“Demostramos que neutraliza el virus; hay que pasar a una prueba clínica”

La doctora Cheín, titular del Immca, contó los avances de una terapia que desarrollan en base a nanoanticuerpos de llamas.

EXTRACCIÓN. Semanas después de haber inoculado a “Manchas” con una proteína del virus se sacaron sangre para purificar sus nanoanticuerpos. EXTRACCIÓN. Semanas después de haber inoculado a “Manchas” con una proteína del virus se sacaron sangre para purificar sus nanoanticuerpos. Gentileza Silvana Apichela - Ministerio de Salud Pública

Científicos tucumanos avanzan con el desarrollo de una terapia con acento bien norteño para combatir el coronavirus en base a nanoanticuerpos de llama. Al igual que con el suero equino hiperinmune desarrollado en Buenos Aires, estos anticuerpos muy pequeños se obtienen del plasma del animal inoculado con una proteína del SARS-CoV-2 creada in vitro. Pero hay diferencias: el proyecto local busca inactivar al virus en una etapa muy precoz y que su dosificación sea inhalatoria, dado que los nanobodies de los camélidos son 10 veces más pequeños que los equinos. El estudio ha arrojado resultados satisfactorios en la etapa de laboratorio y se prepara para ingresar a la fase preclínica. Lo que más entusiasma al equipo es que el desarrollo de esta tecnología de nanoanticuerpos puede ser plataforma para tratar neurodegeneraciones y células cancerosas.

La doctora Rosana Cheín, directora del Instituto de Medicina Molecular y Celular Aplicada (Immca), que depende del Sistema Provincial de Salud (Siprosa), del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) y de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), consideró que la terapia en la que trabajan es complementaria con el suero creado en Buenos Aires para pacientes críticos. “El equino es de aplicación endovenosa, cuando el paciente ya está ingresado en el hospital. En el caso nuestro son anticuerpos muchos más chiquititos, y la idea es que sean por vía inhalatoria o intranasal; es como más preventivo. No digo que sea parecido, sino que es complementario; que las dos cosas juntas pueden ser una herramienta muy eficiente”, explicó a LA GACETA.

La investigadora del Centro de Referencia para Lactobacilos (Cerela), Silvina Chaves, indicó que lo que se busca con el proyecto es inactivar al SARS-CoV-2 “en la puerta de entrada”, que serían las mucosas, para disminuir la carga viral. La doctora en Bioquímica Gabriela Perdigón consideró que para que eso ocurra se debería administrar durante los primeros cinco días de sintomatología. Cheín, a su vez, agregó que una posibilidad que se analiza es que los nanoanticuerpos se puedan nebulizar. “Es tan pequeñito que puede penetrar todos los intersticios”, detalló. Afirmó que las pruebas de laboratorio funcionaron muy bien. “Hemos podido demostrar que neutraliza el virus en cultivos celulares, ahora hay que pasar a una etapa de prueba clínica”, explicó. Las profesionales resaltaron que este suero sería de fácil administración ya que no demandaría de personal calificado.

Forman parte del proyecto unos 20 investigadores, que trabajaban hasta el año pasado en líneas investigativas divergentes (se informa por separado). Sin embargo, la covid-19 los hizo converger en el desarrollo de esta terapia con nanoanticuerpos. “Todos éramos especialistas en cosas totalmente distintas, de distintos institutos, y nos hemos juntado para hacer una línea de trabajo. Hemos llamado para pedir una mano y se han entusiasmado”, indicó Cheín. Parte del equipo ya había trabajado en el desarrollo de un kit tucumano para detectar anticuerpos de coronavirus.

“Lolo” y “Manchas”

Martín Argañaraz, miembro del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (Insibio), es uno de los investigadores que trabaja directamente con las llamas. Contó que por el momento están trabajando con dos llamas: “Lolo” y “Manchas”. A estos machos jóvenes se los inoculó con la proteína del virus purificada (Spike) para lograr una respuesta inmune. Semanas después se les extrajo sangre para purificar los nanoanticuerpos capaces de neutralizar el virus. “La idea es escalar a 10 llamas, ver cómo funciona, y después escalarlos a más animales. Se necesitan muchos animales para una buena producción”, desarrolló. Indicó que los datos que obtuvieron son muy alentadores y que, como todavía no se sabe la inmunidad que darán las vacunas, las terapias alternativas son importantes. En ese sentido resaltó que la evolución del trabajo que puedan desarrollar depende principalmente del financiamiento.

Perdigón y Chaves, a su vez, remarcaron que las llamas involucradas no sufrieron daños en las pruebas y que el Comité Institucional para el Cuidado y Uso de Animales de Laboratorio o Experimentales (Cicual) aprobó el proyecto. “Se tuvo en cuenta todo para que sea inocuo para el animal ni le produzca daños hepático o renal”, remarcó.

Desarrollo industrial

Los investigadores explicaron a este diario que, al igual como ocurrió con las vacunas contra la covid-19, para avanzar con el desarrollo del tratamiento se debe empezar con una fase preclínica, con cultivos celulares y animales de experimentación (ratas), para luego pasar a las fase clínicas: I (seguridad), II (seguridad y eficacia) y III (multicéntrica y con mayor número de voluntarios).

“Nosotros podemos llegar hasta un punto, que es el estudio preclínico. Para hacer un estudio clínico necesitamos otra envergadura de investigación que no es propia de lo que hacemos. Hay que transferir (el proyecto) o hacer una colaboración con una empresa tecnológica o farmacéutica, pero nosotros podemos llegar hasta el prototipo. El escalamiento de ese prototipo ya depende de nuestras instituciones, que puedan ser capaces de negociar con las industrias farmacéuticas”, subrayó Cheín.

Potencial médico

La directora del Immca destacó que para el inicio del proyecto fue clave la colaboración que recibieron de la firma francesa SkyBio, a cargo de Claude Burgio, y de los doctores tucumanos Raúl y Gustavo Mostoslavsky, entre otros. Consultada sobre los alcances que puede llegar a tener la plataforma que están desarrollando para covid, la doctora se expresó muy entusiasmada ya que subrayó que puede ser utilizada para otras patologías como tumores o enfermedades neurodegenerativas dado que los nanobodies son capaces de atravesar la barrera hematoencefálica.

Cheín ahondó en que los nanoanticuerpos que producen los camélidos están “de moda” para el desarrollo científico, por lo que consideró que el NOA puede ser un polo de un producto tecnológico de mucho impacto a nivel mundial. “Si las autoridades de nuestras instituciones tienen una visión clara, creo que este proyecto es tremendamente estratégico para la región, porque podemos insertarnos con un producto realmente demandando en el mundo”, remarcó.

Potencial científico en el norte: una veintena de profesionales son parte del desarrollo

Se desempeñan en instituciones que dependen del Siprosa, de la UNT o del Conicet. Tenían líneas investigativas distintas entre ellos pero, a raíz de la pandemia, no dudaron en sumergirse en el tema covid para intentar hallar una solución científica a un problema mundial.

Entre los profesionales, doctores e investigadores que forman parte del equipo se encuentran: Rosana Cheín; Benjamín Socías; Carolina Maldonado Galdeano; César Ávila; Conrrado Llapur; Diego Popler; Gabriela Perdigón; Esteban Vera Pingitore; Renato Zampini; Silvana Apichela; Silvia Cazorla; Silvina Chaves; Martín Argañaraz; Juan Manuel Núñez; Gabriela Apfelbaum; Ana Díaz; Alfredo Martín; Rodrigo Tomás Grau; Ximena Castro González; y Luciana Sari. “Creo que es poner nuestro granito de arena en toda esta situación. Poder ayudar más desde acá, en el NOA”, resumió Argañaraz.

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