Oncología: la biopsia líquida es una ayuda para la sobrevida de pacientes

Oncología: la biopsia líquida es una ayuda para la sobrevida de pacientes

Se hace en sangre y se busca ADN tumoral. Se usa especialmente en cáncer de colon y de pulmón, para poder dirigir ciertas terapias.

NO INVASIVA Y PREDICTIVA. La biopsia líquida permite el seguimiento de tumores con sólo un pinchazo.  NO INVASIVA Y PREDICTIVA. La biopsia líquida permite el seguimiento de tumores con sólo un pinchazo.

Lo que hace unos pocos años en oncología era llamado “el futuro” ya está aquí. Y uno de los problemas que se presentaban hasta no hace mucho ya está resuelto: las obras sociales lo cubren. Se trata de la biopsia líquida, una técnica que permite conocer, a partir de una muestra de sangre, si el ADN de las células de ciertos tumores se modifica.

“Esta información es muy útil para poder ir eligiendo diferentes tratamientos para cada paciente, permitiendo lo que se denomina medicina personalizada o de precisión”, cuenta Guillermo Méndez, jefe de Oncología del Hospital de Gastroenterología ‘Carlos B. Udaondo’ y de la Fundación Favaloro.

Y es fundamental el avance: en algunos tipos de cáncer, especialmente los de colon o de pulmón, esos tratamientos se relacionan específicamente con mutaciones conocidas de ciertos tumores. “Lograr establecer el tipo preciso de terapia dirigida que mejor encaja para cada paciente de acuerdo con el estadio y con el tipo de mutación genética de su enfermedad contribuye a extender la sobrevida de una forma absolutamente impensada hasta no hace muchos años”, añade Méndez.

“Desde que se logró descifrar el genoma humano, los avances en biología molecular han sido inmensos y muy veloces -explica por su parte a LA GACETA el oncólogo tucumano Juan José Zarbá, jefe del Servicio de Oncología del Centro de Salud (que por la pandemia se trasladó el hospital Néstor Kirchner)-, y la biopsia líquida es uno de ellos”. “Hay que pensar que el cáncer es dinámico, crece, muta y, si puede, se disemina -agrega-. Las mutaciones obligan a modificar los esquemas terapéuticos y así mejorar la sobrevida. Eso hace de la biopsia líquida una herramienta fundamental: permite seguirle el rastro al tumor para frenarlo con la herramienta indicada”. Y -no es un dato menor- brinda información igual de precisa que una biopsia de tejidos, en mucho menor tiempo y con menores costos, resalta.

Cómo funciona

Para el paciente que está en tratamiento, el procedimiento es una simple extracción de sangre como para un análisis clásico de laboratorio. Pero lo que se busca en ella es totalmente diferente: se llama ADN circulante.

“Como todas, las células tumorales mueren; y fue clave descubrir que cuando eso ocurre, restos de su ADN se vuelcan a la sangre” explica Zarbá, que es además miembro de la comisión directiva de la Asociación Argentina de Oncología Clínica. “Cada tumor tiene su ADN; es como un código de barras: único para él -agrega-. Cuando un tumor se extirpa se hace una biopsia de tejido y se obtiene su ADN”.

Para monitorear el tratamiento hacen falta nuevas biospias cada tanto. “Entonces, la posibilidad de buscar el ADN en la sangre nos permite saber si el tumor se quitó totalmente (si no hay ADN, no hay tumor) y también cómo reacciona el paciente a los tratamientos, sin tener que apelar a nuevas intervenciones invasivas”, explica.

“Esto impacta en la calidad de vida del paciente. Es uno de los motivos por los que la biopsia líquida se utiliza cada vez más, sobre todo en tipos de cáncer en los que la biopsia de tejido suele ser muy invasiva”, destaca por su parte Méndez.

“Además, la muestra del ADN tumoral que se obtiene de la sangre es una muestra purificada y ampliada- agrega Zarbá-. No da falsos positivos, y además permite detectar temprano lo que se llama enfermedad residual mínima (la pequeña cantidad de células cancerosas que permanecen en el cuerpo después del tratamiento) y monitorear si aparecen mutaciones, algo fundamental, porque estas predicen la posibilidad de resistencia”.

Cuándo es viable

Eso que era el futuro está disponible en el presente, y en Tucumán, pero todavía no se puede aplicar para todos los casos. No por la técnica en sí -explica Zarbá-, sino porque el tipo de cáncer que se presenta tiene que ser “drogable”, es decir, que se haya descubierto para las mutaciones del ADN tumoral lo que se llama drogas de blanco específico (ese blanco es la mutación) o dirigidas. “Por eso por ahora se usa casi exclusivamente para controlar tumores de colon o de pulmón, pero también hay ya disponibles terapias dirigidas para algunas mutaciones de tumores de tiroides -resalta-. En todos estos casos, conociendo la genética de los tumores se puede hacer coincidir la estrategia terapéutica con sus características moleculares específicas”.

Ademas, en pacientes con la enfermedad avanzada se puede seleccionar líneas sucesivas de tratamiento. “Por ejemplo, en el caso del cáncer colorrectal avanzado, cuando el tumor se ha expandido a otras áreas del cuerpo, es fundamental conocer si se encuentra mutado o no el oncogén RAS. Si no mutó (lo que sucede en cerca de la mitad de los pacientes) se puede bloquear con drogas que se conocen como ‘de blanco específico o dirigidas’ y frenar el desarrollo del tumor”, informa Zarbá.

“Otro ejemplo: en los casos del cáncer de pulmón llamado de células no pequeñas (CPCNP), que representa cerca del 85 % de los tumores pulmonares, se puede buscar en sangre la mutación EGFR, presente en aproximadamente el 10 % de estos pacientes a; también la mutación de un gen llamado ALK, que no es tan frecuente (5% de los CPCNP), pero para los que hay disponibles terapias dirigidas”, explica, y agrega: “encontrar las mutaciones es posible; la clave ahora es hallar más tratamientos”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios