Ciertos plásticos ponen en riesgo la fertilidad mundial

Ciertos plásticos ponen en riesgo la fertilidad mundial

Inciden en el desarrollo embrionario de células reproductoras. Temen que para 2045 se necesite masivamente la fertilización asistida.

PROHIBIDOS. En Argentina usar ftalatos está prohibido desde 1999 en chupetes y en juguetes para pequeños.   PROHIBIDOS. En Argentina usar ftalatos está prohibido desde 1999 en chupetes y en juguetes para pequeños.

No. No es un capítulo de una serie distópica como Black Mirror; realmente estamos atentando contra la natalidad humana. Es una advertencia (más) de los daños acumulativos que sufrimos por nuestra propia responsabilidad como seres contaminantes.

Y no es nuevo, pero (casi) nadie habla de ello. Casi, porque la epidemióloga especializada en fertilidad Shanna Swan, profesora de Medicina Ambiental y Salud Pública en la Escuela de Medicina Mount Sinai, de Nueva York, documentó hace cuatro años, después de examinar 185 estudios de los que participaron 45.000 hombres sanos, cómo el recuento promedio de espermatozoides entre los hombres occidentales se redujo a más del 50% en los últimos 40 años. No es un dato menor cuando aún, casi en automático, la infertilidad se sospecha en las mujeres. Y es tan grave que Swan acaba de sacar un nuevo libro al respecto, llamado Count Down (“Cuenta regresiva”), y en una entrevista con el diario británico The Guardian asegura: “es posible que la mayoría de las parejas deban utilizar reproducción asistida para 2045”.

Las causas, en la comida

Una de las razones de esta situación, apunta, son los ftalatos, que se utilizan para hacer plásticos blandos y flexibles (Ver aparte).

“Probablemente estemos expuestos a ellos principalmente a través de los alimentos, ya que se utiliza plástico blando en la fabricación, el procesamiento y el envasado de alimentos. Disminuyen la testosterona y causan defectos genitales de nacimiento en los varones”, destaca Swan. Entre esos defectos se encuentra el acortamiento de la distancia anogenital (AGD, por su sigla en inglés), que en los varones suele ser mucho más larga en varones que en mujeres y es indicador de la cantidad de hormonas sexuales masculinas a los que estuvo expuesto un bebé durante el embarazo temprano.

“Estudios realizados en EE.UU. indican que prácticamente toda la población tiene ftalatos detectables en su organismo”, destaca a LA GACETA Federico Bonilla, doctor en Ciencias Biológicas, especializado en embriología clínica y resalta que los ftalatos no son los únicos compuesto que hace estragos a través de los alimentos. “El bisfenol A (BPA) -se usa para endurecer plásticos y hacerlos resistentes- puede imitar la acción de los estrógenos interactuando con sus receptores y generando cáncer de mama y obesidad, pero también abortos, endometriosis y disminución de la reserva ovárica, todas cuestiones que indicen en la fertilidad femenina”. Además de en envases de alimentos y bebidas, está presente en el 90% de los recibos de papel que nos entregan en tiendas, supermercados y cajeros automáticos; en tarjetas de embarque de aviones, y en entradas de cines (sólo por poner algunos ejemplos). Y también incide en la fertilidad masculina. “Los hombres expuestos a BPA mostraron disminución en la calidad del esperma, reducción de la libido y mayores tasas de disfunción eréctil”, informa Swan en la entrevista.

Desarrollo embrionario

“Muchos químicos de uso frecuente producen, en dosis elevadas, efectos tóxicos agudos. Pero en dosis muy bajas persisten en el tiempo; pueden acumularse y ejercer un efecto dañino sobre las células precursoras de las gónadas (células germinales primordiales)”, resalta Bonilla.

“Químicos como ftalatos o BPA son alteradores endocrinos (o de hormonas) y pueden disparar una disfunción reproductiva”, advierte Bonilla; y, según Swan, el momento más peligroso para que ocurra son los primeros meses de embarazo, cuando las celular se dividen muy rápido y son extremadamente sensibles.

La investigadora destaca también que los ftalatos son solubles en agua y cuando llegan a la orina el cuerpo los expulsa. Pero advierte: “el problema es que siempre llegan a nosotros”.

“En Argentina usar ftalatos está prohibido desde 1999 en chupetes y juguetes para menores de 3 años. Pero la regulación sólo alcanza productos que usarán los niños, no envases de alimentos, fragancias, champúes... ni muchísimos otros”, resalta Bonilla.

La investigación

Cuenta que cuando empezó a analizar los ftalatos, alrededor 2000, su influencia en le fertilidad se había demostrado experimentalmente en roedores, pero no en humanos. “Las ratas madres que recibieron ftalatos tuvieron bebés machos con un pene y escroto más pequeños; sus conteos de espermatozoides fueron más bajos y su AGD era más corta”.

Para 2005 Swan y su equipo lograron un gran paso y mostrarlo en humanos: midieron ftalatos en la orina de mujeres embarazadas y luego la AGD de sus bebés varones. “Las asociaciones entre el desarrollo genital masculino y la exposición a ftalatos que se ven son consistentes con el síndrome de virilización incompleta relacionado con los ftalatos que se ha informado en roedores expuestos prenatalmente”, sintetiza el resumen del trabajo “Disminución de la distancia anogenital entre bebés varones con exposición prenatal a ftalatos” que el grupo publicó ese año en la revista Environmental Health Perspectives.

Para 2011 mostraron, a partir de una investigación con varones en edad universitaria que proporcionaron muestras de semen y a los que se les midió la AGD, que cuanto más corta era esta, menor era el recuento de espermatozoides.

Habían logrado establecer la cadena: un vínculo directo de los ftalatos con la AGD corta y luego de la AGD corta con un recuento bajo de espermatozoides. Estudios posteriores suyos y de colegas (2019) confirmaron la asociación.

Había que ver esa relación con la fertilidad global... Swan cuenta en la entrevista que los datos sobre fertilidad no son de ella, sino del Banco Mundial y son públicos. “El declive del recuento y de la concentración de espermatozoides -en cambio- era un dato mucho más difícil de establecer y para eso hicimos el gran metaanálisis”. Es ese metaanálisis del que hablamos al principio y que enciende las alertas: encontraron que la concentración de 99 millones de espermatozoides por mililitro que se registraba en 1973 había bajado a 47 millones en 2011. Y agrega lo que más le preocupa: no hay indicadores de que esa caída se esté deteniendo.

“No es que no haya margen: la OMS considera que 22,5 millones de espermatozoides por mililitro es el límite inferior del recuento espermático en un varón sano; lo preocupante es el marcado descenso de la cantidad de gametas masculinas en estas últimas décadas”, destaca Bonilla y recuerda que la fertilidad es “cosa de dos”. “Puede haber una mujer muy fértil que logre un embarazo con bajo recuento de espermatozoides de su pareja”, resalta.

“Ya 47 millones es bajo... y por debajo de 40 millones entraremos en el punto en el que será más difícil tener un hijo, digamos, de la manera tradicional, y necesitaremos acudir a la reproducción asistida”, señala preocupada Swan.

Ftalatos: ¿de qué hablamos?

Los ftalatos son un conjunto de más de 80 compuestos químicos utilizados en plásticos como el PVC y otros materiales que se encuentran en muchos productos de consumo. Les confieren suavidad y flexibilidad. Al no estar químicamente unidos a los plásticos, pueden desprenderse de los productos. Son alteradores endocrinos, y pueden ocupar el lugar de las hormonas, bloquear su acción y modificar su síntesis.

¿Qué hacer?

* Evitar los plásticos en contacto con alimentos, sobre todo con calor o exposiciones prolongadas. 

* Consumir dentro de los posible productos orgánicos.

* Utilizar cosmética libre ftalatos.

* Extremar las precauciones durante embarazo, lactancia y primera infancia.

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