Si vivís con diabetes tipo 2, cuidá el corazón

Si vivís con diabetes tipo 2, cuidá el corazón

No basta con controlar los niveles de glucemia. Según expertos, ocho de cada 10 personas con diabetes fallecen de una causa cardiovascular.

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En la mayoría de los casos, cuando la gente piensa en efectos graves de la diabetes la asocia con ceguera o amputación de un pie... pero pocas saben que también se pone en grave riesgo la salud cardiovascular.

No es un dato menor si prestamos atención a las cifras: según el Ministerio de Salud de la Nación, 1 de cada 10 argentinos mayores de 18 años tiene diabetes tipo 2 (casi 4,5 millones de personas). La situación no tiene miras de mejorar; por el contrario: es una de las enfermedades no transmisibles que más están aumentando.

Por otra parte, resultados preliminares de la 4ª Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (abril de 2021) indican que también aumentan sobrepeso y obesidad (61,6%), y sedentarismo (64,9%). En este contexto, quizás el dato más alarmante: la mitad de las personas que viven con DM2 no lo sabe.

“Es alarmante, porque en las personas con diabetes hay que distinguir dos niveles de daño -dice a LA GACETA Cristina du Plessis, responsable del Programa Provincial de Diabetes de Tucumán-; uno son las morbilidades que provoca, como ceguera, problemas de cicatrización, daño renal. Pero la mortalidad siempre está asociada a cuestiones cardiovasculares: ACV o infarto”. “Por eso -añade- el abordaje de la diabetes no puede quedarse sólo en los objetivos glucémicos (mantener la hemoglobina glicosada por debajo de 6,5); es muy importante el control de sus efectos y sus comorbilidades más frecuentes: las dislipidemias (elevaciones anormales de la concentración de grasas en la sangre), la obesidad, la hipertensión arterial (HTA) y el tabaquismo”.

Coinciden con ella conclusiones del foro regional “Haciendo visible lo invisible: tomando conciencia de las enfermedades no transmisibles”, que tiene lugar estos días de forma virtual en diversos países de Sud y Centroamérica.

“Antes, la mayoría de las complicaciones que sufrían las personas con diabetes eran causadas por lo que se conoce como enfermedad microvascular, que causa obstrucción de pequeños vasos, y daña el riñón y los nervios; las personas terminaban en diálisis o ciegas, y fallecían por enfermedad renal”, destacó durante el encuentro Jorge Castillo, de la Sociedad Colombiana de Endocrinología y Diabetes. “Luego el manejo se optimizó; hay mejor medicación y médicos más entrenados, pero los pacientes siguen muriendo; ahora, por enfermedad cardiovascular”, añadió.

“Hoy sabemos que las personas con diabetes tienen más enfermedad cardiovascular, más grave y con más mortalidad. Sin medidas de control de factores de riesgo, la historia natural seguirá siendo de mal pronóstico”, advirtió, también en el encuentro, José Zamorano, jefe de Cardiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, Madrid, y embajador para Latinoamérica de la Sociedad Europea de Cardiología.

Sistema muy complejo

“Las complicaciones microvasculares dependen del grado de control de la enfermedad... pero en la DM2 puede pasar mucho tiempo hasta que se llega al diagnóstico, lo que no significa que no se vayan generando daños”, alerta Du Plessis.

Y esos años de “letargo” previos, además de iniciar daños microvasculares, van produciendo alteraciones metabólicas. El proceso empieza por resistencia a la insulina, falla que impide a las células de músculos, grasa e hígado responder bien a la insulina y absorber correctamente la glucosa de la sangre.

“Esa condición no viene sola; forma parte de lo que se conoce como sindrome metabólico -explica Du Plessis-, que incluye la obesidad, especialmente la obesidad abdominal, además de HTA y dislipidemia”. “Y es importante saber que el tejido adiposo es considerado un órgano endocrino, porque libera moléculas que intervienen en diferentes procesos”, agrega.

El dato es clave, porque se forma una cadena: esas moléculas están implicadas en la regulación del peso corporal, pero también en el sistema inmune, en la función vascular... y en la resistencia a la insulina. “Por ejemplo, una de las moléculas que libera el tejido graso, llamada interleuquina 6, se opone a la acción de la insulina”, explica y añade que “el combo” clásico es lo que se conoce como la tríada aterogénica: es decir, la que provoca la formación de ateromas.

¿Por qué importan? Porque son lesiones de la capa interior de las arterias que ponen en riesgo la función del corazón. Normalmente, casi todo el colesterol viaja por la sangre integrando unas partículas llamadas lipoproteínas de baja densidad. Y el cuerpo lo usa para sintetizar las membranas de las células.

Si algo nada mal...

“Pero las alteraciones metabólicas, que comenzaron con grasa abdominal resistente a la insulina liberando ácidos grasos (los triglicéridos), provocan además la disminución del HDL (colesterol ‘bueno’), que es como ‘el escobillón’ que barre las arterias y se lleva el otro hacia el hígado, que lo usa para producir hormonas y otras moléculas”, explica Du Plessis. Pero eso no es todo: “además, esa grasa resistente a la insulina hace que las lipoproteínas sean más pequeñas y más densas, y así, capaces de escabullirse al interior de la pared de la arteria, como consecuencia de lo cual esta se inflama”, agrega.

Si el daño en la pared arterial no es muy grande, los macrófagos (un tipo de glóbulo blanco) intervienen y frenan la inflamación; pero de lo contrario, se produce una reacción y se forma una masa de macrófagos muertos, colesterol y restos de lipoproteínas que agravan la inflamación y reducen en forma severa la luz de la arteria (o la obstruyen totalmente). Otro riesgo grave es que partes del ateroma se desprendan y “naveguen” en la sangre hasta ocluir arterias de menor calibre.

“Por eso es fundamental el abordaje interdisciplinario de la diabetes, es una condición muy compleja. En cuanto el diagnóstico se confirma, es fundamental un examen cardiológico exhaustivo, y no sólo un electrocardiograma: ergometría, ecocardiograma y control de la irrigación adecuada en los miembros inferiores”, advierte Du Plessis.

“La gran es nunca perder de vista a la persona con diabetes, porque es la de mayor riesgo cardiovascular”, afirmó Zamorano. “Yo me atrevería a decir de forma global que la diabetes es una enfermedad cardiovascular”, disparó.

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