Ricardo Gandolfo: “la poesía es una diversión, una alegría y un honor”

Ricardo Gandolfo: “la poesía es una diversión, una alegría y un honor”

El poeta y psicoanalista fue también letrista de rock en la banda tucumana “Redd”. El premio Coca Cola. El surrealismo.

ENTRE LA LITERATURA Y EL PSICOANÁLISIS. Ricardo Gandolfo es un cultor de la poesía narrativa. ENTRE LA LITERATURA Y EL PSICOANÁLISIS. Ricardo Gandolfo es un cultor de la poesía narrativa.

Aguas calientes bañan las primeras metáforas. Con los versos bajo el brazo llega a Tucumán. Se entrevera con poetas, asiduos concurrentes al Buen Gusto. Se introduce en los laberintos de don Sigmund que le abre otro universo. Se descubre como inesperado letrista del rock local. Un importante premio nacional lo rescata del anonimato poético. Sus poemas se publican en los diarios porteños y se traducen al alemán. “Se levanta una brisa insolente/ así se levantó tu falda aquella tarde de noviembre,/ y era posible ver (no imaginar)/ cómo el periódico regalaba las noticias usuales./ Otra vez, un gemido/ surcó el aire de las habitaciones rojas/ y entonces (sólo entonces)/ la radio murmuró unas confusas voces sobre valses vieneses./ Finalmente, la luna/ inconclusa bañaba tus espaldas y concluía allí donde soñamos/ (hubo un gesto trivial) y la televisión comenzó a transmitir imágenes de la tormenta”, le escribe “A un amor extraño” el poeta y psicoanalista santiagueño Ricardo Gandolfo.

- ¿Naciste en Las Termas de Río Hondo por casualidad o tu padres vivían allí? ¿Cómo era el ambiente familiar?

- Nací en Las Termas porque mis padres vivían allí, aunque eran de la provincia de Buenos Aires. Mi vida transcurrió en esa turística ciudad, en la que mi padre era médico y mi madre, ama de casa, hasta los 16 años en que vine a Tucumán a estudiar en la Universidad. Mi casa estaba llena de libros. Tanto mi padre como mi madre, leían muchísimo, sin un estilo, un poco al azar. Yo leía también. Mis compañeros se quejaban de ese rasgo, pero lo respetaban. Cuando tenía unos 14 años con un amigo comenzamos a escribir poesía, clásica, con rima y métrica. Me pareció que la poesía era una forma de decir que me atraía, los temas eran sobre todo el amor, la soledad, los infortunios. Éramos románticos, como conviene a dos jóvenes. La poesía que escribía era horrible.

- ¿Algún profesor te estimuló literariamente en la secundaria?

- Hice la secundaria en una escuela del Estado, de lo que me enorgullezco: la escuela nacional N° 39, laica y gratuita, con excelentes profesores, muchos de los cuales venían de Tucumán. Teníamos solo un año de literatura porque era una escuela comercial. Pero encontré en ella buenos compañeros y compañeras y estímulo para lo que quisiéramos. En Tucumán comencé a escribir otro tipo de poesía. Tuve la suerte de encontrarme con escritores ingleses y norteamericanos: Eliot, Pound, William Carlos Williams, Silvia Plath, entre muchísimos y de vincularme con escritores mayores muy buenos, entre los cuales, quiero recordar a Mario Romero y Adolfo Barrientos y por supuesto, a Hugo Foguet, del cual obtuve una dirección, sin conocerlo.

- ¿Cómo fue evolucionando tu poesía? ¿Cuáles son sus principales líneas? ¿Te influyeron los surrealistas u otros escritores?

- Detesto profundamente el surrealismo. Me gusta la poesía narrativa, que no pretende revolucionar nuestros modos de sentir ni de pensar, sino presentarlos bajo una nueva luz. Tuve muchísimas influencias, sobre todo de poetas de otras lenguas que es lo que creo que impacta profundamente una escritura, ya que, al confrontarla con traducciones, nuestra lengua se modifica. Siempre he leído muchísimo y por eso pienso que leer es fundamental. Y la inspiración es una forma de introducir aire a los pulmones y no un método para escribir.

- Formaste parte de la movida del rock tucumano como letrista, ¿con quiénes componías? ¿De qué hablaban las letras?

- Mi paso por Redd (gran banda tucumana) fue un honor que agradezco. Compuse todas sus letras en un muy buen ambiente de trabajo. Las letras hablaban de lo que se podía hablar en esos duros tiempos (finales de los 70) y eran, creo bastante elaboradas: un imperio que se derrumba, el recuerdo de un cine en la infancia, una variación del mito de Frankenstein, las penas de amor de un asesino. Esos fueron algunos de los temas. Ahí recuperé algo de los métodos adolescentes de rima y métrica para escribir lo que podía ser cantado. Redd fue una experiencia colectiva, donde hice nuevos amigos y me divertí muchísimo. Y con unos músicos extraordinarios como Luis Albornoz, Esteban Cerioni, Juan Escalante y Oscar Imhoff.

- ¿Qué te llevó a estudiar psicología?

- La psicología fue un recurso para descubrir el psicoanálisis y me hice practicante del psicoanálisis porque ir a un análisis me liberó de muchísimas cosas que pesaban demasiado en mi vida. Hasta tercer año de la carrera la estudiaba mecánicamente, hasta que encontré el psicoanálisis. Este es algo distinto de cualquier psicología.

- ¿Hay puntos de contacto entre tu poesía y la psicología?

- Debe haber contacto entre mi práctica y mi poesía, naturalmente, porque la poesía se vale de cualquier cosa y si es extraña, como lo es el psicoanálisis, mejor. Mis poemas surgen del deseo de escribir algo, eso es fundamental. A veces me impacta una noticia o una reflexión. Pero a la intuición original (que es informe y silenciosa) hay que agregarle muchísimo trabajo. Se corta, se pega, se cambian los verbos o los adjetivos, se manipula con las letras y las palabras, hasta obtener el resultado deseado. Después se dejan en el sótano del olvido esos poemas, un tiempo. Al cabo del cual se vuelven a leer y se escudriñan a ver si conservan su carácter de belleza. Entonces, si son aprobados, pasan a integrar un libro.

- ¿Qué sentiste cuando ganaste el premio Coca Cola? ¿Te metió de lleno en la poesía como un destino? ¿Existe una poesía tucumana?

- Fue una alegría y para ese entonces, bastante dinero, pero hacía rato que yo escribía. Me gusta pensar más en regiones de la lengua que de la geografía, descreo de los poetas “tucumanos” o “sanjuaninos”, me parece que los regionalismos son bastante atroces. Si hablamos un castellano argentinizado es como construimos nuestros poemas. En todo caso hay peculiaridades de la lengua y particularismos de las regiones pero que están presentes, sin duda alguna, en la escritura.

Ricardo Gandolfo: “la poesía es una diversión, una alegría y un honor”

- En los últimos años parecieras haber estado poco activo a nivel literario en cuanto a publicaciones se refiere, ¿acaso la psicología le ganó la pulseada a la poesía?

- Escribo lento, no soy de ir a encuentros de poetas, aunque tengo poetas amigos, claro está, y algunos de los mejores de esta ciudad como son Rogelio Ramos Signes, Maisi Colombo, Silvina Bach, Inés Aráoz, Guillermo Siles, por nombrar solo algunos. El psicoanálisis no me quita tiempo puesto que es mi ocupación. Y la poesía una diversión, una alegría y un honor. No creo que en los poetas que están vigentes todo el día, así como no creo en los psicoanalistas continuos. Son tareas que uno hace.

- ¿Para qué sirve la poesía?

- La poesía sirve para conectarnos con la belleza. Un goce que es pequeño e inútil, pero que, como decía Freud a propósito del trabajo intelectual, se puede gozar prácticamente hasta el final de nuestras vidas.

Fósil

Soy la promacrauchenia
un caballo con trompa.
O un elefante con cascos.
Que vivió hace miles de años
en Miramar, cerca de las olas.
Provisto de un peso saludable
comía hojas todo el día
y después, cuando sentí que mis fuerzas
menguaban
me tendí en lo que debió haber sido una arena
fabulosa.
Viendo llegar la muerte como un suspiro evolutivo
sin pena alguna.
Total ya iban a descubrir algún día mis huesos
y a contar, por supuesto, historias prodigiosas.

Ricardo Gandolfo

UNA TRAYECTORIA

Nacido en Las Termas de Río Hondo en 1953, el primer libro de Ricardo Gandolfo fue “Diario de Babel” recibió el premio nacional “Coca Cola en las Artes y las Ciencias” en 1980 con un jurado compuesto por Olga Orozco, Alberto Girri y Roberto Juarroz. En 1986 ganó con el plástico Sergio Tomattis el Salón del Poema Ilustrado de Tucumán con el poema “El Enmascarado no se rinde”. En 2000 ganó con el plástico Eduardo Joaquín el Salón del Poema Ilustrado de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, con el poema “Notas de familia”. Poemas suyos han sido traducidos al alemán y publicados en Jahrbuch der Lyrik 1996. Es autor de “Bazar Japonés” y “Ensayos analíticos” e integra la antología “Ajenos al vecindario”, con Rogelio Ramos Signes, Manuel Martínez Novillo y Maisi Colombo.

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