“Los viejos también son seres sexuados”

“Los viejos también son seres sexuados”

Expertos demuelen mitos e invitan a desterrar la carga negativa del “viejismo”. El derecho humano al placer y el cuidado de la salud sexual.

“Los viejos también son seres sexuados”

Hubo un tiempo (medido en las categorías de la historia de la humanidad no es tan lejano) durante el cual en las instituciones de Gobierno era clave el Consejo de Gerontes; haber transcurrido más de la mitad de las expectativas de vida no te volvía inservible, sino sabio. Claro que si lo medimos con nuestros relojes actuales, la antigua Esparta y su Gerusía nos quedan más lejanos que la Luna...

El punto es: no siempre viejo fue sinónimo de “no sirve” o “no puede”. Y esos “no sirve y no puede” incluyen (silenciada) la sexualidad de los mayores.

“Después de todo -reflexiona Cristina Mansilla (62)-, envejecer sigue siendo la única manera de vivir mucho. Si no fuera envejeciendo, no vería crecer a mis nietos; tampoco soñaría con volver a enamorarme, a tener una pareja. ¿Por qué no reconocerme vieja? ¿Cuál es el problema?”.

“Esa es la actitud que tenemos que rescatar, hace falta volver a resignificar la vejez, pensarla en clave positiva; envejecer es un proceso que comienza en el momento en que nacemos”, resalta a LA GACETA la gerontóloga Marisol Ábalos y destaca que los viejos (“sí, viejos; no hay por qué andar buscando supuestos sinónimos”, reclama) pueden tener -de hecho, tienen- una vida sexual activa y placentera.

“Los viejos también son seres sexuados, algo de lo que en general la sociedad no quiere saber. Lo hay que procurar es que vivan su actividad sexual sin riesgos de infecciones de transmisión sexual, y es todo un tema, porque suelen no tener la costumbre del cuidado”, agrega Ábalos.

Ese imaginario social dentro del cual la vejez circula como una etapa asexual de la vida provoca, entre otras cuestiones, que sean excluidos de las políticas de educación y de las campañas de prevención en salud sexual, advierte Jean Gajardo, investigador del Instituto de Políticas Públicas en Salud de Chile. Al respecto, sólo dos datos para certificar esta situación: en nuestro país las tasas de positividad en sífilis cada 100.000 habitantes en mayores de 65 años en 2019 superaron el 18%; entre 2016 y 2018 se duplicaron los nuevos diagnósticos de VIH de mujeres entre 65 y 69 años.

“Cada vez más llegan personas mayores con infecciones recientes”, informaba Gustavo Costilla Campero, jefe de Infectología del hospital Padilla y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Infectología cuando la pandemia de covid aún no ponía todos los otros temas de salud en segundo plano. Destacaba también: “a nuestra generación le enseñaron a asociar sexualidad y reproducción, como si no se pudiera vivir una sexualidad plena y placentera después de la etapa (potencialmente) reproducitva. Pero lo cierto es que de eso no se habla”. “Pienso que habría que dar educación sexual en centros de jubilados...”, agregaba.

Estereotipos

“¡Es que la sexualidad no se jubila! -destaca la sexóloga Mileva Pavicich-. El deseo puede disminuir, pero no es una sentencia que ponga fin a la sexualidad. Y de hecho se activará si la persona tiene buena calidad de vida, si cuida su salud, si hace actividad física y si tiene vida social. En cambio, disminuirá si la persona enferma o se deprime, si no se permite regalarse momentos placenteros que la gratifiquen”.

Y agrega, contundente: “el placer es un derecho sexual y es un derecho humano”.

“En la senectud la energía disminuye para todas las esferas de la vida, incluido el ejercicio de la función sexual -agrega-, pero no implica que cese la sexualidad, y mucho menos que no se necesitan las manifestaciones eróticas y placenteras”.

En este marco, recuerda Albo, es clave no confundir sexualidad con genitalidad y agrega: “en la vejez los rasgos de la personalidad se potencian; así, quienes disfrutaron del sexo tenderán a mantenerlo. Es importante saberlo, porque los posibles obstáculos para una sexualidad plena en la vejez no tienen que ver con la vejez en sí, sino con llegar a viejos de manera saludable”.

“Y si el sexo no fue significativo en su vida, los viejxs disfrutarán de muchos otros placeres. Lo importante es que el deseo circule; no es una obligación tener relaciones sexuales en ninguna etapa de la vida, si no hay deseo de tenerlas”, añade Pavicich.

Cambios hormonales

Claves para la supervivencia de la especie, las hormonas sexuales están asociadas al ciclo reproductivo. Y es una de las fuentes del tabú “los viejxs no pueden”. “Es posible que haya disfunción sexual, como problemas de erección, pero eso no ocurre sólo en la vejez; y en muchos de los casos el origen es psicógeno: el temor a un posible ‘mal desempeño’, especialmente en relaciones nuevas, puede dificultar una erección”, resalta Alejo Rasguido, urólogo y especialista en andrología. Retoma también el tema del cuidado de la salud: “dos de cada tres varones posiblemente vivan una andropausia, que implica un descenso de la testosterona; pero la disminución de la hormona tiene efecto indirecto sobre la disfunción eréctil: provoca aumento de colesterol y este obstruye la arteria del pene tanto como las coronarias; y no olvidemos que la erección depende (en parte) de la irrigación”.

“La otra parte depende del estímulo”, resalta, y destaca que la disfunción eréctil tiene tratamiento y puede ser necesario no sólo en la vejez: “a veces lo necesitan chicos de 17 o 18 años”, cuenta. Advierte que las drogas (como toda medicación, deben ser prescritas por un profesional de la salud) son seguras y, contra lo que se creía, no generan riesgo cardiovascular, sino todo lo contrario.

También la menopausia genera mitos y tabúes. El cambio en las hormonas puede producir algunas molestias a la hora del sexo, como sequedad vaginal, pero eso se soluciona fácilmente con cremas y, llegado el caso, con reemplazo hormonal. El problema para que “las viejas” (sí, insistimos en la palabra) puedan disfrutar plenamente de su sexualidad suele ser cultural.

“Se supone la menopausia una suerte de ‘fin de la sexualidad’, como si hubiera en la base la ecuación feminidad=fertilidad -destaca Marta Gerez Ambertin, directora del Doctorado en Psicología de la UNT-. Lo bueno es que las mujeres jóvenes lo están poniendo en cuestión”.

“Hay un paradigma social que hace que a las mujeres les cueste asumir su feminidad -reflexiona la psicoanalista Graciela Nieto-. Es interesante pensar que ‘la falta de estrógenos’ nos vuelve a poner en el lugar de ‘la que no tiene’, y, por consiguiente, de ‘la que no puede’”.

El deseo

“Se habla mucho de potencia sexual y también se cree que, en la vejez se pierde el deseo. Como se dijo, los hombres pueden mejorar su erección tomando una pastilla para el acto sexual. Pero esto no es lo mismo que el deseo. Y si en las mujeres la potencia sexual sería poder sentir, poder disfrutar, llegar al orgasmo, eso no depende de su edad sino de las inhibiciones, la vergüenza, los miedos o los prejuicios que la atraviesen -resalta Pavicich-. Una mujer mayor que se permite vivir su vida sexual con libertad para pedir lo que desea y dar lo que desea y siente, puede disfrutar del encuentro muy satisfactoriamente”.

“La intensidad de las sensaciones puede disminuir, la de los orgasmos también; pero la sensación de satisfacción sexual es subjetiva, es el registro interno de sentirse plena -redondea-; y eso no tiene tanto que ver con el orgasmo sino, más bien, con la experiencia del encuentro y del contacto”.

Falsas creencias

- Fantasías y autoestimulación  

“Uno de los mitos es que en la vejez no hay fantasías sexuales ni autoestimulación. Sabemos que son un poderoso motor del deseo, y la dimensión de la imaginación no tiene que ver con la edad; y también que la autoestimulación tiene en las fantasías sus mejores aliados”, destaca la sexóloga Mileva Pavicich. “Muchas veces, es la fuente más cercana de placer que tienen las personas mayores, más aún en tiempos de pandemia”, añade.

- “Viudas alegres” y “viejos verdes”  

Está mal visto que las mujeres tengan vida sexual activa y libre. El estereotipo de la mujer buena y decente, versus la mujer liberada es muy difícil de deconstruir. Todas las personas pueden elegir tener una vida sexual libre, siempre que sea con consentimiento y responsabilidad. El ejercicio del sexo no debe ser un privilegio de varones, advierte Pavicich. Otro mito histórico es el “viejo verde”, para describir en forma peyorativa a los varones que expresan su deseo. Que un hombre haga comentarios de índole sexual en la calle es acoso y es delito. Pero que tenga deseo sexual a los 80 años es algo positivo.

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