Copa Liga Profesional: enemigos íntimos de una guerra declarada

Copa Liga Profesional: enemigos íntimos de una guerra declarada

La Liga vs. River, un partido postergado y una presentación bajo protesta mañana, con Banfield.

IGUAL TRABAJÓ EN EL RIVER CAMP. Ayer, el plantel “millonario” hizo fútbol en el ahora polémico predio de Ezeiza. IGUAL TRABAJÓ EN EL RIVER CAMP. Ayer, el plantel “millonario” hizo fútbol en el ahora polémico predio de Ezeiza. CARP

“Se le otorga al Club Atlético River Plate un plazo improrrogable hasta el día 01/11/2020 a las 20 para que comunique un estadio habilitado para competencias de Primera división donde oficiará como local para el encuentro con Banfield, bajo apercibimiento de ser pasible de las sanciones previstas en los reglamentos vigentes”.

A buen entendedor, pocas palabras. Pero el club de Núñez se puso en modo “a mí no me apura nada ni nadie” y no respondió, esperando infructuosamente una mediación de la AFA. Como no llegó, a última hora recién comunicó que va a jugar, pero bajo protesta.

La guerra de comunicaciones que hubo en las últimas horas entre la Liga Profesional y River puso blanco sobre negro a una situación que viene siendo insostenible en sus modos y en sus formas. Una parte hizo uso de su derecho como organizadora de la competencia. Otra, su derecho como participante protagónico. Pero asumiendo una postura intransigente, casi cercana al capricho.

La LPF le prohibió el sábado al equipo de Marcelo Gallardo que juegue los partidos de local en su predio de Ezeiza, llamado River Camp (el estadio Monumental está en obras). La razón: se trata de un predio de entrenamiento, algo que tira abajo la búsqueda de la Liga de vender lo mejor posible el producto “fútbol argentino”.

“Muchos clubes de Primera a lo largo de la historia han debido cambiar de estadio, por las más diversas razones, y en todos los casos han optado por los habilitados para la disputa de esta categoría”, indicó una parte del comunicado de la Liga. Las canchas de Independiente, Vélez y Huracán asomaron en un primer momento como alternativas posibles, pero River se cerró durante horas en querer jugar en su predio de Ezeiza. Ese al cual el propio presidente de la AFA, Claudio Tapia le dio el visto bueno, con visita incluida.

Finalmente, el lugar elegido por la dirigencia “millonaria” para hacer de local mañana desde las 21 ante el “Taladro” fue el “Libertadores de América”, el estadio donde recibe a sus rivales en la Copa Libertadores. El arreglo no precisó cifras (se habla de US$60.000), pero el alquiler servirá para bajar un poco más la deuda del “Rojo” por el pase del defensor Alexander Barboza. Horas antes, el propio Banfield había acercado una idea: jugar este partido en su cancha y enrocar la condición de local en la vuelta. Quedó sólo en eso.

En el medio, surgió otro tema: como los hisopados que se hacen los jugadores tienen un plazo, el que se hizo para el juego que debía hacerse anoche no iba a tener efecto para mañana. Y no iba a haber tiempo para hacerse otro control. ¿Cómo harán con esto? Silencio.

Esta determinación, la de jugar, sin embargo no tapa las escandalosas alternativas del nuevo eslabón de una cadena que viene chirriando desde hace mucho tiempo, con la AFA haciéndose la desentendida.

Este tira y afloja supone la legitimación de un rumor insistentemente repetido en los últimos días sobre que River, en sociedad con Boca, hicieron valer su condición de “grandes” ante Tapia para reclamarle protagonismo total en la toma de decisiones. Ambos clubes se habrían mostrado cansados por tener que escuchar planteos y por tener que repartir ingresos con clubes que, en los papeles, no tienen un peso específico que les haga frente. Y, entre otras cosas -como volver al torneo de Primera de 20 equipos-, también manifestaron su intención de que la experiencia de la Liga Profesional no tenga continuidad más allá de 2021.

Hay una guerra declarada entre enemigos íntimos. Y más batallas por venir, en campos diversos.

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