Los horarios y el negocio

Que el partido en La Bombonera (así como otros de la fecha 10) se haya adelantado tres horas es una buena respuesta del fútbol argentino, dispuesto a cambiar críticas por mal comportamiento ante los protocolos, pero también preocupado por el aumento de casos. No hubo reparos para respetar las normativas dispuestas para el AMBA ante el nuevo avance del coronavirus. Ni siquiera se argumentaron posibles conflictos con la televisión. Pero la otra cara se vio con la Conmebol, que les mandó una carta a los 10 clubes de la citada jurisdicción que jugarán las copas Libertadores y Sudamericana, solicitando que busquen cómo hacer para que sus partidos de las próximas semanas se jueguen en otros sitios, porque hacerlo en la franja horaria dispuesta por el DNU atentaría contra los contratos televisivos. Por algunos horas, se barajaron posibles nuevas sedes, viajes y gastos imprevistos. Finalmente, el Gobierno otorgó una excepción a los clubes para que jueguen donde debían hacerlo, a la hora ya programada. ¿Y esto? No se ve nada bien que el show, este show, funcione así. Otros “shows” se amoldaron, ¿por qué este no?