Festival Tucumán Cine: un filme que escarba la vida de Bernardo Kehoe

Festival Tucumán Cine: un filme que escarba la vida de Bernardo Kehoe

Un pintor, actor y cantante que fue obligado a cambiar de color. La carga poética en un documental. Sus obras y el histrionismo.

“EL CISNE EQUIVOCADO”. El filme cuenta la historia de Bernardo Kehoe, que tuvo que exiliarse para sobrevivir. “EL CISNE EQUIVOCADO”. El filme cuenta la historia de Bernardo Kehoe, que tuvo que exiliarse para sobrevivir.

Exultante se escucha su voz por el teléfono y confiesa que está en un momento estelar, contentísimo. “Anoche (por el lunes) estuvimos viendo el estreno on line de la película que escarba sobre mi existencia”, cuenta Bernardo Kehoe durante una entrevista con LA GACETA. ¿Cómo surgió todo ese proyecto? “Por estas mujeres que quizá encontraron algo interesante en mi vida, y lo poetizaron”, responde.

Se refiere a las directoras Andrea Morasso y Lucila Frank, autoras de “El cisne equivocado”, que tiene su vida como protagonista y que se repone hoy en el Festival Tucumán Cine Gerardo Vallejo, en la competencia Argentina para óperas primas y segundas producciones. Está disponible en www.tucumancine.gob.ar.

Kehoe vivió distintos exilios: ser artista y homosexual en el Tucumán presentado como “sepulcro de la subversión”, fue una posición de riesgo. Cuando estudiaba en la actual Facultad de Artes, tuvo que cambiar el color rojo por el blanco, al pintar en los caballetes “Primera comunión”. En esos años 70 participó en una acción colectiva que taparon bustos desnudos prohibidos en el patio del exconvento ubicado en Bolívar al 700. Dice que sufrió la discriminación por ser alumno del maestro Ezequiel Linares.

Había un mundo ajeno que lo amenazaba: en la casa, en los estudios, en las calles. También en el teatro: cuando asumió el papel de “mariquita” en la obra “Torquemada”, tuvo que aguantar un secuestro de algunas horas en las puertas de La Cosechera. No eran tiempos de dictadura: en mayo de 1984 ya estaba instalada la “democracia” en el país.

Después de eso, se marchó a Buenos Aires.

Tiene distintas profesiones. “No fue difícil para mí: fui varias cosas sin ser esquizofrénico. Estudiaba psicología, teatro, arte y todo lo que tenga que ver con lo audiovisual. Ahora canto además, y subo shows (los ‘cuarenshows’)”, afirma. Basta observar su expresionismo en el rostro y en sus gestos. Esa carga poética y hasta una buena dosis de glamour, como en sus pinturas y en los numerosos retratos y autorretratos realizados en grandes formatos.

El documental cuenta la historia de Kehoe; fue grabado en paisajes de esta ciudad pero fundamentalmente en Buenos Aires, en su casa en el barrio de Palermo. Es el artista en primera persona, son los recortes periodísticos que hablan de los 70 y de parte de los 80. De un pasado que parece no haberse ido del todo.

A la frase “escarbar la existencia”, le continúa: “habría algo interesante en mi vida y las directoras se dedicaron a poetizar en este documental”, describe.

El histrionismo del artista no es un dato menor. “En un primer momento pensaba cómo debía actuar sobre mí y dudaba, hasta que me dejé llevar por las indicaciones de las directoras. Histrionismo sí, porque todo a veces es tan falsamente serio; creo que habría que ser más generoso entre nosotros, ser más divertidos”, sostiene. Y agrega exaltado, apasionado: “más allá del ego, hay algo acá, hay brasas en las plantas de mis pies”. En “El cisne equivocado” una imagen, una pintura recorre su obra. La de “La dolce vita”. Reconoce abiertamente su amor por Federico Fellini, Pedro Almodóvar y otros autores, pero también admira a cineastas jóvenes como Ezequiel Radusky.

Recorrido

En un momento de la conversación, Frank cuenta que la producción inicia el recorrido por diferentes festivales nacionales e internacionales, y espera ser estrenada en salas en 2021. “La película nació en Tucumán. Las primeras escenas se tomaron ahí. A Bernardo lo conozco desde 2006, tomaba clases de pintura, lo que coincidió con mis primeros trabajos en cine”, manifiesta la cineasta, que ya dirigió al artista en otra realización, “Modelo vivo”. “Se trata de hablar de la dictadura de otro modo y no caer en el lugar común”, añade a modo de explicación de algunas imágenes del filme.

La historia de Kehoe es parte de una realidad provinciana: no fue el único artista que tuvo que exhiliarse. Años antes ya lo había hecho el director de teatro Víctor García.

“El cisne equivocado”, precisamente, es el título de una de sus pinturas. En ella, aparece un retrato del artista tucumano entre dos gallos.

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