No hay 2023 sin 2021, la frase que lo explica todo

No hay 2023 sin 2021, la frase que lo explica todo

La política es el arte de lo posible. La única verdad es la realidad. Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen -o que se les parecen-. Hay frases que líderes políticos, pensadores y estrategas expresan y repiten hasta convertirlas en máximas de alcance casi universal. Algunas tienen miles de años, y sin embargo perduran. Otras comenzaron a sonar hace poco, pero ya se instalaron en el manual del dirigente. En este último grupo aparece una sentencia que se escucha cada vez con más frecuencia en estas tierras. No hay 2023 sin 2021, afirman los políticos de tonada tucumana.

Si bien resulta una obviedad desde lo cronológico, este criterio predominante en la dirigencia local explica por qué se anticiparon los tiempos en la lucha por el poder. Así, en plena segunda ola por la pandemia de coronavirus, el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo están dispuestos a romper lanzas con tal de dirimir quién conducirá el oficialismo. Y también sucede en la oposición, donde reinan las especulaciones y la desconfianza.

A grandes rasgos, hay tres espacios que buscan posicionarse como los principales rivales del PJ en Tucumán. Por un lado, están los dirigentes de Juntos por el Cambio (JxC) que se encolumnan detrás del diputado José Cano y de la senadora Silvia Elías de Pérez (ambos de la UCR), y del que forman parte el PRO, la CC-ARI y la Democracia Cristiana. Por otro, la “liga de los intendentes opositores”, que integran el líder del PJS Germán Alfaro (Capital) y los radicales Roberto Sánchez (Concepción), Mariano Campero (Yerba Buena) y Sebastián Salazar (Bella Vista). La tríada opositora se completa con Fuerza Republicana (FR), el partido liderado por el legislador Ricardo Bussi.

Todavía falta para que se definan las listas de postulantes para las próximas elecciones. Pero el tiempo corre, y para colmo el principio de acuerdo entre el Frente de Todos y el resto los bloques del Congreso de la Nación para aplazar las PASO hasta el 12 de septiembre y las generales hasta el 14 de noviembre corre riesgo de no materializarse.

Por ello, los referentes tucumanos ya comenzaron a tejer sus estrategias, no sólo pensando en que la provincia renueva las tres bancas en el Senado (dos por la mayoría, una por la minoría) y cuatro en Diputados (dos están en manos del PJ, dos de la oposición), sino por sobre todas las cosas en aquello de que no hay 2023 sin 2021.

En Juntos por el Cambio está en pie la propuesta de un “enroque radical”: Cano para la Cámara Alta, Elías de Pérez para la Baja. Hay que ver si la contadora acepta finalmente el orden de nombres que propone su “correligionario”. La cuestión dependerá también de las negociaciones con los demás aliados al frente opositor. A ello se suma que, como sucede con los frentes de orden nacional, será preponderante lo que digan los armadores de JxC en Buenos Aires, quienes suelen apoyarse en las encuestas para definir estos asuntos. Pero lo concreto es que el canismo reafirmó la decisión de su líder ayer, cuando el legislador José Ascárate insistió ante las cámaras de América Tucumán con la idea “Cano senador-Silvia diputada”. El viernes, la mesa de JxC-Tucumán concetaría un nuevo encuentro, a partir del llamado del interventor radical José “Lucho” Argañaraz. Lo electoral no está en agenda, pero será un tema que revoloteará el mitin macrista.

La “liga de los intendentes” avanza en paralelo, y todo parece indicar que con paso firme. Alfaro, Sánchez, Campero y Salazar se juntaron dos veces la semana pasada: la primera, en Bella Vista, donde no hubo declaraciones públicas ni fotos; la segunda, en Yerba Buena, donde sí efectuaron comentarios en la prensa y posteos en las redes sociales. El tercer mitin de los jefes municipales será este jueves, en “La Perla del Sur”. Por lo pronto, dicen, el cuarteto está hablando “de política, no de elecciones”. De hecho, acordaron llevar a esta reunión al menos a dos funcionarios de respectivos sus gabinetes para comenzar a intercambiar experiencias vinculadas a la gestión (“sinergia” es la palabra de moda). Es cierto que el cuarteto tiene asuntos en común en la agenda, como los servicios públicos, la seguridad y el reparto de los tributos coparticipables. Pero lo que subyace a estas charlas es la posibilidad de crear un espacio que compita este año.

En ese sentido, hay un dato que evidencia la distancia entre la mesa política de JxC de Tucumán y los intendentes radicales. El viernes pasado, todos los aliados macristas firmaron el comunicado que criticaba a Manzur y a Jaldo por el efecto institucional de la sangrienta pelea en el PJ. Ni Sánchez ni Campero ni Salazar formaron parte de la declaración conjunta. Mucho menos Alfaro, que ni siquiera aceptó que el PJS integre la versión local de Juntos por el Cambio.

Además, los intendentes opositores podrían encontrar otros puntos en común. Está dicho que en el alfarismo tienen la meta de buscar una banca en el Senado de la Nación (no faltan los que quieren convencer al intendente de que se lance él mismo, en lugar de Beatriz Ávila). En este caso, el líder del PJS podría ofrecerles a los radicales el primer lugar en el armado para Diputados, algo que difícilmente obtengan así como así fruto del consenso con Cano y Elías de Pérez. Por último, en caso de concretar un armado electoral, el cuarteto deberá resolver una cuestión relevante: ¿les convendría competir en las PASO dentro de JxC? El precedente del camperismo en 2019, cuando el macrismo lo dejó sin sello presidencial en las boletas por su decisión de ir a las internas, podría inclinar la balanza a favor de que vayan “por afuera”. De todos modos, para eso falta bastante.

Mientras tanto, Fuerza Republicana sigue a la espera. Bussi cuenta con la estructura para lanzarse por su cuenta -posiblemente a senador-, y ya les avisó a los radicales que no los esperará por toda la eternidad. El antecedente de 2019 indica que a los republicanos les fue mejor en las provinciales que en las nacionales, dada la falta de un “anclaje” de peso (apoyaron a Juan Gómez Centurión para presidente). Pero si la oferta electoral se diversifica, Bussi puede encontrar una ventaja.

No hay 2023 sin 2021, repiten en los armadores políticos tucumanos. No es una verdad consagrada, pero va camino a serlo. Por algo, en la mayoría de los espacios (incluido el peronismo) comienzan a barajar la posibilidad de echar mano a las famosas “testimoniales”. Si hay que poner toda la carne en el asador, los referentes con cargo electivo se verán obligados a poner la cara en las boletas de este año.

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