El “cierre total” trajo un efecto colateral: la expresión de la frustración

El “cierre total” trajo un efecto colateral: la expresión de la frustración

Protestas y desafíos al confinamiento exponen la carencia de anticuerpos políticos y económicos para una nueva fase 1.

El “cierre total” trajo un efecto colateral: la expresión de la frustración

Debía ser un 25 de Mayo hogareño y virtual, pero en las principales ciudades del país -incluida la capital tucumana- hubo manifestaciones callejeras de descontento y, en especial en el sector gastronómico, continuaron los pulsos con las autoridades encargadas de hacer cumplir el “cierre total” (ver crónicas en esta edición). La cuarta jornada de la nueva cuarentena reforzó la percepción de que un sector de la comunidad no está dispuesto “a quedarse en casa”, como ordenó el presidente Alberto Fernández. Entre las razones que, contra la recomendación sanitaria, empujan a la protesta aparece la impotencia, como si ya no quedaran anticuerpos políticos y económicos para afrontar otra fase 1.

La inflación; la presión tributaria; la sensación de crisis económica interminable; la desigualdad; la pobreza y las demandas institucionales insatisfechas alimentan el clima de resistencia al aislamiento estricto, según los académicos consultados para analizar el fenómeno. El sociólogo José Luis Cañote Ríos consideró que una parte de la sociedad estaba exteriorizando sus intereses en los términos del contrato social de Rousseau. “Estamos viendo en este tiempo una manifestación de eso”, opinó Cañote Ríos. Los economistas José Bercoff y Gustavo Wallberg señalaron por su parte y por separado que las rebeliones trasuntaban falta de confianza en el futuro, y malestar con la gestión de la pandemia y la administración de los recursos públicos. Su colega Alejandro Danon apuntó que hace un año ya había un nivel relevante de incumplimiento a la cuarentena, en especial entre quienes percibían ingresos menores, como indica un estudio de expertos de la Universidad Torcuato Di Tella.

El “cierre total” trajo un efecto colateral: la expresión de la frustración
El “cierre total” trajo un efecto colateral: la expresión de la frustración

“La inflación es claramente el mayor fabricante de pobres que puede tener una economía. Hay que imaginarse lo mal que se vislumbra el futuro cercano que, incluso con la pandemia acechando y el miedo instalado, se realicen movilizaciones de protesta ante las políticas de confinamiento”, reflexionó Bercoff. Y añadió que las inconsistencias de los planes populistas llevan a que indefectiblemente la economía desbarranque y a aumentar los riesgos de autoritarismo: “la mala calidad institucional, la discrecionalidad, el cinismo y la hipocresía hacen que la actualidad sea percibida como un equilibrio sumamente inestable. Pero, volviendo a la economía propiamente dicha, los niveles de ingreso reales cayeron respecto de 2019. De ahí proviene el aumento estrafalario de los niveles de pobreza”. El académico observó que había amenazas para el empleo en blanco por la desaparición de las empresas. “Esto no se repone de un día para otro y, menos aún, con políticas públicas poco amigables al capital, único motor del crecimiento de largo plazo”, dijo Bercoff.

Wallberg acotó que las reacciones de empresarios y de una franja de la población contra el confinamiento no debían ser solamente explicadas a partir del contexto económico general: “hay que comparar las actitudes del Gobierno y del sector privado frente a la crisis. El segundo siente que recibe exigencias y reproches sin que haya una conducta equivalente por parte del sector público. En concreto, las empresas pagan sueldos, servicios e impuestos, y se da con que el Gobierno le impide funcionar y recaudar el dinero que necesita para cumplir con esas obligaciones. Al mismo tiempo, el Gobierno reprocha al sector privado que no cumple con las obligaciones, es decir, el propio Gobierno que impide cumplirlas”. El economista apuntó que él no veía que los gobernantes colaboraran. “Sobre todo el Poder Ejecutivo Nacional pide sacrificios al sector privado, pero no hace ninguno. No recortó gastos ni ingresos: dejó de lado la ejemplaridad que corresponde a los líderes. Resulta muy chocante solicitar sacrificios sin hacerlos”, afirmó.

La desorientación económica tampoco contribuye al acatamiento del “cierre total”, según Wallberg. El profesor advirtió: “el sacrificio privado es más admisible si existe un rumbo claro. Siguen insistiendo, por ejemplo, con fracasos recurrentes como las restricciones a las exportaciones. Creo que la frustración obedece al maltrato y la ausencia de perspectivas”.

Desobediencia: “no hay margen de acción después de lo que pasó con la cuarentena estricta un año atrás”

Hay estudios que exponen que el confinamiento riguroso ya presentaba un nivel de incumplimiento alto en la Argentina hace exactamente un año, entre ellos el que publicaron en julio los economistas Eduardo Levy Yeyati y Luca Sartorio (Centro de Evaluación de Políticas basadas en la Evidencia -CEPE- de la Universidad Torcuato Di Tella). Alejandro Danon, economista y académico tucumano, trajo a colación ese documento, que indica que “quedarse en casa” no sería una opción viable para los sectores con ingresos bajos (gráfico de abajo), al analizar los focos de resistencia al “cierre total” decretado por el Poder Ejecutivo de la Nación.  “La saturación existe, y sucede con mayor rapidez cuanto menores son las redes de contención y más grandes las vulnerabilidades. Lo natural es que el sector de los servicios, que es el más golpeado, responda menos (a la orden de guardar un aislamiento total). El gráfico (de arriba del estudio de Levy Yeyati y Sartorio) muestra que la cuarentena estricta seguía vigente, pero, de hecho, la gente no la cumplía, según las mediciones de Oxford Strigency Index (OIS) y el Índice de Movilidad de Google. Para aplanar la curva de contagios, es importante que gran parte de la sociedad acate el confinamiento: poco tiempo de restricciones, pero mucho cumplimiento. Con el tema de la escuela es más obvio: considero que nadie discutiría cerrarlas durante dos semanas, pero, después de un año entero, hay consenso de que el costo es altísimo y poca confianza de que se trate de una medida temporal. El rol del Estado es clave para lograr que las restricciones sean efectivas, pero ya no hay margen de acción después de lo que pasó con la cuarentena estricta de hace un año”, opinó Danon.

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