Cardenales saldó una vieja deuda del rugby tucumano

Cardenales saldó una vieja deuda del rugby tucumano

Hace cinco años, se convirtió en el primer club de la provincia en ganar el Torneo del Interior.

HISTÓRICO. Arriba, Germán Rodríguez lidera el ataque de Cardenales. Abajo, el esperado “piletazo” de campeón, por primera vez en el TDI. la gaceta / fotos de hector peralta HISTÓRICO. Arriba, Germán Rodríguez lidera el ataque de Cardenales. Abajo, el esperado “piletazo” de campeón, por primera vez en el TDI. la gaceta / fotos de hector peralta

Durante mucho, mucho tiempo, la poblada galería de trofeos del rugby tucumano adoleció de tres ausencias: el Torneo del Interior, el Nacional de Clubes y el Seven de la República. De esas deudas, dos se saldaron en los últimos cinco años. En 2017, los Naranjas se trajeron por primera vez el trofeo de Paraná, pero ya dos años antes Cardenales se había encargado de la otra, la del Torneo del Interior, abriendo camino y demostrando que el rugby de la provincia se merecía largamente ese lugar de privilegio.

Por lógica estadística, debió suceder mucho antes. Hasta 2012, siete de las 11 finales disputadas habían sido protagonizadas por un equipo tucumano, todas con el mismo resultado: el subcampeonato. Dos veces lo había acariciado Universitario (2002 y 2009), una vez Los Tarcos (2004) y nada menos que cuatro veces Cardenales (2001, 2003, 2010 y 2012).

Finalmente, el maleficio se rompió en 2015, ya bajo un nuevo formato, con los 16 mejores equipos del interior agrupados en una Zona Campeonato y los segundos mejores 16 en la Zona Ascenso. Conducido por los entrenadores Flavio Miguel, Mariano Odstrcil y Pablo Varela, Cardenales pasó sin problemas la fase clasificatoria, derrotando a Sociedad Sportiva (40-11), a La Tablada (36-12) y a Los Tordos (28-15). Ya en cuartos de final, vapuleó a Mar del Plata Club (48-19), eliminó a Huirapuca en semifinales (26-15) y en la final volvió a encontrarse con el duro Los Tordos. Esta vez, en Silvano Bores al 800.

“Fue palo y palo. Durísimo”, recuerda Francisco Granata. Es que más allá del buen rugby que había llevado a los mendocinos a la final, Cardenales pagó sus indisciplinas en el segundo tiempo con tres amarillas, teniendo que defenderse con dos hombres menos durante los últimos 10 minutos. Un esfuerzo titánico de los “purpurados”, que les permitió sostener la ventaja obtenida gracias a los tries de Germán Rodríguez y Mauro Gelsi, y las patadas de Granata. Los Tordos atacó por todos lados, pero no hubo caso: “Nales” se impuso 26-16.

“Teníamos una mochila pesada por las cuatro finales perdidas, que para colmo habían sido bastante ajustadas. Y si bien en 2015 ya había cambiado el formato, ganar ese torneo fue un desahogo y una alegría enorme para el club, con el plus de ser el primer equipo tucumano en hacerlo”, destaca Germán Rodríguez.

“Era algo que Cardenales venía buscando hacía mucho tiempo. En particular este grupo. Veníamos jugando hace mucho juntos, éramos muy amigos y nos había tocado jugar varias finales. Por eso, para ese torneo nos habíamos propuesto no pensar más allá, sólo ir partido a partido, creciendo, buscando nuestro mejor juego y apoyándonos en el corazón. Era un gran equipo, una década única para Cardenales”, magnifica Granata, cuya efectividad en los tiros a los palos resultó fundamental: 16 puntos con el pie anotó el fullback.

A partir de entonces, se abrieron las puertas para Tucumán: al año siguiente Los Tarcos se hizo con la corona del interior. “Dimos ese pasito para demostrar que Tucumán tenía con qué. Nos sacamos un gran peso de encima, no se podía creer que se nos hubiera negado tantas veces. Realmente, fue algo hermoso, de esas cosas que se te quedan grabadas para siempre. Y fue lindo haber podido compartirlas con los que entraron a la cancha y con los que no, con el staff y con todos los que nos acompañaban”, subraya Granata.

Ahora, la única deuda pendiente es el Nacional de Clubes. Pero sólo por ahora...

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