Wifi: ¿qué es, qué lo hizo posible y cómo funciona?

Wifi: ¿qué es, qué lo hizo posible y cómo funciona?

Eslabón digital de una cadena de hallazgos científicos del siglo XIX e incluye el telégrafo, la telefonía móvil e Internet.

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Se metió en nuestra vida como la cotidiana forma de conectarnos a Internet a la distancia y lo vivimos como si estuviera allí desde siempre. Pero no: el wifi, que antes de ser sustantivo común fue una marca comercial, es producto de un largo camino.

“Lo que conocemos como wifi es un modo de comunicación digital entre dispositivos sin que estos tengan conexión por cable -explica a LA GACETA el ingeniero electrónico Miguel Cabrera, decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNT-. Y echa raíces en el telégrafo”.

Lo de digital es clave: las transmisiones tradicionales de radio y TV comunican a través de señales analógicas, o continuas. El sistema wifi comunica como “en bloquecitos”: usa sólo 0 y 1, los combina y así les da forma a los datos. “Los datos formateados digitalmente son más fáciles de comprimir para descarga rápida; de codificar para evitar errores, y de cifrar para garantizar confidencialidad”, explica Bhaskar Krishnamachari, profesor de Ingeniería Eléctrica de la Universidad del Sur de California, en un artículo publicado en The Conversation.

Los siguientes pasos

Luego de telégrafo vinieron otros avances a base de electricidad sin cables, como la radio y los teléfonos móviles... “Todos se sostienen en un hallazgo de fines del siglo XIX: los electrones que se mueven en un cable cambian de dirección periódicamente, y sucede algo ‘mágico’: los de otros cables, a la distancia, comienzan a moverse como si estuvieran conectados telepáticamente”, cuenta Krishnamachari.

El físico alemán Heinrich Hertz observó el fenómeno por primera vez, en 1887: notó que la corriente alterna (esa en la que los electrones van y vienen) del primer cable irradia una onda de radio en todas direcciones a la velocidad de la luz. Y esa onda provoca corriente alterna en los otros cables.

“Ese es el principio del funcionamiento del módem, o router, en el wifi. Y la onda de señales tiene la forma de una rosquilla, con la antena en el centro; por eso se dispersa en todas las direcciones”, explica Cabrera. La base es el misma que la del esquema clásico de comunicación: emisor, receptor, código y mensaje. Pero este es sólo un esquema, y por la red circula una maraña inmensa de información.

¿Cómo van y vienen ciertos mensajes, y no todos? Con un sistema que selecciona el código que interesa y elimina el ruido: el código “se monta” en una cierta onda electromegnética, la señal de radio. Y del ruido se encarga el módem.

“Si sólo entendemos español y en una habitación mucha gente hablara diversos idiomas, sólo captaríamos mensajes en el nuestro. Eso el wifi lo logra, por un lado, a partir de lo que se conoce como dirección IP del dispositivo, que es como su DNI -explica Cabrera-. Este le permite al módem llegar con su señal y decir ¡este es el destinatario de mi mensaje! Pero para que el módem reconozca el dispositivo hay que darle una pista de que somos nosotros: por eso le pedimos la clave al mozo del bar”. La escribimos y ¡wow!!, estamos en la red.

Parece magia, pero no; es el hallazgo de Hertz: “cuando uno busca algo en línea, los datos del dispositivo wifi se comunican a través de ondas de radio a un punto de acceso (la antena del router)”, explica Krishnamachari. Después ya sí, la información viaja por cables a un dispositivo de enlace que opera el proveedor de Internet, y de allí la consulta busca su camino por más cables hacia el servidor de Google.

Otro elemento indispensable para poder navegar es que emisor y receptor de las ondas que transportan la información se encuentren. “Lo hacen pues siguen un conjunto común de reglas, publicadas por el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos, que especifican cómo se representan los ceros y unos del la codificación mediante ondas de radio y cómo se identifican los dispositivos. También especifican un algoritmo sobre cómo y cuándo ‘hablar’”, explica Krishnamachari. Por ejemplo, siempre “escuchan” antes, para comprobar que ningún dispositivo cercano transmita y cuando hay muchos, los dispositivos hablan con menos frecuencia. “Todo sucede demasiado rápido para darse cuenta”, agrega.

“Además -explica y cierra Cabrera- la señal está modulada en una frecuencia que compartan receptores y emisores. Se eligió la de 2,4 Ghs, porque es una banda que, se acordó, no requiere el pago de licencias y sólo se utiliza para uso civil (comunicaciones, industria, etcétera) y ciudadano”.

Se eligió, sí. Porque la tecnología wifi, después de todo, es producto de un acuerdo entre empresas para coordinar la conexión de distintos dispositivos que transmiten grandes cantidades de datos a distancias cortas, utilizando ondas de radio. Y nosotros, sus clientes.

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