14 Mayo 2021
RESPONSABLE. De Felippe tomó un equipo en buena posición del promedio y, pese a los problemas durante el torneo, lo terminó con uno que mantuvo su perfil al sumar una cantidad de puntos interesantes. FOTO DE MATÍAS NÁPOLI ESCALERO
“La primera meta nuestra es conservar la categoría y afianzarnos en el torneo de local. Recordemos que sin el torneo local no existiría la Libertadores. Entre la Copa y el torneo, yo elijo el torneo. Somos un club que militó en la B Nacional y tenemos que dar un salto para convertirnos definitivamente en uno de Primera”. Las palabras de Mario Leito en 2016, semanas después de confirmarse que jugarían su primera Libertadores, todavía tienen vigencia. No porque el club esté próximo a jugarla (tampoco la Sudamericana), sino por la prioridad: mantener la categoría. Cinco años después de aquellas declaraciones a LG Deportiva, lo sigue siendo. Un año antes, el equipo había ascendido y la meta (jamás conseguida hasta ese entonces) era mantenerse.
Quizás porque siempre la meta fue esa y las prioridades no se modificaron, el equipo jamás pasó zozobra con el promedio en este tiempo. Incluso cuando en el medio tuvo participaciones en más competencias internacionales: además de esa Libertadores de la que hablaba Leito (2017), jugó la de 2018 (llegó a cuartos de final) y jugó las Sudamericanas de 2017 y 2020. De alguna manera, el club no sólo logró obtener buenos réditos económicos y deportivos de esas competencias, sin descuidar el bendito torneo local.
Quizás como un premio por tanto esfuerzo, la pandemia le trajo dos años y medio sin descensos. Por la suspensión de actividades y el trastrocamiento de las competencias, se cancelaron los descensos desde junio de 2020 hasta diciembre de 2022. Los cuatro torneos que se considerarán para los promedios serán: la Superliga 2019/20, la Copa de la Liga Profesional 2021, la Liga Profesional 2021 (estos dos últimos suman 38 partidos y contarán como una sola temporada) y el torneo largo que se juegue en 2022.
Así es cómo el club ya tiene confirmados siete años completos y consecutivos en la máxima categoría del fútbol argentino. Recién a fines del año entrante los clubes podrán perder la categoría y Atlético, por si fuera poco, está bien parado. Lo está después de un torneo en el que pintaba para ser el primero que lo haga sufrir.
En la fecha 6, por ejemplo, tras varios tropiezos, el equipo marchaba decimonoveno en la tabla de promedios que se proyecta. Sacándole sólo seis puntos de diferencia al cuarto peor promedio (el primero en descender supuestamente). Sin desesperarse, el equipo se acomodó no sólo en la tabla de su grupo en la Copa de la Liga Profesional, sino también en esa tabla futura de los promedios. El no tener los descensos cerca también ayudó, claro, pero no a todos les fue bien.
Concluida la decimotercera fecha de la temporada (con las 25 de la Liga Profesional 2021 serán 38), Atlético subió seis puestos en la tabla del promedio. Está decimotercero, a 13 puntos de ese cuarto peor promedio.
Con tantas fechas por delante, sin la presión del descenso ni participaciones en copas, parece la oportunidad ideal para construir una de esas campañas bisagra. Así lo fue la temporada 2018/19, por ejemplo, en la que consiguió 42 puntos y descansó en ellos por un tiempo largo. Pareciera que la AFA “le quitó” ese torneo a Atlético cuando decidió postergar los descensos, pero lo cierto es que para diciembre de 2022, con o sin pandemia, esa temporada ya no hubiese contado de todas maneras por el tiempo que pasó (se toman en cuenta las últimas tres temporadas).
La mentalidad de Leito no sólo no pasó de moda sino que se transformó en la de todos. Nadie habla de conformismo, sino de lógica: a partir de eso -y sólo de eso- pueden lograrse más cosas. Primero, a mantener la categoría.
¿Tres o cuatro?
En principio serán cuatro los descensos para 2022, pero como vienen siendo las cosas y con el tiempo que falta, podrían reducirse a tres, como se charló en su momento.
De vacaciones
La mayoría de los jugadores en el plantel aprovechó para viajar durante la licencia. Leonardo Heredia, por ejemplo, está en Bariloche junto con su familia.
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