Por Franco Vera
13 Diciembre 2020
PARQUE AVELLANEDA. Stoppani, con un ejemplar de su libro.
Se iniciaba el nuevo milenio y la bohemia tucumana envolvió a Damián Stoppani (38). “En el Jardín de la República me formé como profesional y como persona. No conocía nada ni a nadie y me encontré con un mundo esperanzador. Soy un agradecido”, cuenta este luthier cuya historia lo llevó a los extremos del continente americano. De origen santafesino, no escogió un taller fijo para hacer su vida. El título del libro que presentó la semana pasada en su segundo hogar resume de qué se trata la aventura: “Luthería sobre ruedas. Crónicas de un viaje en el tiempo”.
Stoppani tenía 18 años cuando dejó Villa Constitución para instalarse en Tucumán. Ya formado, un viejo colectivo 911 lo convirtió en trotamundos. Lo apodó “Señor Mercedes” y hoy es su todo. “Es robusto y resistente. No me dejó tirado nunca; pude construir en él mi casa y mi taller”, relata.
En las cordilleras colombianas pasó la mayor de sus pruebas. “Intentamos esquivar un camión que venía de frente y nos incrustamos en un poste de hierro -narra el luthier-. Señor Mercedes quedó inmovilizado y bloqueaba el paso de la carretera. Extrañamente nadie se quejaba y colaboraron con nosotros”. Finalmente, la fuerza logró separar una chapa y el alivio invadió a Stoppani.
Allí estuvo presente “La Copilota”, su compañera de viaje con quien llegó hasta Alaska. También participa en las travesías Baco, su mejor amigo perruno que adoptó en Tucumán.
La pasión por el fútbol -por River en particular- le dio al luthier alegrías inmensas en los 18 países del recorrido. Tras sortear la pandemia en el desierto mexicano, recopiló sus historias en el libro que hoy lo invita a volver a viajar sin fin.
BIENVENIDOS A ALASKA.
LA ICÓNICA RUTA 66. Stoppani recorrió esa carretera en Estados Unidos.
UN TALLER MÓVIL.
EL MEJOR AMIGO PERRUNO.
DE LOS 70.
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