Reporte Rural: langosta, problema de todos que exige unidad

Reporte Rural: langosta, problema de todos que exige unidad

Esta semana se detectaron en la región dos mangas de la plaga. Cuando explota demográficamente, no distingue fincas de ciudades. A raíz de ello, el exitoso trabajo conjunto entre el Senasa, otros organismos del Estado y el sector productivo debe mantenerse. El Gobierno tiene que flexibilizar las restricciones por la covid-19, para que técnicos puedan movilizarse.

Nuevamente la aparición de mangas de langostas en la región NOA movilizó al sector productivo y a los organismos fitosanitarios y de producción de diversas provincias, que se juntaron para trabajar con el objetivo de disminuir la densidad poblacional de estos insectos y evitar que los daños que puedan generar en cultivos y en pasturas sean mayores.

A los efectos negativos que causaron en los cultivos las heladas y la sequía -que aún afecta, a pesar de las lluvias de esta semana- se sumaron los ataques de langostas que se movilizan por toda la región.

Las mangas están formadas por individuos de la Langosta Sudamericana (Schistocerca cancellata Serville), que representó históricamente el mayor problema agropecuario de nuestro país; en especial, durante el siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, cuando se registraron grandes pérdidas económicas a raíz de los graves daños en diversos cultivos.

Después de muchos años durante los cuales no se visualizaban las mangas, en 2015 se produjo una explosión demográfica sin precedentes en los últimos 60 años. Desde entonces, esta plaga transfronteriza, ha migrado por Argentina, por Bolivia y por Paraguay.

Desde aquel año a la fecha su presencia se dio en 10 provincias argentinas y en territorios de estos dos países limítrofes.

La plaga apareció en Salta, en Jujuy, en Chaco, en Formosa, en Catamarca, en Santiago del Estero, en La Rioja, en Córdoba, en Santa Fe y en Tucumán. Se movilizó sobre una superficie de más de 7 millones de hectáreas y atacó cultivos, montes o pasturas donde se asentó.

Debido a ello el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) declaró la Emergencia Nacional de Langosta en Argentina.

Este organismo, que coordina el Programa Nacional de Langostas y Tucuras en nuestro país, comunica de manera permanente cual es la situación en la región por donde se mueven las mangas, con la colaboración del sector productivo y de otros estamentos del Estado.

De manera permanente, el Senasa pide al sector productivo y a la población en general que avisen y que alerten sobre la presencia de los insectos, para que los técnicos que trabajan conjuntamente con las provincias y los productores puedan actuar.

Lo que está pasando con las mangas muestra que cuando estos insectos explotan demográficamente no respetan fincas, ciudades, pueblos, accidentes geográficos, fronteras nacionales o límites provinciales; y el problema pasa a ser de todos.

Las restricciones de transito que origina la covid-19 entre las jurisdicciones provinciales deben flexibilizarse, para que los técnicos y los productores que trabajan y colaboran en el seguimiento y control de estos insectos tengan más libertad de movimiento y de acción.

El tiempo pasa y las mangas siguen moviéndose y ocasionando daños, por lo que las acciones de control deben continuar.

Resulta muy importante recalcar que el Estado y el sector privado siguen trabajando mancomunadamente en todo lo que respecta al seguimiento, monitoreo y control de los insectos. Estos continúan en la región, y la lucha para disminuir su densidad poblacional debe mantenerse.

Para cuidar todos los aspectos de una aplicación el Senasa y la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) desarrollaron una guía de recomendaciones para el control de langostas y tucuras con productos fitosanitarios. El objetivo es que toda persona que realiza el control lo haga acorde a las normas vigentes y pueda cumplir con un uso responsable de fitosanitarios para el control de estas plagas, evitando daños a técnicos y operarios, pero también a pobladores, a insectos benéficos y, por supuesto, al ambiente.

Cuando una plaga afecta a diversos sectores y las consecuencias pueden llegar a ser graves, la acción conjunta y la unión de esfuerzos priman por sobre cualquier necesidad individual; y el personal que trabaja en estas acciones lo hace a consciencia, sin que importe el clima o si es de día o de noche.

Los técnicos del Senasa y de otros organismos del Estado, y el sector productivo demuestran que la acción conjunta tiene buenos resultados.

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