Que ninguna vacuna pare por la covid-19

Que ninguna vacuna pare por la covid-19

En pandemia, el camino más claro para volver a la normalidad, según la OMS. Derribar mitos en la Semana Mundial de la Inmunización.

A NO SALTEÁRSELAS. Niños, adultos y viejos necesitan tener al día su inmunización; se protegen a sí mismos y cuidan a quienes no pueden vacunarse. FUENTE FUNDACIÓN HUÉSPED A NO SALTEÁRSELAS. Niños, adultos y viejos necesitan tener al día su inmunización; se protegen a sí mismos y cuidan a quienes no pueden vacunarse. FUENTE FUNDACIÓN HUÉSPED

Durante sus primeros seis hay dos formas de ayudar a un bebé a defenderse de enfermedades graves, muchas de ellas mortales: la teta y las 11 vacunas que para ese lapso están previstas en el calendario nacional. Eso, en años “normales” se logra en general muy bien. “La Argentina tenía tasas altas de vacunación y muy buenas coberturas”, confirmaba a LA GACETA Ricardo Cortez, jefe del Departamento de Inmunología del Siprosa, cuando la pandemia iba aumentando su furia. Pero el año pasado fue cualquier cosa menos normal y la aplicación de las vacunas incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación en menores de edad no llegó ni al 50%, según el Ministerio de Salud de la Nación.

Por otra parte: ¿sabías que no sólo los chicos necesitan vacunas? “Es importante que se vacunen recién nacidos, niños, adolescentes, adultos... ¡las embarazadas! Hay vacunas para todas las edades”, resaltó Cortez ahora, en medio de esta arrolladora segunda. “No hay que relajarse; la covid-19 no es el único problema que enfrentamos. Es indispensable la vacunación de los bebés... y también que los grandes completen esquemas”, insistió.

Entonces, otra pregunta: si de grandes se trata, ¿en casa están seguros de que tienen todas las vacunas al día? Porque hay más datos que preocupan: si incluimos los mayores, la cantidad de vacunas aplicadas en 2020 bajó un 48 %, según mostró en febrero el Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ACV) que llevó a cabo por segundo año consecutivo la Fundación Bunge y Borne.

“Los adultos necesitan estar inmunizados contra hepatitis B, contra el tétanos y la difteria (vacuna conocida como Doble Bacteriana) y con la Triple Viral que protege de sarampión, rubéola y paperas”, destaca Cortez y resalta que los mayores de 65 años deben sumar la vacuna contra la neumonía y, una vez al año, la antigripal.

“La campaña antigripal de este año se inició en la provincia; ya llegaron 105.000 dosis”, agrega y resalta la importancia de esperar si se recibió alguna de las vacunas contra la covid-19. “Tiene que haber un intervalo de 14 días entre ambas”, añade. “Los vacunatorios cuentan con todas las vacunas del calendario, y se toman los recaudos para prevenir la covid-19”, resalta e insiste: “es crucial mantener la clásica buena cobertura de vacunación de Tucumán y mejorarla”.

Por qué son importantes

“Las vacunas son una de las mayores innovaciones científicas de todos los tiempos. En el último siglo, nos permitieron vislumbrar el fin de la poliomielitis y nos ayudaron a erradicar la viruela. Gracias a ellas, hoy miles de millones de personas viven sanas y protegidas de enfermedades como el sarampión y la tos convulsa”, destaca la OMS en el marco de la conmemoración de esta Semana Mundial de la Inmunización 2021 que, con el lema “las vacunas nos acercan”, busca mostrar de qué manera la vacunación nos conecta con las personas “y contribuye a mejorar la salud de todos, en todas partes, a lo largo de toda la vida”. De hecho, sólo en los últimos 30 años la mortalidad infantil bajó más de un 50%, gracias en gran parte a las vacunas, que hoy ayudan a proteger de más de 20 enfermedades, desde la neumonía hasta el cáncer del cuello uterino y el ébola, señala el sitio de la OMS.

¿No guardaste tu carnet?

El carnet de vacunación es un documento muy valioso a lo largo de la vida; te dice de qué enfermedades estás protegido. Guardá el de tus chicos. Y si no tenés el tuyo, en la duda, es preferible que sobren y no que falten. “Podés hacerte un análisis de sangre que se llama serología, que te va a permitir saber qué vacunas te dieron a lo largo de tu vida”, destaca la página de la Fundación Huésped, que adhiere a esta fecha con el lema #LasVAcuasSalvanVidas.

Lo que hace la prueba es buscar anticuerpos (si los tenés, no hace falta que te vacunes). Te la puede ordenar cualquier médico, pero no hay serología para todas las vacunas: se pueden comprobar algunas, como sarampión, rubéola, varicela, hepatitis A y hepatitis B, entre otras

“Lo que sí o sí hay que reforzar cada 10 años es la antitetánica”, resalta Cortez.

Mitos dañinos

- Pueden reemplazarse con más higiene: las enfermedades volverían a aparecer si las personas no se vacunan. Y si bien mejor higiene y el agua potable nos protegen de hay muchas enfermedades infecciosas que se propagan independientemente de la higiene.

- Las enfermedades prevenibles por vacunas están casi erradicadas: son poco comunes gracias a la vacunación, pero no en otras zonas del mundo. Y una persona que transporta gérmenes puede atravesar barreras geográficas y transmitirlos a personas no protegidas. Además hay enfermedades que no se pueden eliminar como la gripe, la tos convulsa, etc.

- Es mejor la inmunización por la enfermedad: las vacunas interactúan con el sistema inmunológico para generar una respuesta similar a la de la infección natural, pero no exponen a la persona a riesgos de posibles complicaciones. En cambio, la inmunización por infección natural expone a complicaciones graves que traen aparejadas las enfermedades, incluida la muerte.

- Los efectos secundarios son peligrosos: el sistema de vigilancia de las vacunas avala su seguridad. La mayoría de las reacciones son leves y temporales, y su beneficio supera ampliamente el riesgo de un efecto adverso. Es más probable padecer complicaciones o morir por causas vinculadas con una enfermedad prevenible mediante vacunación que por recibir la vacuna

- La aplicación simultánea aumenta el riesgo de efectos adversos: las pruebas científicas indican lo contrario, y además es una ventaja: requiere menos consultas y pinchazos, ahorra tiempo y dinero, mejora coberturas, disminuye la circulación de virus y bacterias, se genera el efecto rebaño y esto beneficia a quien no puede vacunarse.

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