En el taekwondo, Rueda encontró algo más que un deporte

En el taekwondo, Rueda encontró algo más que un deporte

Nacida en Ohuanta, la taekwondista comenzó practicar a los 39 años.

Paola Analía Rueda Paola Analía Rueda
07 Noviembre 2020

En su casa de Ohuanta, Paola Analía Rueda tiene dos paredes que hacen esquina llenas de diplomas. La parte de arriba de su cristalero cumple una función que no le corresponde: exhibir los trofeos que obtuvo. Ella, a los 39 años, decidió ser taekwondista. Hoy, con 41, reconoce que el motivo de practicar el arte marcial no fue tanto por lo deportivo. “El taekwondo me hizo recapacitar y me ayudó mucho. Pude defenderme en varias ocasiones”, reconoció la mamá de Alexis y Nazarena.

Tres años después de practicar taekwondo ITF (no olímpico), Rueda pudo evitar que le robaran. Los asaltos tuvieron el status de “intentos” porque ella empleó lo que aprendió en el deporte evitar que le sustrajeran sus pertenencias. Antes de eso, vivió situaciones de vida en las que también requería alguna forma de defensa, pero no la tenía. Situaciones que generaron heridas físicas y mentales que el taekwondo la ayudó a superar. “A los 10 años fui abusada por mis primos hermanos. Mi marido me golpeaba. Fue después de que me divorcié de él que vi en un Facebook lo que era el taekwondo”, recordó. A Paola le llamó la atención un aspecto que, por su historia de vida, le ganó a lo competitivo. “Me di cuenta que era para defensa personal, para uno mismo”, contó.

Rueda se topó entonces con algo que le podría haber ahorrado mucho sufrimiento años atrás. A las órdenes de Carlos Centeno, VII Dan (Ndr.: redujo en pleno centro a un asaltante "Robó, intentó huir, y se dio de frente contra un taekwondista"), empezó con el deporte al igual que sus hijos.

Precisar qué trofeo o qué diploma es el más importante es muy difícil para Rueda. “Todos me marcaron”, opinó. Su satisfacción deportiva pasa por otra parte más que por la competencia y el ganar. “En este deporte nadie es más que nadie. Por más que yo tengo muchas medallas y diplomas”, cuenta sobre su filosofía deportiva.

Paola Analía Rueda, Nazarena y Alexis Paola Analía Rueda, Nazarena y Alexis

Todos esos conceptos y muchos más estarán en el libro que está escribiendo. Y, sin dudas, Rueda tiene material para contar. Al abuso, a los golpes por parte de su pareja, al deporte, se suma una infancia en el campo que, por elección propia, vivió con alegría bañando caballos y ordeñando vacas, entre las actividades, que más le gustaban. “Lo escribo desde el año pasado para dejarle a mis hijos. Yo sé qué es la vida, he vivido muchas cosas”, define sobre sí misma.

Por su condición de enfermera auxiliar que colabora en el Hospital Padilla, Rueda podrá poner un capítulo especial por la pandemia. “Yo sé que esto va a pasar”, afirmó. “Pero la gente debe hacer caso”, dice en tono de advertencia, pero a la vez de consejo. Sobre el mundo del virus, como personal del área de la salud, Rueda afirma que hay falta de insumos y datos que no son del todo fidedignos.

Su vida se intensificó más de lo que ya lo era, entre el hospital, los pacientes que cuida a domicilio y las responsabilidades del negocio familiar que incluye forrajería, ferretería y comestibles, estos dos últimos son su medio de vida, la taekwondista no abandonó nada durante la pandemia. “Entreno lunes, miércoles y viernes, desde las 19 hasta las 21.30”, contó Rueda que despierta a las 4 y se acuesta a la una.

No es que la dama esté pensando en volver a competir y ganar algún torneo, como podría ser la intención de alguna colega. No, su objetivo deportivo tiene otro destino. “Es un sueño que quiero cumplir: voy a poner un gimnasio en mi casa para enseñarles taekwondo, sin cobrarles nada, a los chicos”, cerró Rueda.

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