Un camino gradual de reconstrucción para que el rugby vuelva en Tucumán

Un camino gradual de reconstrucción para que el rugby vuelva en Tucumán

Se elaboró un esquema tentativo de competencia para 2021, un año que será de transición.

ANHELO. Volver a jugar es lo que todos quieren, pero por ahora no es posible. ANHELO. Volver a jugar es lo que todos quieren, pero por ahora no es posible. ARCHIVO LA GACETA / FOTO DE JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI

A esta altura, decir que todos los pronósticos para la vuelta a la normalidad en el rugby -y en el deporte en general- fueron demasiado optimistas ya es una obviedad. El virus sigue sacando ases de la manga, por lo que cualquier planificación sobre 2021 está sujeta a posibles cambios sobre la marcha. Sobre esa base, miembros del Consejo Directivo de la URT mantuvieron una reunión virtual con sus pares de la UAR para afinar el lápiz sobre un posible esquema competitivo nacional para la próxima temporada y, más importante aún, el enfoque con el que se recorrerá el camino de regreso hacia el rugby prepandémico. Un camino que, se debe saber, será bastante largo y estará dividido en etapas.

“Este es un proceso de recuperación del rugby”, define Marcelo Corbalán Costilla, presidente de la URT, para dejar en claro que lo que viene no deberá ser medido con las varas habituales. Será una etapa transitiva, donde las prioridades pasarán por otro lado. “Poco importará quién salga campeón y quién salga último. Seremos campeones todos si logramos tener actividad y recuperar al menos en un 80% lo que han perdido los clubes en este tiempo. Ese será el gran desafío para todos, tanto para los propios clubes como el de la Unión”, remarcó el directivo.

¿Cabe entonces esperar que 2021 sea un año normal? Por duro que suene, no. Si bien la idea es ir rearmando de a poco el rompecabezas del rugby como era hasta marzo, lo más prudente es darle a la próxima temporada el margen de ser transitiva hacia el objetivo final. Incluso con vacuna y todo. “El proceso de recuperación del rugby en general durará un par de años. Esta pandemia generó un desacomodamiento importante en todos los deportes. Por ejemplo, los menores de 15 años no tienen actividad deportiva hace más de ocho meses. Y para un chico o chica de edad, lo psicomotriz y la interacción con sus compañeros y compañeras es una base importantísima para su desarrollo”, subraya Corbalán Costilla.

Esquema tentativo

De acuerdo a la estructura tentativa de competencia consensuada entre la UAR y las Uniones provinciales, la actividad comenzaría en marzo. A diferencia de lo habitual, la protagonista principal no será la competencia regional, sino la provincial, precisamente, para evitar mayores desplazamientos y costos. Este segmento de competencia interna de clubes incluirá tanto a mayores como a juveniles, y se extendería desde el primer fin de semana de marzo hasta fines de julio. Serán 21 fechas, dentro de las cuales podría haber una o más “ventanas”. El último fin de semana de julio comenzaría la competencia regional para juveniles (hasta mediados de octubre), mientras que la de mayores se iniciaría a principios de agosto y llegaría hasta mediados de octubre. Eso sí, no habrá Torneo del Interior y Nacional de Clubes.

Lo que sí habría es una breve competencia para los seleccionados provinciales juveniles entre octubre y noviembre, con un formato similar al que se utilizó en los últimos años, con un concentrado final.

A su vez, el fin de semana del 9 de octubre se jugaría el Nacional de Clubes femenino. El último fin de semana de noviembre tendría lugar en Paraná el Seven de la República femenino (mayores y juveniles), y una semana más tarde, el masculino (mayores).

Comentarios