ALERTA. Sin justicia no hay libertad, dijeron Villalba, Sánchez y Chávez (de izquierda a derecha), junto con Rossi. ARCHIVO
Las máximas autoridades de la Iglesia católica en Tucumán, citando al fallecido y canonizado papa Juan Pablo II, refrendaron un documento en el que se hacen “eco del clamor por la justicia demasiado largamente esperada”.
El pronunciamiento del cardenal Luis Villalba; del arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez; del obispo de Concepción, Melitón Chávez; y del obispo emérito de esa diócesis, José María Rossi, lleva por nombre “Afianzar la justicia”. Además de remarcar que “es uno de los propósitos enunciados en el preámbulo de la Constitución Nacional”, los monseñores reivindicaron ese propósito como un valor comunitario imprescindible.
Balances
“Uno de los pilares del sistema republicano es el de los pesos y contrapesos, de controles recíprocos entre los poderes del Estado”, subrayaron los prelados. Esto supone -remarcaron- la independencia y libertad de los estamentos, a la vez que garantiza el bien común de los ciudadanos.
En contraste, advirtieron, “siempre el poder político tuvo la tentación de limitar al Poder Judicial, que debe ser independiente para ser más eficaz en su tarea. La sociedad necesita recuperar la confianza en la Justicia para vivir y crecer en libertad, seguridad y equidad. Y para ello es imprescindible la independencia del Poder Judicial”.
Precisamente, postularon que “la función de control de la Justicia sobre la gestión de los Poderes Ejecutivo y Legislativo requiere una auténtica transparencia e independencia”.
Meritocracia
En “Afianzar la Justicia”, justamente, los obispos también formularon críticas recomendaciones referidas a los Tribunales.
“Hace falta establecer de forma real un sistema de mérito para el acceso a los cargos en el Poder Judicial, desterrando cualquier situación de privilegio”, remarcaron.
Requirieron, además, “evitar la politización y la burocratización del Consejo Asesor de la Magistratura y del Jurado de Enjuiciamiento”, los órganos que, respectivamente, se ocupan de la selección y de la remoción de los jueces, camaristas, fiscales y defensores oficiales.
Prioridades
“Sin duda que la prioridad inmediata es generar trabajo genuino, saciar el hambre de la gente, especialmente de los niños y los ancianos; atender la salud de todos, sobre todo la de los más pobres, garantizar el acceso a una vivienda digna, dar seguridad a las familias y esperanza a los jóvenes . Pero si no se garantiza antes la seguridad jurídica, ese futuro es una utopía”, establecieron.
El documento hace hincapié en que “cada vez se hace más visible la íntima conexión que hay entre esa seguridad jurídica y la concreción de todos esos bienes que hacen a la felicidad de nuestro pueblo”.
“Sin reglas estables y previsibles, sin una Justicia independiente no es posible imaginar un mundo mejor y una convivencia social en paz”, advirtieron.
Enseñanzas
En su pronunciamiento, Villalba, Sánchez, Chávez y Rossi consideraron oportuno recordar que el papa Francisco ha anunciado la pronta beatificación de Fray Mamerto Esquiú, al que reivindicaron tanto por su testimonio de vida religiosa como por su incidencia en el ámbito político de su tiempo. Y evocaron su célebre “Sermón de la Constitución”, pronunciado el 9 de julio 1853.
“Dijo entonces: ‘…obedezcan señores. Sin sumisión no hay ley, sin ley no hay patria, no hay verdadera libertad, existen solo pasiones, desorden, anarquía, disolución, guerras y males de que Dios libre a la República Argentina, concediéndonos vivir en paz y en orden sobre la tierra… La vida y conservación del pueblo argentino dependen de que la Constitución sea un ancla pesadísima a la que esté amarrada esta nave”, rememoraron.
“Asimismo -recordaron los prelados de Tucumán-, el Episcopado Argentino, en mayo de 1981, en ‘Iglesia y Comunidad Nacional’ decía: ‘La separación de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial que la Constitución Nacional consagra deben tener vigencia permanente y efectiva, evitando la indebida injerencia de un poder en otro y favoreciendo el juego libre y el mutuo control entre sí”.
Los obispos concluyeron con una rogativa: “A todo el Pueblo de Dios le pedimos que oremos mucho para que, conscientes de la gravedad de este tiempo que vivimos, y de que ya no podemos desentendernos mirando para otro lado, trabajemos todos por la Paz y la Justicia”.
