¿Cómo es la labor de los médicos de alta montaña en pandemia?

Una decena de localidades, 370 familias y una población de casi 1.500 personas a cargo entre la inmensidad de los cerros tucumanos. No hay altura, sendero o río que impida a los médicos de alta montaña acceder a los lugares habitados más recónditos de la provincia en pos de atender a las comunidades que viven aisladas. La pandemia, sin embargo, alteró la frecuencia de asistencia de estos profesionales del Ministerio de Salud que realizan todo tipo de controles. En el último mes, tras el pico de contagios que obligó a reacomodar los recursos humanos, los servicios han retomado de a poco su ritmo habitual.

Carlos Rodríguez dirige el equipo de médicos que asisten a los habitantes de Anfama, El Nogalito, Chasquivil, San José de Chasquivil, Ancajuli, Ñorco, Lara (cuando se encuentra su población migrante), Las Arquitas, La Hoyada y Mala Mala. En este último paraje, los profesionales detectaron a mediados de diciembre los primeros casos de coronavirus en alta montaña desde que comenzó la pandemia, contó el director del área operativa. Tras contagiarse en Tafí del Valle, hoy ya se encuentran de alta.

En octubre, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas advirtió que algunas localidades montanas se quedaron sin cobertura médica. En diálogo con LA GACETA, Rodríguez repasó la labor que tuvieron con las comunidades durante la cuarentena. “La frecuencia habitual de visita era cada dos semanas y, luego de permanecer cuatro días, el resto del tiempo seguíamos con asistencia remota vía radial. Como en todas las dependencias del Siprosa, la emergencia sanitaria hizo que se resignara el personal. Pero siempre se mantuvieron las rotaciones y nunca se perdió la atención. Ya desde noviembre se reintegraron todos los médicos del área”, expuso.

Las primeras alertas del equipo se encendieron en abril, cuando una pareja oriunda de Anfama dio positivo en coronavirus tras haber regresado de Buenos Aires. Detectados en El Siambón, fueron uno de los primeros casos de Tucumán. “Ahí supimos que la inaccesibilidad geográfica no era ninguna barrera para el virus. Armamos un plan de contingencia con personal de Seguridad y de los CAPS”, explicó Rodríguez.

¿Cómo funcionaron esos centros en 2020? “Cuatro médicos rotaron para seguir los controles, sobre todo a embarazadas y personas con patologías crónicas. El calendario de vacunación continuó y no hubo urgencias graves”, repasó el profesional. “Mantuvimos el contacto por radio con los enfermeros que son de las comunidades y viven con ellos”, agregó.

Uno de los grandes desafíos de 2021 es reforzar el trabajo social y psicológico -dijo el médico-. En especial, tras las denuncias de abusos sexuales en alta montaña.