad de Filosofía y Letras. Se sintió rápidamente atraído por la militancia universitaria y poco después se unió a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), la organización política y guerrilla urbana que lo obligó a permanecer clandestino por un tiempo. Abandonó la agrupación para integrarse en 1971 al Movimiento Revolucionario Peronista, un grupo que luego se incorporó a la órbita de Montoneros. Comenzó a militar en una Unidad Básica en Flores, mientras vivía en una pensión, en una pieza con una cama de metal y una mesa desvencijada que constituían para su ideario el gesto de austeridad que demandaba la militancia. Llegó a estar detenido durante seis meses y al salir en libertad no lo dudó: se exilió en Brasil, donde ejerció la docencia hasta que en 1983 decidió regresar a la Argentina.

Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de San Pablo, publicó una veintena de obras que se ramifican en novelas, aguafuertes y ensayos, entre los que se destacan "La ética picaresca", "El filósofo cesante", "Retórica y locura", "Filosofía de la conspiración", "Perón: reflejos de una vida", "Paul Groussac: la lengua emigrada", "Las hojas de la memoria. Un siglo y medio de periodismo obrero y social", "Lengua del ultraje. De la generación del 37 a David Viñas", “Historia conjetural del periodismo”, "Genealogías. Violencia y trabajo en la historia argentina" y "Kirchnerismo, una controversia cultural".

Su debut en la ficción se produjo recién en 2014 con "Besar a la muerta", una obra donde despliega saberes y discursos en clave de criollismo paródico, sin dejar de reflexionar, acaso a su pesar, sobre el estatuto del acto de habla. "La novela tiene giros caricaturescos, por eso vacilo en llamarla novela, sería en realidad una noveleta farsesca, y el asado, como fuerte signo de identidad, adquiere resonancias fantasmagóricas. No se puede invocar un asunto tan plenamente ligado a la memoria culinaria del país, sin incurrir en cierto criollismo paródico", había explicado.

En los últimos años, González había recuperado el ritual intemporal de la lectura y escritura que tanto había añorado durante sus años de gestión pública. En la casa de Boedo que compartía con Liliana Herrero, transcurrió largos meses resguardado a la espera de la primera dosis de la vacuna, que le fue aplicada en marzo.

Estaba actualmente a cargo del departamento de publicaciones de la Biblioteca.

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